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Innovación inteligente para atacar el cáncer en España

Diferentes expertos analizan en un evento organizado por EL PAÍS y Johnson & Johnson los progresos y desarrollos en el manejo de las neoplasias hematológicas

De izquierda a derecha, Marta González Novo, presentadora del coloquio, Begoña Barragán, presidenta del grupo español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), José Ángel Hernández, jefe de Sección de Hematología en Hospital Universitario Infanta Leonor y María Victoria Mateos, presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
De izquierda a derecha, Marta González Novo, presentadora del coloquio, Begoña Barragán, presidenta del grupo español de Pacientes con Cáncer (GEPAC), José Ángel Hernández, jefe de Sección de Hematología en Hospital Universitario Infanta Leonor y María Victoria Mateos, presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).JUAN BARBOSA

El dato es estremecedor. El cáncer es la segunda causa de muerte en Europa. Cada año se detecta a 2,6 millones de personas con esta enfermedad y acaba con la vida de otros 1,2 millones. Solo es superada por los padecimientos cardiovasculares. Y entre la variedad de tumores que hay, los hematológicos están entre los más diagnosticados. Estos últimos son incurables, pero, al igual que sucede con otras enfermedades sanguíneas como el VIH o la hepatitis C, los avances tecnológicos y la innovación están marcando el camino hacia su cronificación e incluso, en algunos casos, hacia su cura. Sobre todo en España, que tras Estados Unidos, se ubica como la segunda nación con mayor número de ensayos clínicos en marcha.

“España ha sido siempre un país prioritario para las compañías farmacéuticas para introducir, casi de la mano con EE UU, los nuevos fármacos”, explicó la Dra. María Victoria Mateos, presidenta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH). Durante el encuentro Hacia la cronificación de los cánceres de la sangre: innovación y cercanía al paciente, organizado por EL PAÍS y Johnson & Johnson, la experta indicó que los ensayos que aquí se realizan se hacen en sus etapas más precoces, a diferencia de lo que sucedía hace una década. “Eso quiere decir que tenemos muchas más opciones terapéuticas para ofrecer a los pacientes que están fases avanzadas de la enfermedad”, destacó Mateos. En 2022, en el país se hicieron más de 900 ensayos clínicos, superando los niveles prepandémicos, según la Encuesta sobre Actividades de I+D que elabora Farmaindustria.

La industria farmacéutica impulsa el 86% de los ensayos, que se inclinan fuertemente hacia la lucha contra el cáncer, con más de un tercio del total (328), enfocados en medicamentos para combatir esta enfermedad. “En general, los pacientes tratados bajo el paraguas del ensayo clínico tienen mejores resultados en salud, supervivencia, toxicidad y calidad de vida”, resaltó el Dr. José Ángel Hernández, jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Infanta Leonor. Hoy, los nuevos enfoques terapéuticos, sobre todo los ligados a los cánceres hematológicos, ya no requieren de quimioterapia y por ende están libres de algunos efectos secundarios como, por ejemplo, la disminución de las defensas, los problemas infecciosos y la alopecia. “Todavía queda un camino por recorrer, pero estamos en un punto crucial y creo que vamos a poder seguir avanzando en los próximos años”, dijo.

Más efectividad

Este avance se nota a pie de calle. A Begoña Barragán le diagnosticaron un linfoma hace 22 años. El avance de los ensayos clínicos le han dado esperanza a lo largo de este tiempo. Hoy, su padecimiento se ha cronificado. “Estoy aquí. Y es la prueba evidente de que estos cánceres se cronifican o se curan, podríamos decir”, resaltó. “Ahora tengo una vida normal y sin ninguna limitación. Esto es posible y cuando es posible para mí, quiero que lo sea para todos los demás”. Hoy, Barragán es la presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) y durante su participación en el evento dijo que si bien el impacto del diagnóstico de la enfermedad no ha cambiado, pues es igual de mortal que antes, lo que sí ha mutado son la expectativa de los tratamientos: más efectivos. El problema actual, reclamó, es que una vez que se ha probado la eficacia de los fármacos, estos tardan algo de tiempo en ponerse a disposición de la mayoría de los pacientes y cuando llegan, en muchas ocasiones, no se financian desde el ámbito público. “No siempre los tenemos a tiempo. Hay pacientes que fallecen esperándolos”, aseguró. “Necesitamos una aprobación rápida y sin restricciones”, destacó.

Haber alcanzado estos logros de supervivencia ha implicado atravesar diversas etapas de desarrollo. Entre ellas, un mejor conocimiento biológico y genético de los cánceres de la sangre, que, tras los ensayos clínicos, abre la puerta a la administración a terapias dirigidas innovadoras. Por ejemplo, en el caso del mieloma múltiple, el segundo cáncer en la sangre más frecuente, dos son las que sobresalen: los anticuerpos biespecíficos (fármacos que actúan en dos dianas celulares a la vez) y las terapias CAR-T (que involucra la modificación genética de las células del paciente para que después sean reintroducidas y así se logra identificar y atacar las células cancerosas). “El avance ha sido excepcional”, aseveró Mateos. “El mieloma hace 30 o 40 años era una enfermedad mortal, pero hoy se cronifica. En lo que llevamos de siglo, hemos tenido un gran avance en la innovación farmacéutica”, indicó la especialista. “La gran revolución fueron los anticuerpos monoclonales, que van dirigidos contra dianas específicas de la célula tumoral”, agregó.

Hernández, jefe de Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Infanta Leonor, dijo que a pesar de los pasos dados, aún hace falta que la población deje de mirar con recelo los ensayos clínicos. “Tenemos que incidir en la propia educación de los pacientes”, afirmó. Estas pruebas, abundó, tienen detrás años de I+D y están respaldadas por diversas investigaciones científicas. “Sigue existiendo eso de que son un conejillo de indias”, explicó Barragán. “Pero en las asociaciones ayudamos a desmontar ese mito. Porque si yo ahora estoy aquí es porque alguien en su día hizo una prueba de la cual me he beneficiado”.

El reto presente y futuro, según los expertos, radica en continuar apoyando la I+D. “Si no hay investigación, no hay crecimiento y no hay innovación. Un país que no investiga es un país que se muere”, recalcó Mateos. Un ejemplo de que España es un país puntero en este ámbito es que la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia cuenta con 17 grupos cooperativos que se dedican de la manera específica a investigar las diferentes enfermedades hematológicas. “España goza de buena salud en hematología y oncología. Somos una nación puntera en reclutar pacientes en los ensayos clínicos. Eso significa que el desarrollo o acceso de los fármacos puede hacerse de manera rápida. Lo que queremos es que después los pacientes españoles se beneficien de eso”, concluyó.

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