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Cómo acertar con la cosecha

RawData usa la inteligencia artificial para asesorar sobre la mejor fecha de la recolección e ingresa 700.000 euros

RawData
Albert Duaigües, a la izquierda, y David Olmo, fundadores de RawData.

Si los agricultores tuvieran una bola de cristal, la mayoría coincidiría en hacerle dos preguntas clave: ¿Cuándo estará lista la cosecha? ¿Qué volumen traerá este año? El momento óptimo de maduración de frutas y verduras o la cantidad que se recogerá son las variables más complejas de pronosticar en el campo porque dependen de muchos aspectos que escapan de la mano del agricultor. Esos factores son los que el equipo de RawData, precisamente, analiza con inteligencia artificial para hacer sus predicciones. Es solo uno de los servicios más demandados por los 2.500 usuarios de esta start-up, cuya facturación alcanzó los 700.000 euros este año, y que también facilita otras herramientas como el fichaje en el campo o el cuaderno de campo digital con el objetivo de mejorar los números de las empresas agrarias.

La compañía arrancó en la universidad. Nació como un Trabajo de Fin de Máster (TFM) de Albert Duaigües y David Olmo, que se habían conocido precisamente durante sus estudios especializados en big data en Barcelona en 2017. Ambos proceden de familias relacionadas con la agricultura y sabían que uno de los grandes retos del campo es anticipar el volumen de producción y maduración de cada cosecha. Apostaron por ese tema para su tesis. Los resultados fueron prometedores y en 2018 crearon RawData. En 2019 llegaron los primeros ingresos, pero también el momento en el que entendieron que buena parte de las empresas agrarias a las que se ofrecían se encontraban aún en fases primarias de digitalización.

“Vimos que la propuesta aportaba valor, pero no era el momento”, señala Duaigües. Pivotaron y, sin dejar de ofrecer ese servicio, se enfocaron en desarrollar una plataforma integral que permitiese a las compañías digitalizar toda su operativa. Mientras lo hacían, les invitaron a participar en un proyecto que se enfrentaba a otro reto habitual en el sector. “En momentos puntuales necesitan muchísimos trabajadores. Y, a veces, a quienes contratan desde los despachos no son finalmente quienes van a trabajar. Se genera una suplantación de identidad inesperada y eso puede crear inseguridad y problemas con la inspección de trabajo”, explica el emprendedor. Desarrollaron una herramienta que, a través de reconocimiento facial, también funcionó bien. De paso, acompañaron a la utilidad con información a tiempo real, para saber en qué finca está en cada momento el trabajador o qué tarea está haciendo, además de su control horario.

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