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La facturación de las empresas cae un 6,7% en agosto, la peor evolución en dos años y medio

Las ventas del sector privado encadenan ya cinco meses consecutivos de caídas en comparación anual

Facturación empresas
Minoristas que ya han realizado la compra de mercancías para sus negocios.PACO PUENTES
Luis Enrique Velasco

La afluencia masiva de turistas durante el verano no logra rescatar la facturación de las empresas que, por quinto mes consecutivo, se mantiene de caída. Los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y publicados este viernes señalan que las ventas descendieron un 6,7% en agosto en comparación con el mismo mes del año anterior. Todo apunta a que el impulso económico pospandemia empieza a perder fuelle: la actividad del sector privado se mantiene en retroceso desde el pasado abril, después de haber experimentado casi dos años y medios de bonanza y crecimiento.

La mayoría de los sectores incluidos en la estadística facturaron en agosto menos que un año antes. El que agrupa el suministro de energía, agua, y el saneamiento y la gestión de residuos fue, sin embargo, el que se llevó la peor parte: redujo su facturación un 38,2% durante agosto. Dentro, lo que más pesa de largo es la electricidad, que en agosto del año pasado estaba mucho más cara como consecuencia de la brutal escalada del gas. Su moderación desde entonces explica, en parte, el descenso en la facturación de estas empresas.

La actividad de las industrias extractivas y manufactureras cae un 6,2%, acusando la disminución en las exportaciones y, en menor medida, el menor ritmo de crecimiento del consumo interno. Síntomas, ambos, comunes a la mayoría de los países de la zona euro: la industria alemana continúa arrojando resultados negativos —en comparación al sólido crecimiento que la caracterizó por más de una década— y la francesa pierde fuelle a medida que su insigne industria cosmética sufre un retroceso en los nuevos pedidos.

También se contrae, aunque en menor medida, la actividad comercial, que descendió un 2,2% interanual. La llegada de turistas desde enero hasta agosto, que se encuentra a un solo punto de superar la cifra de 2019, no ha supuesto un aliciente para las ventas de los minoristas: el aumento de la actividad se ha topado, de nuevo, con el muro de la inflación, que repuntó en agosto tres décimas con respecto a la de julio.

La subida del IPC y la respuesta del BCE, en forma de subida de los tipos de interés ha mantenido a raya el consumo en este periodo. El precio de ciertos alimentos como el azúcar y el aceite alcanzó máximos durante el final del verano. Debemos tener en cuenta que el ahorro de muchos hogares se está terminando”, apunta Santiago Carbó, director de Estudios Financieros del centro de análisis de Funcas, la fundación de las cajas de ahorros.

La contracara es la hostelería y en el transporte, que a rebufo del tirón del turismo creció un 2,9% interanual. En este grupo también se incluyen los servicios de información y comunicaciones, las actividades inmobiliarias y las profesionales, científicas y técnicas.

La tendencia mensual se estanca

En su trayectoria mensual, ya corregida por estacionalidad, la facturación de las empresas también se estanca: el crecimiento fue nulo, del 0%. Deja atrás, así, el incremento del 1,1% registrado en julio y el repunte mensual del 3,3% de agosto de 2022. Por componentes, las ventas de la industria crecen un 0,7% y dan tenues señales de mejora. La actividad del comercio, al igual que la de los servicios, también se mantiene estática respecto a julio.

“Es difícil determinar cuándo el panorama empezará a cambiar”, explica Carbó. “Aún es pronto: todavía estamos sintiendo el impacto de la política monetaria y del crecimiento de los tipos de interés”. En los últimos meses, el Banco Central Europeo (BCE) ha llevado a cabo la subida de los tipos más drástica desde que hay registros, hasta llevar el precio del dinero al 4,5%. Eso ralentiza y encarece el crédito, y pesa, también, sobre el consumo de los hogares. El director de estudios financieros de Fundas también considera que el sector turístico español puede verse beneficiado por la guerra abierta en Oriente Próximo: “El conflicto en Israel, lamentablemente, puede invitar a más gente a visitar a España en lugar de acudir a las zonas que rodean la guerra, como son Egipto, Turquía y algunos países del sur del Mediterráneo”.

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