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El BCE se dispone a frenar las subidas de tipos de interés después de diez alzas consecutivas

Los mercados esperan que Lagarde mantenga el precio del dinero en la actual cota durante meses

BCE UE
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, durante un Eurogrupo en Luxemburgo.JULIEN WARNAND (EFE)
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) se dispone a frenar el ciclo de subidas de tipos de interés después de diez subidas consecutivas en poco más de un año. La institución que preside Christine Lagarde se propone dejar el precio del dinero en el 4,5% —el 4% si se tiene en cuenta la facilidad de depósito— tras constatar que la escalada del último año empieza a dar sus frutos: el crédito se reduce, la economía se enfría y la inflación por fin empieza a ceder. Los mercados dan por hecho que el Consejo de Gobierno del BCE, que se reúne en Atenas este jueves, dejará ahora los tipos en el actual nivel durante un largo periodo de tiempo, que puede ser de incluso de un año. Solo un contratiempo, como una abrupta subida de la energía por la crisis en Oriente Próximo o un gran aumento de los sueldos, hará que el Eurobanco vaya más allá.

Después de que las actas de la última reunión del BCE revelaran que la última subida fue casi una propina, los inversores no tienen apenas dudas de que este jueves Lagarde no anunciará nuevas alzas. Sobre todo cuando la guerra de Israel en Gaza añade más incertidumbre a unas pobres previsiones económicas para Europa. Con los miembros más ortodoxos del consejo —los halcones— satisfechos con la cota a la que han llegado los tipos, Fráncfort esperará a tener varios datos clave antes de tomar una decisión. En concreto, el Eurobanco quiere ver si los sueldos se contienen por debajo de la inflación, si los márgenes de beneficio de las empresas logran absorber esas alzas y si los conflictos abiertos en Ucrania y Gaza no desatan otra crisis energética. Si nada de eso ocurre, los analistas creen que ya no habrá más subidas.

Por ahora, la debilidad de la economía europea se está traduciendo en un menor ritmo de crecimiento de los precios, que el BCE quiere dejar en el 2% en 2025. “Las empresas han comunicado una ralentización de la inflación de los precios de venta. Estas tendencias disminuyen aún más la urgencia de que el BCE suba los tipos, especialmente cuando la trayectoria descendiente de la demanda está contrarrestando las presiones inflacionistas derivadas del aumento de los costes de los insumos”, sostiene Nicolas Malagardis, de Natixis IM Solutions. En sus últimas intervenciones, los miembros del Consejo han ido coincidiendo que no ven todavía una espiral inflacionista alimentada por los salarios, puesto que estos aún no han recuperado el poder adquisitivo perdido entre 2021 y 2022.

Hasta ahí las buenas noticias para quienes estén hipotecados a tipo variable, cuyas cuotas se encarecieron de media en septiembre en 136 euros mensuales. Los mercados creen que ahora la consigna será dejar los tipos de interés en este territorio restrictivo —es decir, de enfriamiento de la actividad— el tiempo que sea necesario para acabar con la inflación. Es decir, que todavía no habrá bajadas. Los mercados apuntan a que el Eurobanco empezará a recortar tipos en primavera, pero el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que eso no llegará hasta al menos finales de 2024. De hecho, la recomendación del FMI a los bancos centrales es clara: subir tipos rápidamente ante un repunte inflacionista y mantenerse firmes en caso de que los precios cedan antes de lo esperado.

Balance del BCE

Con los tipos ya en un nivel óptimo para la mayoría de los miembros del consejo, la lupa de los mercados se traslada ahora hacia el balance del BCE. Este se ha ido reduciendo después de dejar de reinvertir los vencimientos del programa de deuda (APP, por sus siglas en inglés) y después de que la banca devolviese antes de tiempo las barras de liquidez bonificadas. Sin embargo, algunos miembros del consejo empiezan a mover ficha para ir más allá y adelantar el fin de las reinversiones del programa de deuda vinculado a la pandemia (PEPP).

El debate para acelerar la reducción de balance, no obstante, todavía no se ha abierto y amenaza con dividir de lleno al consejo. Unos, encabezados por Alemania, querrían ir más rápido en la operación. Otros, entre ellos España, prefieren mantener el PEPP como primera línea de protección en caso de que se desate una crisis de deuda soberana en los mercados. Ese instrumento puede usarse con flexibilidad, orientándolo a los países que más lo necesiten. Eso permitiría prescindir por ahora de la gran arma de fuego que tiene ahora el BCE para atajar una crisis de deuda: el Instrumento para la Protección de la Transmisión (TPI, por sus siglas en inglés). Lagarde hasta ahora ha afirmado que la reducción del balance no está entre los principales instrumentos para reducir la inflación, pero habrá que ver hasta dónde llega la presión de los halcones para abrir ese debate.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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