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MSC Cruceros coge velocidad

La empresa de transporte marítimo supera la tormenta de la covid con nuevas embarcaciones: cinco en los últimos 18 meses

MSC Cruceros
El crucero MSC Euribia llega a la ciudad de Kiel (Alemania), el pasado 10 de junio.Markus Scholz (picture alliance / Getty Images)

La gente del mar navega en aguas llenas de rituales y supersticiones. Desde que se inicia la construcción de un barco, existe la costumbre de colocar una moneda en la quilla (una estructura que va de la proa a la popa) como símbolo de buena fortuna. Después, en la inauguración de la nave, se rompe una botella de champán contra el casco para apaciguar la ira de los mares, porque, como reza un antiguo proverbio: “Barco que no haya probado vino, probará sangre”. Esta ceremonia es uno de los momentos más simbólicos para Gianni Onorato (Nápoles, 1960): “Una vez que se ha roto, estoy más tranquilo”, dice el consejero delegado de MSC (Mediterranean Shipping Company) Cruceros. “Soy un marinero e hijo de marineros, por eso esta ceremonia para mí tiene una mayor importancia”, afirma a bordo del Euribia, la nueva embarcación de la empresa que está propulsada por gas natural licuado (GNL) y que surca el mar del Norte rumbo a Copenhague.

Allí, en Dinamarca, MSC Cruceros organizó hace unas semanas un gran evento para la inauguración de su nuevo barco, el quinto que ha estrenado la empresa en 18 meses, y ha invitado a varios medios, entre ellos EL PAÍS. Todo un récord para una compañía que busca —con esta nueva nave y que completa una flota de 22 embarcaciones— subirse a la ola de recuperación que vive el sector tras el parón de la pandemia, que implicó un mazazo en sus cuentas. “La covid ha quedado en el pasado”, comenta el consejero delegado que desde 2013 lleva el timón. “En 2022, finalmente, todos nuestros barcos estuvieron al 100%. Y este año llevaremos a más de 4,1 millones de pasajeros, frente a los 2,7 millones de 2019″, explica Onorato, que recibe a EL PAÍS en el Yatch Club, la parte más exclusiva del Euribia. “Vamos a ser positivos desde el punto de vista financiero”, argumenta. “Nuestros indicadores aún no estarán al mismo nivel previo a la pandemia. Eso se logrará en 2024… si no pasa nada”.

Nadie lo vio venir

En 2019, para la firma (con sede en Ginebra, Suiza) todo iba viento en popa. El número de pasajeros que disfrutaban de sus cruceros llegaba a una marca histórica, lo cual se veía reflejado en un beneficio neto de 405 millones de euros. La firma se consolidaba así como una de las cuatro mayores del mundo (detrás de Carnival, Royal Caribbean y Norwegian). Hoy ocupa la tercera posición en la tabla, una treintena de años después de que la multimillonaria familia Aponte probara fortuna (tras su éxito en el transporte de contenedores marítimos) en los cruceros con la compra de la flota Achille Lauro, a finales de los años ochenta, y que en 1995 se convertiría en MSC Cruceros. Sin embargo, la tormenta que trajo la crisis sanitaria nadie la vio venir. “Empecé en este negocio hace casi 40 años y nunca había visto que todos los barcos estuvieran atracados de un momento a otro”, comenta Onorato. La paralización de la economía fue un duro golpe. En 2020, los clientes de la empresa descendieron hasta los 685.000, un 75% menos que un año antes, con unos ingresos que se desplomaron un 78% (hasta los 705 millones de euros), y que llevó a la compañía a números rojos, que se han arrastrado hasta alcanzar pérdidas por 1.052 millones de euros en 2022.

El año pasado, sin embargo, ya con la economía cogiendo velocidad, los ingresos de la empresa dieron un salto de gigante: se triplicaron hasta los 2.645 millones de euros. “Ahora tenemos que mejorarlos entre un 7% y un 8% para ganar el mismo beneficio [de antes de la pandemia]”, subraya Onorato. “La industria ha demostrado que es muy fuerte, muy resiliente, que cuando hay un problema le puede hacer frente”, asegura el representante de la firma privada. Los efectos persistentes de la covid-19 aún continúan afectando a los resultados financieros y la liquidez de la firma. A ello se une el conflicto armado en Ucrania, que ha derivado en un impacto significativo en el coste de financiación, de la energía y que perturba la cadena de suministro, tal y como reconoce el informe anual de la compañía. A pesar de ello, los planes de expansión avanzan con paso firme. “Nuestra estrategia no ha cambiado. Queríamos llegar a ser los líderes en el mercado europeo y ya lo somos”, reconoce Onorato, graduado en Literatura y Lenguas Extranjeras en el Instituto Oriental de Nápoles.

“Los principales mercados son Italia, Francia, España, Alemania e Inglaterra”, explica el consejero delegado. Es en estos países donde la empresa prevé un repunte importante para apuntalar sus cuentas. “Vamos a tener un récord de pasajeros… que serán entre el 30% y el 40% más que en 2019. En España, por ejemplo, somos líderes absolutos: con un 55% de cuota de mercado”, agrega. El crecimiento no ha sido espontáneo. La empresa ha aumentado sus embarcaciones. Hoy, tiene ya 22 barcos surcando el mundo entero, frente a los 17 que tenía en 2019. Dos de ellos, los más modernos, utilizan GNL para su propulsión. “El barco está listo para recibir cualquier tipo de carburante no fósil, por ejemplo, el biofuel. Lo único que falta es la disponibilidad del combustible”. Se proyecta que la flota crecerá a 29 embarcaciones para 2028. “El año próximo vamos a incrementar los barcos en Estados Unidos. Además, hemos empezado también en Asia. La idea es ir nuevamente a China. En el mercado árabe tenemos ya dos barcos”. En Rusia, donde MSC ha suspendido el servicio en 2022, debido a la invasión en Ucrania, seguirá en hibernación.

A por los millonarios

“El programa de construcción naval de MSC es muy agresivo”, confirma Alfredo Serrano, director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros en España (CLIA, por sus siglas en inglés). Además de los cruceros tradicionales, la empresa se ha lanzado al negocio del lujo con la marca Explora Journeys, que empezará a operar en septiembre y que ofrece al usuario solo suites y residencias, en lugar de cabinas convencionales, experiencias exclusivas y naves con capacidad máxima para un millar de viajeros. Mientras que una tradicional va de los 1.500 a más de 6.000, “el precio es casi tres veces superior”, dice Michael Ungerer, consejero delegado de Explora Journeys, que prevé una flota de seis barcos.

La mayoría de ellos usará GNL, con el cual esperan reducir las emisiones y sumarse así a la ola de sostenibilidad. En la industria solo hay 12 naves con esta tecnología de las más de 320 en el mercado, según la CLIA. “No es solo marketing, es un compromiso verdadero”, afirma Achille Staiano, vicepresidente de venta de MSC Cruises, frente a una centena de turoperadores que se han dado cita en el Euribia para su inauguración, en la que no se ha escatimado y que ha sido amadrinada por la actriz italiana Sophia Loren y amenizada por el DJ Bob Sinclar. La confianza en el futuro coge velocidad de crucero. “Nuestros barcos están llenos”, arguye Onorato. “En 2024 lo haremos mucho mejor que este año. Y Euribia es un gran paso en nuestros objetivos”, concluye.

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