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La bajada de la inflación y la debilidad económica meten presión al BCE para bajar los tipos de interés

La institución se dispone a mantener intacto el precio del dinero, en el 4,5%

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la cumbre de ministros de Finanzas del G-20, la semana pasada en São Paulo (Brasil).
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en la cumbre de ministros de Finanzas del G-20, la semana pasada en São Paulo (Brasil).Sebastiao Moreira (EFE)
Lluís Pellicer

Fráncfort sigue en modo espera. Los analistas esperan que el Banco Central Europeo (BCE) siga sin mover ficha este jueves a pesar de la rápida bajada de la inflación y del frenazo económico de Alemania. La institución que preside Christine Lagarde se dispone a mantener de nuevo los tipos de interés en el 4,5% —y la facilidad de depósito en el 4%—, manteniendo el precio del dinero en los niveles más restrictivos de su historia. La presión del sector más heterodoxo de la autoridad monetaria todavía no logra vencer la resistencia de los halcones, partidarios de apurar al máximo antes de empezar con las rebajas. Ante esa parálisis, los mercados empiezan a pensar ya en junio como la fecha más probable para una primera bajada.

En su última comparecencia en Fráncfort, Lagarde despachó rápidamente la pregunta sobre un posible debate sobre las bajadas de tipos. “Ha habido consenso alrededor de la mesa de que es prematuro discutir sobre recortes de tipos”, sostuvo. Pero esa batalla empezó a producirse pocas horas de ese cónclave. Francia, Portugal e Italia han sido los más asertivos al plantear que las bajadas de tipos deben producirse pronto, mientras que los nórdicos abogan por esperar al verano. Este jueves el BCE contará ya con nuevas previsiones económicas sobre las que adoptar nuevas decisiones, pero por ahora los datos parecen avalar las tesis de las palomas: la inflación sigue desinflándose más rápido de lo previsto —y se sitúa ya en el 2,6% en el conjunto de la zona euro— a la vez que la locomotora alemana sigue varada, como indican los últimos datos de actividad del sector industrial de febrero.

Los inversores dan por hecho que el BCE no tocará todavía este jueves los tipos de interés. La cuestión es si esa batalla dialéctica de las últimas semanas se trasladará también a la sala. Y en caso de que se abra el debate, habrá que ver su alcance. “El Consejo de Gobierno está en este momento probablemente demasiado dividido para que ella vaya más allá de la admisión de que el debate interno ha comenzado y entable una discusión precisa sobre el calendario”, afirma Gilles Möec, economista jefe de Axa Investment Managers.

Hasta ahora, la francesa ha ido demorando la decisión con el argumento de que necesita más datos sobre las subidas salariales, que el BCE quiere ver contenidas para asegurarse de que no se produce una espiral de precios. En el cuarto trimestre del año pasado, los incrementos salariales en los países de la moneda única se situaron en el 4,46%, frente al 4,69% del periodo comprendido entre julio y septiembre, lo que indicaba una cierta contención. Pero los analistas creen que Lagarde querrá ver los datos de otro trimestre, si bien algunos miembros del consejo creen que ese dato no basta para demorar las bajadas: “Hay mucha más información, y ser dependiente de los datos no es ser dependiente de los datos salariales... No necesitamos esperar a mayo para tener esa información sobre sueldos para tener una idea de la trayectoria de la inflación”, afirmó recientemente el gobernador del Banco de Portugal, Mário Centeno, en una entrevista a Reuters.

Retirada de las ayudas

La evolución de los salarios es uno de los indicadores que está siguiendo el BCE, pero no el único. Además del IPC y la inflación subyacente, Fráncfort también observa el grado de transmisión de la política monetaria, que se estima que puede tardar entre 12 y 18 meses en trasladarse por completo a la economía real. A tenor de los datos, funciona: el crédito sigue contrayéndose a la par que se encarece. Las instituciones internacionales, precisamente, señalan que una de las causas del anémico crecimiento en la zona euro es la sensibilidad de sus empresas a las subidas de tipos de interés. Aun así, Europa por ahora ha ido esquivando la recesión, en parte por las ayudas de los gobiernos y los fondos europeos del Next Generation EU. Sin embargo, los Estados ya están retirando las medidas de alivio ante la inflación ante la caída de los precios energéticos, de modo que el apoyo del BCE puede ser clave para la zona euro.

Hasta ahora, Lagarde se ha mantenido alineada con los halcones, capitaneados por los alemanes Isabel Schnabel o Joachim Nagel, que quieren apurar al máximo antes de la bajada de tipos. Los mercados esperan, sin embargo, un cambio en el relato de la francesa en algún momento. El discurso de hoy podría sentar las bases para esa cuenta atrás en las bajadas o bien ser de nuevo un dique para contener las expectativas de los mercados. “En nuestra opinión, el Consejo de Gobierno (CG) probablemente querrá avanzar más en el proceso de desinflación antes de tener la suficiente confianza en que la inflación alcanzará el objetivo de forma sostenida y oportuna”, afirma Konstantin Veit, gestor de cartera de Pimco.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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