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Los empleados de McDonald’s se van de fiesta en Barcelona con un concierto privado de Dua Lipa y The Killers

El gigante de las hamburgueserías congrega a 14.000 trabajadores de todo el mundo para su convención que celebra cada dos años, que cerrará en el Palau Sant Jordi con espectáculos musicales.

Apertura de puertas del Worldwide’24, la convención global que el grupo celebra cada dos años.
Apertura de puertas del Worldwide’24, la convención global que el grupo celebra cada dos años.Gianluca Battista
Dani Cordero

Si alguien tenía alguna duda de que el gigante de la comida rápida McDonald’s es un grupo transnacional, solo tenía que acudir a las puertas de la convención que el grupo de las hamburguesas celebra desde este lunes -y hasta el jueves- en Barcelona. Parecía la inauguración de unos Juegos Olímpicos: austríacos, suizos, italianos, españoles, filipinos... muchos de ellos ataviados con una chaqueta que definía claramente su nacionalidad y el característico logotipo de la marca grabado en algún lugar. Los españoles, medio discreta junto a la bandera nacional en el pecho de su chaleco azul oscuro; los filipinos, de grandes dimensiones y en dorado a la espalda de una colorida chaqueta. Había incluso quien calzaba zapatillas blancas con la letra amarilla en los laterales y el I’mlovin’it que caracteriza a la compañía impreso en la parte posterior, complementada incluso con unos calcetines ilustrados con una hamburguesa.

Eran los prolegómenos del Worldwide’24, la convención global que el grupo celebra cada dos años y que, hasta ahora, siempre se había celebrado en Estados Unidos. Se prevé la participación de unos 14.000 trabajadores, franquiciados y proveedores procedentes de todo el globo, en lo que parece mitad un acto de trabajo y mitad una gran demostración de fuerza festiva. Los cuatro días de feria finalizarán con un concierto en el Palau Sant Jordi con la actuación de Dua Lipa y The Killers. Siempre ha sido un acto a lo grande y esta vez no lo iba a ser menos. Cuando se ha celebrado en Orlando, el grupo conseguía cerrar en exclusiva el parque de atracciones de Disney World y en otros lugares (Las Vegas, Chicago o Hawaii) eran también habituales los conciertos de estrellas del momento.

Representantes de Filipinas acceden al recinto esta mañana.
Representantes de Filipinas acceden al recinto esta mañana.Gianluca Battista

Una pareja de austríacos esperan a la puerta mientras que sus tres hijos —también bien caracterizados por la prenda nacional— juegan en la explanada que da acceso al Worldwide’24. “Es medio fiesta y medio trabajo”, admitía un mexicano que trabaja en un proveedor que opera en Sudamérica, que llegaba al recinto ferial con toda la parsimonia del mundo. En su caso, no había chaqueta nacional, una cuestión reservada para los franquiciados. Estos días no espera hacer negocio, pero sí una toma de contacto con algunos de sus clientes regionales, que los tendrá concentrados en Barcelona, lo que supone un ahorro de tiempo y de traslados. Es su primera convención global y cuando es preguntado si asistirá al concierto del Sant Jordi, no duda: “Sí, claro, hay que aprovechar”. Lo mismo decía otro novato, un holandés que trabaja en una empresa de seguridad alimentaria que quiere ampliar su agenda de contactos: “Creo que todo el mundo está muy entusiasmado con que se haga aquí, especialmente en Barcelona, que es una gran ciudad para conocer a gente”.

Los medios de comunicación no pueden acceder al interior de las instalaciones: “¿Cómo? ¿Prensa? No, no, es un acto privado”, respondía una chica estadounidense que atendía en un puesto de información. Pero los veteranos del evento explicaban qué se podrá ver estos días de puertas adentro. “Al final es como una feria, pero solo de McDonald’s”, señalaba un franquiciado español que acudía junto a su mujer. Si el grupo se puede permitir un gran evento como este es por sus 23.540 millones de euros de ganancias y sus más de 40.000 restaurantes repartidos por todo el mundo. Las calles que daban al recinto eran un avispero de autocares y furgonetas del que no paraban de bajar personas, como si se tratara de otro de los grandes salones que se celebran en la ciudad.

Habrá conferencias para explicar los avances en los últimos años de esa gran hamburguesería y cuáles son sus nuevos objetivos. No faltarán dos o tres simulaciones de restaurantes donde los asistentes podrán testear productos y evaluarlos. “Mira, aquí un franquiciado como yo puede ver las novedades de planchas para hacer las hamburguesas, o de freidoras, o los programas de gestión de la plantilla. Es verdad que McDonald’s tiene un sistema cerrado, pero aquí se presentan los dos o tres modelos que están homologados por el grupo, o que se adaptan a las características técnicas de cada país”, explicaba un español que arrastra ya más de 30 años en el grupo y que, como el resto de franquiciados, tuvo que pasar por la Universidad de la Hamburguesa, el sistema de entrenamiento del grupo para sus franquiciados. “Yo tengo un máster de IESE, pero obligatoriamente tuve que hacerlo y durante un año tuve que pasar por todos los pasos de un restaurante, desde barrer a freír patatas. Y luego poner dinero, claro”, explicaba. Durante estos cuatro días tenía intención de acudir a algunas charlas sobre gestión financiera y otras cuestiones.

Un empresario chino admite tener “grandes expectativas” para conocer a gente y elevar su negocio –acompaña sus palabras con una mano que planea de forma ascendente—, dice mientras fuma un cigarrillo antes de entrar en las instalaciones. A unas decenas de metros llaman la atención los gritos y los abrazos de dos italianas que se acaban de reencontrar. El gesto, más vehemente que el de dos estadounidenses unos minutos antes, da muestra de cierto sentido familiar entre algunos de los presentes. “La secta”, lo había definido antes en tono de broma otra persona.

En una hamburguesería próxima al recinto ferial, una empleada aseguraba que se venían días de mucho trabajo y de ampliación de plantilla. Dos responsables que no acostumbran a estar apostados en la puerta admitían que algunos trabajadores tendrán que hacer alguna hora más, pero que nada especial.

Un buen despliegue de efectivos de los Mossos d’Esquadra hacía prever alguna manifestación, que no se ha producido. Para la tarde de este lunes se prevé una pequeña protesta: el reparto de confeti para lanzarlo a las puertas de los restaurantes de la marca. Esos papeles llevan impresos diferentes mensajes, entre los que se encuentran algunos efectos que se vinculan con la restauración fast food (obesidad, generación de basura, deforestación) o el gran negocio que una compañía como McDonald’s representa para fondos de inversión.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.
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