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Carteras de inversión para capear la tormenta bursátil

Los expertos aconsejan estrategias equilibradas en un entorno de gran volatilidad y advierten del riesgo de la deuda pública a plazos largos

Panel de la Bolsa de Madrid.
Panel de la Bolsa de Madrid.Ricardo Rubio (Europa Press)

Se suele decir que la repostería, a diferencia de la cocina tradicional, es una ciencia exacta. Que es una cuestión de reacciones químicas: las cantidades y el orden en el que se mezclan y calientan los distintos productos son determinantes a la hora de conseguir o no un buen pastel. Desde hace semanas, los mercados financieros están más que revueltos. Son muchos los ingredientes que se están manejando: crisis geopolítica de Ucrania, evolución de la pandemia de la covid, precios energéticos, resultados empresariales, déficits públicos, salarios y, sobre todo, inflación y tipos de interés. Los expertos tratan de encontrar la mejor receta para batir al mercado. Un grupo de ellos selecciona para Negocios los activos que incluirían en su cartera. Cada uno tiene su receta. En esta ocasión no parece existir la fórmula mágica: hay diferentes tiempos, componentes y medidas para enfrentarse a tanta incertidumbre y como mínimo preservar el patrimonio.

Mariano Arenillas, responsable de DWS para España y Portugal, reconoce que la situación es complicada y aboga por la estrategia de extremos conocida como Barbell, una especie de barra de pesas en la que en un lado se colocan los activos más “seguros” y de menor rentabilidad, y en el otro, aquellos que se estima generarán mayores rendimientos a cambio de más riesgo. Por una parte, dice Arenillas, “colocaríamos los bonos flotantes, cuya rentabilidad depende de un indicador a corto plazo tipo euríbor más un diferencial”, y en la otra, “apostaríamos por la renta variable, para la que estimamos este año no las grandes subidas de 2021 sino otras más modestas, entre el 7% y el 10%”. Se trata, a su juicio, de seleccionar acciones (o fondos de inversión centrados en ellas) que no tengan tensión en sus precios (como sucede con las tecnológicas en la actualidad), sino otras de perfil más defensivo. En este segmento, Arenillas destaca las compañías de alta rentabilidad por dividendo, las empresas de infraestructuras, las concesionarias (sus ingresos están regulados) y, por último, para riesgos medio-altos, el sector agroalimentario, con correlación positiva con las materias primas.

Bruno Ruiz de Velasco, de Natixis Investment Managers, reconoce que, en 2021, el crecimiento económico y la inflación desafiaron todos los pronósticos económicos y ahora se encuentran en niveles muy por encima de las expectativas. Desde su punto de vista, “a largo plazo, se espera que la inflación siga siendo resistente y estructural”. La pandemia, asegura, puede seguir teniendo cierto impacto sobre la cadena de suministro y el aumento de los precios de la energía se sentirá durante todo 2022. “Estamos ante el comienzo de una espiral de precios-salarios que mantendrá la presión sobre los precios”, augura. En este contexto, se muestra convencido de que los bancos centrales reducirán “gradualmente” su apoyo a las economías y adoptarán un tono más agresivo. “Los tipos de interés reales seguirán siendo negativos, pero subirán, lo que supondrá un freno para algunas clases de activos, pero no todas”. Por eso, Ruiz de Velasco cree que los sectores más cíclicos son en la actualidad los más interesantes para inversión en renta variable. Para él, los activos reales, como infraestructuras e inmobiliario, también brindan una buena cobertura y hace mención al oro, que históricamente ha sido otro de los grandes aliados para combatir la inflación al funcionar como activo refugio.

Desde MFS Investment se preguntan qué es lo que funciona bien en entornos inflacionistas crecientes. Y su respuesta es clara: “Sectores como los servicios financieros, la energía, los bancos y los valores cíclicos han funcionado históricamente mejor en entornos de mayor inflación”. La cuestión es que el propio equipo tiene claro que “nadie sabe si la inflación seguirá siendo elevada y si los tipos de interés subirán materialmente o no”. De ahí su prudencia y su recomendación de no apostar al menos por ahora por los activos de renta fija de mayor duración ni por la renta variable estadounidense con valoraciones relativamente más altas.

Cuidado con la liquidez

Lucía Gutiérrez Mellado, directora de Estrategia de JP Morgan Asset Management para España y Portugal, es algo más optimista respecto al devenir de la inflación: “Puede que esté tocando techo, aunque no volveremos a ver los niveles de los tiempos previos a la pandemia”. En este contexto deja claro que “hay que tener cuidado con la liquidez, ya que la inflación hace perder valor al dinero, y con los bonos del Estado, que pueden arrojar rendimientos negativos si suben los tipos de interés”. Tampoco son partidarios en JP Morgan de los bonos indexados, que no están, según explican, protegidos contra la inflación como a menudo se perciben. Esta experta reconoce que “la renta variable suele proteger el capital en entornos de inflación modesta”, pero cree que es importante hacer un par de advertencias al respecto. La inflación, explican, es como el chocolate: poco sabe a poco; mucho, es problemático. En este segundo caso, los bancos centrales tienden a intervenir y frenar la economía y esto afecta a los beneficios empresariales, lo que impacta en las cotizaciones. La segunda advertencia que hacen es que, con inflación, hay sectores y regiones con mejores perspectivas que otros. Así creen que se comportarán mejor los sectores cíclicos, como el financiero, el industrial, el de los materiales y el de la energía, mientras que los valores defensivos y de crecimiento pueden sufrir (entre ellos el de la tecnología). Los mercados inmobiliarios y los vinculados a infraestructuras, oportunamente seleccionados, también pueden, a su entender, constituir una buena cobertura contra la inflación.

Jaime Raga, responsable de relación con clientes de UBS AM Iberia, mantiene también una línea relativamente optimista pese a las incertidumbres actuales. “Seguimos creyendo que en el ámbito global existen buenos fundamentales de crecimiento económico y empresarial y somos conscientes de que muy probablemente se van a aprobar en los próximos meses cuatro o cinco subidas más o menos consecutivas de 25 puntos básicos en los tipos, especialmente en EE UU”. En este contexto, Raga asegura que, tal y como ellos llevan haciendo desde hace medio año, conviene “en renta fija, infraponderar bonos gubernamentales y dirigirse más a crédito a corto plazo o, incluso, para quien pueda asumir algo más de riesgo, decantarse por los bonos high yield”. En renta variable, su apuesta es claramente procíclica en sectores como el financiero y energético y ello con un sesgo claro hacia las pymes sobre todo en Europa, Japón y el Reino Unido.


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