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Biden, megáfono en mano, se une a los piquetes de la huelga del motor en Míchigan: “Manteneos firmes”

“Wall Street no construyó este país, la clase media es la que lo hizo”, ha dicho el presidente

Joe Biden habla con un megáfono en mano, en el centro de distribución de General Motors en Bellville, en el condado de Wayne (Míchigan).Foto: Evan Vucci | Vídeo: EPV
Miguel Jiménez

Joe Biden se proclama el presidente más prosindicalista de la historia de Estados Unidos. Este martes ha hecho gala de ello con un acto insólito: se ha unido durante un cuarto de hora a los piquetes de la huelga del sindicato United Auto Workers (UAW) contra los Tres Grandes de Detroit: General Motors, Ford y Stellantis (que integra a Chrysler). Megáfono en mano, subido a unos palés de madera y con una gorra del sindicato, ha mostrado su apoyo a las reivindicaciones de los huelguistas: “Manteneos firmes. Os merecéis un aumento considerable y otras ventajas”, ha dicho. “Wall Street no construyó este país, la clase media construyó este país, y los sindicatos construyeron la clase media”, ha añadido, repitiendo un eslogan que usa habitualmente.

El presidente ha reconocido los sacrificios que hicieron los trabajadores cuando las compañías estaban en crisis, y ha añadido: “Ahora les va increíblemente bien. Y adivina qué: a vosotros también debería iros increíblemente bien”. Biden ha saludado a los miembros del piquete y tras departir brevemente con ellos se ha ido camino de San Francisco, donde tenía otro acto este mismo martes.

“¡Sin acuerdo no hay ruedas! ¡Sin paga, no hay piezas!”, coreaban los trabajadores a la llegada del presidente. “Este es un momento histórico: la primera vez que un presidente de Estados Unidos en ejercicio se une a los piquetes”, ha dicho el presidente de la UAW, Shawn Fain, el electricista de Chrysler convertido en líder sindical que hizo el llamamiento público a Biden para sumarse a la protesta. “Gracias, señor presidente, por venir a ponerse de pie con nosotros en nuestro momento decisivo para una generación”, ha indicado Fain, que se proclama en guerra contra la “avaricia corporativa”. “Hacemos el trabajo pesado. Hacemos el trabajo de verdad”, ha añadido.

En el duodécimo día de huelga, Biden ha visitado a los piquetes de un centro de distribución de General Motors en el condado de Wayne (Míchigan), a las afueras de Detroit. Como candidato a las primarias presidenciales de 2020, Biden se unió a los piquetes de los trabajadores de casinos en Las Vegas y del motor en Kansas City, pero no hay precedentes de un presidente en el cargo con una aparición similar.

Con su movimiento, además, se ha adelantado al expresidente Donald Trump, que planea un mitin con trabajadores sindicados en Míchigan este miércoles, coincidiendo con el segundo debate republicano de las primarias, previsto para ese día en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan en Simi Valley (California). Míchigan es uno de los Estados clave para las elecciones presidenciales de 2024.

El presidente ha sido recibido al pie de las escalerillas del Air Force One por Fain, el vicegobernador de Míchigan, Garlin Gilchrist, y tres congresistas. Una gran caravana con el despliegue de seguridad que acompaña habitualmente al presidente se ha dirigido después al centro elegido, que no había sido desvelado previamente por la Casa Blanca.

La UAW ha sido a lo largo de sus 88 años de historia el sindicato más poderoso e influyente de Estados Unidos, pero se había sumido en una era de decadencia y corrupción por la que dos de sus presidentes dieron con sus huesos en la cárcel. Fain se convirtió en marzo en el primer presidente del sindicato elegido por sufragio directo de sus afiliados. Pese al apoyo de Biden a sus reivindicaciones, la UAW, a diferencia de otros sindicatos, aún no ha pedido el apoyo para Biden en las elecciones de 2024.

Los sindicatos reclaman un nuevo convenio colectivo con fuertes subidas salariales que compensen el poder adquisitivo perdido desde la crisis financiera, además de eliminar o reformar la doble escala salarial que penaliza a los nuevos trabajadores y garantías de seguridad laboral en plena transición al coche eléctrico.

Durante el viaje a Michigan, la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, señaló que “Biden está luchando para garantizar que los coches del futuro sean fabricados en Estados Unidos por trabajadores estadounidenses sindicados en empleos bien remunerados, en lugar de ser fabricados en China”.

Trump robó a los demócratas el apoyo tradicional de buena parte de los trabajadores industriales del llamado cinturón del óxido de Estados Unidos, donde se concentra la industria pesada. Ganó a Hillary Clinton en 2016 en Míchigan, Wisconsin, Pensilvania, entre otros Estados donde el peso de los trabajadores de cuello azul tienen un peso importante, y gracias a ello logró la presidencia. Biden recuperó los tres en 2020 y, junto a Arizona, Nevada y Georgia, pueden volver a ser decisivos el año próximo. El presidente de Estados Unidos ya hizo campaña insistente con los sindicatos antes de las elecciones legislativas de la mitad de su mandato para retener el voto trabajador de esos tres Estados.

La visita de Biden no ha gustado a las empresas. El año pasado por estas fechas, Biden visitaba el Salón del Automóvil de Detroit de la mano de Mary Barra, la jefa de General Motors. Un año después, se manifiesta ante una planta de esa misma compañía. Coincidiendo con la visita de Biden, Stellantis ha defendido su oferta: “El primer día de huelga, el presidente Biden dijo que los trabajadores de la UAW ‘merecen un contrato que los sostenga a ellos y a la clase media’. Estamos de acuerdo y presentamos una oferta récord”, ha dicho a través de un comunicado. “He aquí los hechos: aumento salarial compuesto del 21,4%, incluida una subida del 10% en el momento de la ratificación, 1.000 millones de dólares en prestaciones de seguridad para la jubilación, medidas de protección contra la inflación, seguridad laboral y mucho más”, ha añadido.

Stellantis llama la atención sobre los competidores con trabajadores no sindicados, entre ellos los nuevos fabricantes de coches eléctricos, como Tesla. “Hace falta un acuerdo equilibrado que recompense justamente a nuestros trabajadores por su contribución a nuestro éxito, sin perjudicar significativamente a Stellantis frente a nuestros competidores no sindicados”, añade.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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