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Moderna tiene un gran plan para España

“Es un país estratégico”, dice Juan Carlos Gil, responsable de la farmacéutica, que invertirá 500 millones este año

Juan Carlos Gil
Juan Carlos Gil fotografiado en Madrid en julio.JUAN BARBOSA

Juan Carlos Gil (Madrid, 53 años) desenfunda el bolígrafo, abre la libreta y en cinco minutos da una explicación, con dibujo incluido, de cómo funcionan las entrañas del ARN mensajero (ARNm). La empresa que dirige, la estadounidense Moderna, y la tecnología de su vacuna (que ha salvado a millones de personas de los efectos que provoca la covid-19) se expande por España a toda velocidad. “Aquí se van a producir las vacunas o los productos con tecnología ARNm que sean necesarios para la demanda europea o los países que estén más cerca”. Este año, invertirá 500 millones de euros en el país. De la mano de la farmacéutica española Rovi, la firma pretende aumentar su capacidad de fabricación en las instalaciones en Madrid, de donde han salido 500 millones de dosis, de un total de 807 millones que elaboró la compañía. Este año, desde aquí podrán entregar entre 700 y 1.000 millones más. “España para Moderna es un país estratégico, tanto en comercialización como en producción”, dice Gil.

La empresa está trabajando en la integración vertical de su negocio en el país. No solo quiere enfocarse en el proceso de producción (llenado aséptico, inspección, etiquetado y empaquetado de las dosis), que viene haciendo desde el año pasado. Su objetivo es también impulsar la producción del principio activo de la vacuna en los laboratorios que tiene Rovi en Granada. “Estamos trabajando en la apertura de un laboratorio de testing [pruebas] también aquí, en España”, recalca Gil en una entrevista con EL PAÍS. “Con el laboratorio que vamos a montar, España va a ser ahora mismo, fuera del de Estados Unidos, el hub más grande de producción que tendremos”, arguye. La inversión es de tal calado que Dan Staner, vicepresidente para Europa, Oriente Próximo y África de la empresa, fue recibido en La Moncloa por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a mediados de junio pasado.

“Moderna apostó por España por su situación geopolítica, por la capacidad de encontrar talento, por la situación del país, la seguridad que ofrece”, subraya Gil. La empresa, nacida en 2010, tiene los recursos suficientes para crecer en el continente. Con oficinas en Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido, la empresa ha ganado fama y, sobre todo, una fortuna. El año pasado (el primer ejercicio completo con la vacuna en el mercado), la firma facturó 18.500 millones de dólares frente a los 803 millones de dólares de 2020. “La salud nunca es un negocio, es una necesidad, y nosotros tenemos que dar respuesta a esas necesidades que a lo mejor no están cubiertas”, zanja el directivo, que se incorporó a la empresa hace un año.

Con un solo producto (su solución contra la covid), Moderna ha logrado hacerse un hueco entre los gigantes farmacéuticos: Pfizer, Johnson & Johnson y AstraZeneca. Hoy, la capitalización de mercado de la empresa ronda los 60.000 millones de dólares, pero en septiembre del año pasado estaba en 181.000 millones de dólares. Todo ello gracias a la vacuna, la primera en comenzar las pruebas en humanos en marzo de 2020, y que después centró su objetivo de venta en países ricos. El 75% de las dosis que produce va a naciones de ingresos altos, en donde ha levantado el vuelo. Este año, según los últimos pronósticos, la empresa podría obtener ventas por 21.000 millones de dólares.

Aumento de precios

En el verano de 2021, según una investigación del Financial Times, Pfizer (que ganó con la vacuna unos 37.000 millones de dólares en 2021) y Moderna han subido los precios de sus vacunas contra la covid-19 en los últimos contratos de suministros firmados en la Unión Europea (UE). El nuevo precio de la inyección de Pfizer fue de 19,50 euros frente a los 15,50 euros anteriores, aseguró el periódico citando partes de los contratos vistos. Mientras que la de Moderna aumentó desde 19 euros a 21 euros. “La compañía lo que ha hecho es dividir los países con respecto a la clasificación que tiene el Fondo Monetario Internacional de países con niveles de ingresos bajos, medios y altos…, y según esto ha establecido tres tipos de precios distintos”, subraya Gil. Una dosis que se paga acorde al PIB per capita de un país desarrollado, como España, por ejemplo, está ayudando a un proceso solidario para que su coste sea más accesible en otra nación con un ingreso reducido, explica.

“Los organismos internacionales [Covax, la iniciativa liderada por la OMS, Naciones Unidas y GAVI, la Alianza para las Vacunas] las están comprando a un precio completamente distinto”. ¿A qué precio? Es una incógnita. La información sobre los acuerdos a los que Moderna ha llegado con los distintos gobiernos no es pública. En octubre del año pasado, The New York Times publicó que Botsuana, Tailandia y Colombia, a los que el Banco Mundial clasifica como países de ingresos medios-altos, habían pagado entre 27 dólares y 30 dólares por cada dosis de Moderna.

“La facturación de la compañía nos ha permitido desarrollar en paralelo nuevos proyectos aplicando nuestra plataforma ARNm”, afirma Gil. La empresa ya trabaja en una cartera de productos de 50 soluciones (vacunas y medicamentos) que esperan dar respuesta a enfermedades infecciosas, inmunooncología, enfermedades raras, autoinmunes y cardiovasculares. Entre ellas están el VIH, la tuberculosis, la malaria, el chikungunya, el zika, el dengue, la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, el ébola, el MERS, el Nipah y la fiebre del valle del Rift, entre otras. Uno de sus focos principales está puesto en una nueva vacuna bivalente (en fase de aprobación por la Agencia Europea de Medicamentos), que ataca el virus original y las variantes de ómicron. “La esperanza es que esté disponible en el mercado para el próximo otoño”, abunda Gil.

—¿La empresa está preparando todo para la llegada de una cuarta o quinta dosis a la población en general?

—Seguimos investigando para trabajar en las subvariantes que puedan venir, las potenciales derivaciones. Es posible que tengamos que convivir con este virus más tiempo del que pensábamos y que sea necesario un recuerdo estacional como pasa con la gripe. Pero eso es una decisión de los epidemiólogos. Hay voces de expertos y de las administraciones en casi todas las direcciones… A lo mejor durante un tiempo, no sé bien cuánto, debemos tener una dosis de recuerdo para poder protegernos —reconoce Gil.


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