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La interconexión del bitcoin con las Bolsas aumenta los riesgos de contagio

El Fondo Monetario Internacional advierte de que la creciente correlación entre ambas plantea problemas para la estabilidad financiera

Inversion criptomonedas
Imagen del ETF ligado al bitcoin que empezó a cotizar en la Bolsa de Nueva York, el pasado octubre.SPENCER PLATT (AFP)
Álvaro Sánchez

Sus más acérrimos defensores insisten en que el bitcoin ha llegado para acabar con el monopolio de los bancos centrales en la emisión de dinero. Pero el carácter descentralizado e independiente de la criptomoneda, tantas veces ensalzado por sus partidarios, puede estar perdiendo fuelle. Así lo estima al menos el Fondo Monetario Internacional. La entidad ha advertido de que las Bolsas y el bitcoin caminan cada vez más de la mano, esto es, sus subidas y bajadas están más correlacionadas.

Eso no quiere decir que se muevan al unísono, pero sí que sus rumbos tienden a ser más coincidentes. Por ejemplo, en los últimos 12 meses el bitcoin ha subido un 25%, mientras que el S&P 500 estadounidense lo ha hecho un 24%, y el Nasdaq, el índice tecnológico, un 23%. Es un hecho que las fronteras parecen difuminarse. El número de particulares que invierte en ambos mercados crece; el primer fondo cotizado (ETF) vinculado al bitcoin se estrenó en la Bolsa de Nueva York en octubre, donde también cotiza Coinbase, un bróker de compra y venta de criptomonedas. Además, hay empresas que han hecho de la compra de bitcoins un modo de diversificar su cartera, entre ellas el fabricante de automóviles eléctricos Tesla, del controvertido Elon Musk, el hombre más rico del mundo.

El FMI ve en esa interconexión el germen de nuevas amenazas. “La correlación de los criptoactivos con participaciones tradicionales como las acciones ha aumentado significativamente, lo que limita los beneficios percibidos de la diversificación del riesgo y aumenta el riesgo de contagio en los mercados financieros”, señala su estudio.

Es decir, el bitcoin ya no sería un valor refugio como el oro, los bonos o las divisas, más resguardados cuando la tormenta descarga sobre las Bolsas, sino parte de los que acaban empapados, algo que no sucedía de un modo tan evidente antes de la pandemia. “Esto cambió después de las extraordinarias respuestas a la crisis de los bancos centrales a comienzos de 2020. Los precios de las criptomonedas y las acciones de EE UU aumentaron en medio de condiciones financieras globales expansivas y un mayor apetito por el riesgo”, explica la investigación.

En los últimos meses, los anuncios de la Reserva Federal de que endurecería su política monetaria han sido un buen ejemplo de la tesis que defiende el FMI. Tanto las Bolsas como el bitcoin recibieron la noticia con fuertes caídas. Esa onda expansiva conjunta, al ser de mayor tamaño que si fueran por separado, resulta más potente “Nuestro análisis sugiere que los criptoactivos ya no están al margen del sistema financiero. Dada su volatilidad y valoraciones relativamente altas, su mayor movimiento conjunto pronto podría plantear riesgos para la estabilidad financiera, especialmente en países con una adopción generalizada de criptomonedas”.

La institución cree, por tanto, que los inversores en acciones tradicionales ya no pueden ignorar del todo la evolución del bitcoin si quieren proteger sus ahorros. “Una fuerte caída en los precios del bitcoin puede aumentar la aversión al riesgo de los inversores y provocar una caída en la inversión en los mercados de valores”, sostiene.

Pese a lo apuntado por el FMI, las Bolsas y el bitcoin están en momentos anímicos muy diferentes ahora mismo. Mientras las acciones estadounidenses rondan zona de máximos históricos, la criptomoneda ha perdido un tercio de su valor desde el pico de 69.000 dólares que alcanzó en noviembre. Un bitcoin se cambiaba este miércoles por casi 43.000 dólares, y su capitalización total supera los 800.000 millones de euros, similar a la de Facebook.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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