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Turismo

Canarias se pone en pie contra el turismo de masas

Unas 57.000 personas salen a la calle en las siete islas para reclamar un cambio de modelo de su motor económico. El archipiélago presenta los peores datos de España en pobreza, sanidad y acceso a la vivienda

Manifestación el sábado en Santa Cruz de Tenerife para pedir límites en el modelo turístico de masas.Foto: MIGUEL VELASCO ALMENDRAL | Vídeo: EPV
Guillermo Vega

Canarias se debate en una paradoja que se propaga por todos los destinos turísticos del mundo: hasta qué punto la que es su principal fuente de riqueza se ha convertido también en su foco de miserias. El turismo aporta más de un 35% del PIB y alimenta todo el tejido productivo del tercer destino español por número de visitantes. Pero, a la vez, son muchos ciudadanos, incluso entre ese 40% del total de trabajadores que se dedican al sector, los que se plantean si no son ya demasiados los visitantes que llegan. Esa pregunta crece en volumen con cada familia se tiene que ir de su barrio por la subida de los precios de la vivienda, cada vez que se intenta usar las urgencias hospitalarias colapsadas o con cada nuevo macroproyecto hotelero que amenaza un paisaje ya deteriorado.

Este es el panorama que eclosionó ayer en una manifestación histórica en las siete islas del archipiélago. Bajo el lema Canarias tiene un límite, 57.000 personas, según los datos de la Delegación del Gobierno, han recorrido las calles de Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Arrecife (Lanzarote), Puerto del Rosario (Fuerteventura), Valverde (El Hierro), San Sebastián de La Gomera y Santa Cruz de La Palma para reclamar medidas como una ecotasa, una moratoria de nuevos proyectos o una mayor regulación de la compra de la vivienda. Seis activistas, además, llevan desde el día 11 en huelga de hambre en La Laguna (Tenerife) exigiendo la paralización de dos proyectos turísticos en la isla.

Manifestantes contra el modelo turístico de masas, este sábado en Santa Cruz de Tenerife.
Manifestantes contra el modelo turístico de masas, este sábado en Santa Cruz de Tenerife. Alberto Valdés (EFE)

“No es turismofobia, es corruptofobia”, clamaban ayer los manifestantes. “El turismo me sube el alquiler”, proseguían, “el paraíso no se hace con cemento” y “Clavijo, escucha estamos en la lucha” ―en referencia al presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo (Coalición Canaria)―. El archipiélago, síntesis en su pequeño territorio de las externalidades que genera esta industria por todos los destinos españoles, se convirtió ayer así en el altavoz que más alto ha protestado contra un de turismo masas que no duda en hacer gala de sus cifras récord tras el socavón de la pandemia.


“Cada vez recibimos a más turistas y, sin embargo, presentamos los peores datos de pobreza y desempleo y tenemos las mayores dificultades de acceso a la vivienda”, explica uno de los portavoces de la federación de asociaciones Ben Magec-Ecologistas en Acción, Eugenio Reyes, en los días previos a la convocatoria. “Es un desastre total, también desde el punto de vista ambiental. Han reventado el sistema en un solo año de gobierno”.

Canarias cerró 2023 con una facturación turística de 22.000 millones de euros, la más alta de su historia, con más de 16 millones de visitantes. Esta es la cara brillante. Hay otra que no lo es tanto: los sueldos en las islas son los segundos más bajos del país (1.630 euros al mes de media), tiene la tercera tasa de paro más alta (16,2%, según la última EPA del INE), la segunda inflación más alta (3,5%, frente al 3,2% nacionalsegún el último dato del Instituto Nacional de Estadística) y la segunda tasa de riesgo de pobreza más alta (26,1%). Es la cuarta comunidad con el precio más alto de alquiler por metro cuadrado, y Santa Cruz de Tenerife es la segunda provincia donde más crecieron los precios en el último año, según Idealista. Este panorama ha llevado a que el Gobierno canario haya llegado, incluso, a aplaudir la protesta. En los últimos días, el presidente Fernando Clavijo, alentó que la sociedad “salga y exprese su malestar” y aceptó la necesidad de repensar el modelo y hacerse preguntas como imponer topes de turistas.

Buena parte de las recriminaciones se dirigen a la industria turística, que supone el 35,2% del PIB regional. “Este es un territorio con límites claros”, abunda Noelia Sánchez, también portavoz de Ben Magec. “Cada vez, las carreteras están más saturadas, el alquiler no para de subir, la gente que tradicionalmente vivía en un barrio se ve expulsada; los espacios naturales cada vez están más abarrotados, llenos de basura y contaminados, y todo manteniendo las tasas de pobreza y desempleo estructurales y unos servicios públicos que no mejoran”. La mayor parte de los turistas aterrizan por medio de un turopeador, empresas mayoristas que suelen ofrecer precios bajos, lo que reduce el gasto en las islas. “Sustituyamos el turismo de masas, propio del siglo XX, por el turismo cualificado”, resume Eugenio Reyes.

“Comparto el 90% de las reivindicaciones”, explica en conversación telefónica la consejera de Turismo y Empleo, Jessica de León (Partido Popular). “Pero hay que enfocar las reivindicaciones en la mala gestión que se ha hecho de los recursos naturales y entonar el mea culpa, pero no cargar contra una industria que genera puestos de trabajo y que ya está llevando a cabo una gran transformación”. Ante el éxito de la convocatoria de ayer, los empresarios han modificado su férrea defensa del modelo. El presidente de los empresarios de la provincia de Las Palmas, Pedro Ortega, incluso reconoció esta semana a la Cadena Ser que el archipiélago ha entrado en un “período de reflexión” sobre el modelo económico. “Apostamos por ir hacia un turismo regenerativo, que incide de forma especial en no generar impactos negativos en el destino”, añade Agustín Manrique de Lara, presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria.

Manifestación en Santa Cruz de Tenerife el 20 de abril para pedir un giro en el modelo turístico de masas.
Manifestación en Santa Cruz de Tenerife el 20 de abril para pedir un giro en el modelo turístico de masas. Miguel Velasco

Estas intenciones se observan con ―como mínimo― escepticismo por los convocantes. “En la pasada edición de Fitur no se hizo otra cosa que promocionar el turismo de masas”, retoma Reyes. “El sueño del Ejecutivo es llegar a los 25 millones de turistas al año. Y eso a costa de un territorio sobreexplotado. Y ahí están los proyectos en la Tejita [enclave en el sur de Tenerife donde se construye un hotel de lujo], el macroproyecto del Puertito [un complejo de apartamentos de 1.800 camas en Adeje, también en el sur de Tenerife], o cuatro nuevos hoteles en el sur de Gran Canaria”.

De nuevo replica la consejera a estas críticas. “Se ha logrado desclasificar muchísimo suelo que tenía un uso turístico y que ahora ha pasado a ser rústico”, explica, y afirma que la causa es la Ley del Suelo que aprobó en 2017 el anterior gabinete de Fernando Clavijo. “Aquellos proyectos que siguen vivos son los que tenían algún tipo de licencia. El decrecimiento es real, y se puede constatar con cifras”.

Los hoteles ya no acaparan todas las críticas por la presión que ejercen sobre el territorio. “Tenemos una enorme crisis de vivienda. El turismo vacacional urbano está arrasando con la población y con barrios enteros”, sentencia Reyes. Actualmente, hay 53.938 pisos turísticos registrados en las islas, según los datos del Ejecutivo, un 39,7% más que en noviembre de 2022. En total, hay disponibles 220.409 plazas (el conjunto de plazas hoteleras y extrahoteleras suman 363.009). “Yo ya no conozco a mis vecinos, y cada vez hay menos tiendas en la zona”. Son las palabras a pie de calle de María Suárez, una vecina del barrio de Guanarteme, la joya de la corona de los proyectos inmobiliarios en Las Palmas de Gran Canaria gracias a su situación en primera línea de playa. “La vivienda en Canarias se ha convertido es un activo financiero”, afirma Noelia Sánchez.

Canarias registró el segundo mayor incremento del precio medio de la vivienda en 2023, según los datos del INE, y está en el pelotón de cabeza en la subida del precio del alquiler, de acuerdo con el portal inmobiliario Idealista. El encarecimiento, en parte impulsado por los pisos vacacionales, los expulsa de sus barrios, y la legislación autonómica les prohíbe residir en un apartamento turístico, lo que complica la situación de los propietarios. El departamento que dirige De León hizo público a principios de mes el Anteproyecto de Ley de ordenación sostenible del uso turístico de viviendas, la norma que regulará esta actividad en las islas. Este texto supone una severa restricción para esta actividad, para la cual se exigirá una superficie mínima de 39 metros cuadrados, el permiso de la junta de vecinos o entradas separadas para los pisos superiores, entre otros requisitos. Una legislación que, según el sector, supondrá el fin de este negocio. “Es una medida que demandaban los canarios y que demandan los propietarios”, sentencia al respecto De León, que admite margen de mejora. Matiza, eso sí, que la vivienda vacacional no es la única responsable de la situación. “La ley de vivienda estatal ha sido mala para Canarias porque desprotege al propietario y ha sacado del mercado el 40% de la vivienda, que en parte se destina al vacacional”.

Manifestación en Santa Cruz de Tenerife el 20 de abril para pedir un giro en el modelo turístico de masas.
Manifestación en Santa Cruz de Tenerife el 20 de abril para pedir un giro en el modelo turístico de masas. Miguel Velasco

Una situación de presión que se suma a las penurias de una población que depende de una sola industria. “Canarias cuenta con una estructura económica muy concentrada en el turismo”, explicaba en octubre de 2020 a este periódico Gustavo Marrero, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas, Empresa y Turismo de la Universidad de La Laguna. “Este es un sector de productividad no muy alta si se compara con otros”, aclara el economista. “Por eso, los salarios son inferiores de media”. Esta baja productividad obliga, a su vez, a jornadas maratonianas. Esto se observa nítidamente en el sector de las camareras de piso. “Somos esclavas”, afirma Mónica García, presidenta de la Asociación independiente Kellys Unión Tenerife, otro de los colectivos que acudió ayer a la manifestación. “Desde noviembre hemos salido a la calle para exigir que se nos quite la sobrecarga de trabajo, porque estamos superexplotadas”.

Lo ejemplifica María (nombre ficticio). “Estoy sin deseos de ir a trabajar desde que me levanto”, se lamenta por teléfono. “Trabajamos en malas condiciones, con una sobrecarga brutal, y encima con malas actitudes. Los jefes piensan que somos lo peor de la hostelería”. Entra a trabajar en un hotel del sur de Tenerife a las 7.30 para limpiar las zonas comunes. A las 9 empieza con las habitaciones. “A cada una nos tocan unas 14, más dos o tres salidas [que requieren una limpieza más a fondo]. Es inviable. Pedimos que se haga un estudio profundo para medir los tiempos, pero las empresas se niegan”. Y sentencia: “Sin nosotras no hay turismo. Somos el principal eslabón de la cadena, pero también las peor pagadas. Y esto tiene que cambiar”.

Estas malas condiciones y la falta de vivienda están causando problemas a la hora de cubrir plazas. “Creo que la situación se puede deber a muchos factores, muchos de ellos alejados del sector y que son responsabilidad del Estado”, indica Ignacio Poladura, director general de Viajes Insular y presidente de la Asociación Canaria de Agencias de Viajes y Turoperadores. “Hay que analizar si el empresario no ofrece suficiente atractivo para que los parados se reincorporen al sector laboral”. Sentencia, en todo caso: “La causa de nuestros desequilibrios no es el turismo. Es gracias a él, de hecho, que salimos de la pobreza y nos convertimos en una sociedad próspera”.

Ayer, muchos pensaban lo contrario. “No tenemos perspectivas para vivir aquí con sueldos de miseria y alquileres por las nubes”, recalcaba en Santa Cruz de Tenerife Fátima Cabrera, estudiante de Psicología de 19 años. “Nos están expulsando de nuestra tierra y la culpa es de este modelo”. No lejos de Cabrera, cuatro ojos observaban con curiosidad el hartazgo de parte de la sociedad canaria: Lucy y Hans, un matrimonio de turistas alemanes septuagenarios procedentes de Berlín que justo habían decidido visitar la capital tinerfeña. “Espero que entiendan que no tratamos de hacer daño”, bromean. “Pero lo comprendemos: ya somos demasiados cada año”.

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Sobre la firma

Guillermo Vega
Corresponsal en Canarias y miembro del equipo de edición del diario. Trabajó en la Cadena Ser, Cinco Días y fue jefe de EL PAÍS Retina y de la sección de Tecnología. Licenciado en Ciencias de la Información, diplomado en Traducción e Interpretación y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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