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El BCE advierte de que todavía “no es el momento de cantar victoria” sobre la inflación

Lagarde pide no apresurarse pese a los buenos datos a corto plazo y avisa de que volverá actuar si ve más riesgos

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante su última comparecencia en Fráncfort.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante su última comparecencia en Fráncfort.Boris Roessler (dpa/picture alliance via Getty Images)
Lluís Pellicer

Europa soltó aire con el dato de inflación del pasado mes de octubre. La subida, del 2,9%, estaba muy por debajo de lo esperado por los analistas y significaba que el Viejo Continente regresaba hacia cotas más cómodas para los banqueros centrales. Sin embargo, esa moderación se antoja insuficiente para la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. En un discurso pronunciado este martes en Berlín, la jefa del Eurobanco ha sido clara: “No es el momento de empezar a cantar victoria”. Si bien la francesa considera que la contundencia de las medidas adoptadas por la institución monetaria les permite darse tiempo para ver su eficacia, también ha advertido de que no dudarán en “volver a actuar” si ven “riesgos crecientes” de que la inflación persista por encima del objetivo del 2%.

El BCE decidió frenar en octubre las subidas de tipos después de diez alzas consecutivas que dejaron el precio del dinero en el 4,5%. La mayoría de los analistas creen que la autoridad monetaria ya no volverá a hacer nuevos movimientos y empiezan a barruntar cuándo se producirán las primeras bajadas. Por ahora, el consenso está alrededor de otoño de 2024. Pero lejos de entrar en ese debate, Lagarde ha avisado sobre el peligro que entrañan las prisas. “Debemos seguir centrados en hacer que la inflación vuelva a nuestra meta y no apresurarnos a sacar conclusiones prematuras basadas en acontecimientos de corto plazo”, ha afirmado en una jornada que llevaba el sugerente título de La inflación mata la democracia, con motivo del centenario de la reforma monetaria alemana tras el periodo de hiperinflación de comienzos de la década de 1920.

Lagarde, que ha hablado después del ministro de Finanzas Christian Lindner, ha sido rotunda con la idea de que el BCE nunca va a “transigir” con su mandato de mantener la inflación en el 2%. De ahí el golpe asestado al alza de precios con una subida de tipos del 0% al 4,5%. “Al ritmo más rápido de nuestra historia”, ha recordado la jefa del Eurobanco ante los responsables económicos de un país que ha hecho de la lucha contra la inflación su principal batalla. Pero tras la escalada, llega la meseta. Y Lagarde considera que ahora es tiempo para que la institución esté “atenta” y “centrada” en las dos grandes fuerzas que están permitiendo domesticar las dinámicas de precios: la relajación de las tarifas de la energía y de los cuellos de botella en las cadenas de distribución y la medicina aplicada por el BCE.

La inflación emergió tras el fin de los confinamientos por el incremento del precio de la energía —que se amplificó con la guerra en Ucrania— y el gran atasco global. “En su punto máximo, la energía y los alimentos representaron más de dos tercios de la inflación general en la zona del euro, a pesar de representar menos de un tercio de la cesta de la compra”, ha destacado. Sin embargo, Lagarde ha considerado que esos dos factores que “desempeñaron un papel sustancial” en el aumento de la inflación “ahora están despareciendo”, de modo que ha augurado que en los próximos meses se produzca “un mayor debilitamiento de las presiones inflacionarias generales”.

Crecimiento salarial

A la vez, el BCE ha aplicado una terapia de elevados tipos de interés para aplacar el alza de precios, cuyos efectos requieren tiempo para verse en toda su magnitud. “Ahora podemos darles algo de tiempo”, ha admitido la francesa. Sin embargo, ha recordado que no está todo hecho. Es más, sigue habiendo algunos riesgos que hay que controlar. Uno de ellos proviene de un mercado laboral muy fuerte en el que los trabajadores tienen poder de negociación. Por ahora, la jefa del Eurobanco cree que ese crecimiento salarial refleja la necesidad de “ponerse al día” tras la pérdida de poder adquisitivo. “Pero para evaluar cómo están evolucionando los salarios y si representan un riesgo para la estabilidad de precios, seguiremos de cerca una serie de acontecimientos”, ha anunciado.

En concreto, el BCE analizará si las compañías están absorbiendo las alzas salariales en sus márgenes de beneficio, lo que a juicio de Lagarde permitiría que los trabajadores recuperasen poder adquisitivo sin afectar a la inflación. Segundo, si se alivian las “rigideces” del mercado laboral. Y tercero, si las perspectivas de inflación siguen ancladas en el 2% a medio plazo. ”En otras palabras, tendremos que permanecer atentos hasta que tengamos pruebas firmes de que se dan las condiciones para que la inflación regrese de manera sostenible a nuestra meta”, ha agregado.

Lagarde ha vuelto a lanzar a los mercados el mensaje de que los tipos permanecerán en un nivel restrictivo —que enfríe la economía— durante “el tiempo que sea necesario”. “Hemos condicionado esas decisiones futuras a los datos entrantes, lo que significa que podemos actuar de nuevo si vemos riesgos crecientes de no alcanzar nuestra meta de inflación”, ha advertido Lagarde, quien ha remachado: “Aún tenemos camino por delante”.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.
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