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La eólica y la fotovoltaica fueron en mayo las dos principales fuentes de electricidad en España por primera vez

La solar no térmica supera a la nuclear en el quinto mes del año y, junto con el viento, supusieron la mitad del consumo nacional

Un técnico, en una planta fotovoltaica en Badajoz.
Un técnico, en una planta fotovoltaica en Badajoz.
Ignacio Fariza

La eólica y la fotovoltaica, dos tecnologías renovables en las que descansan buena parte de las esperanzas de descarbonización, cerraron mayo liderando la tabla de fuentes de electricidad en España por primera vez. Los aerogeneradores aportaron 5.441 gigavatios hora (GWh), algo más del 25% del total de electricidad generada y casi el 29% del consumo nacional —una diferencia que explican las exportaciones—. Por su parte, los paneles solares inyectaron a la red 3.883 GWh, algo más del 18% de la generación total y el 20% del consumo, superando a la nuclear, algo inédito. En conjunto, por tanto, aportaron el 43% y el 29% de ambas métricas, según la cifras publicadas este viernes por Red Eléctrica de España (REE).

En 2010, las renovables se convirtieron —conjuntamente— en la primera fuente de generación eléctrica en España, aportando casi un tercio de la producción pero solo un 13% de la energía final consumida. Por aquel entonces, sin embargo, era la eólica y la hidráulica las que tiraban del carro, con un peso todavía mínimo de la fotovoltaica. 13 años después, el gran salto exponencial lo ha dado esta última tecnología, que tras unos últimos años de instalaciones récord se ha encaramado a una segunda posición en la tabla de generación, algo inimaginable hace no tanto.

Menos aún entraba en los esquemas que esta tecnología, en aquel momento incipiente, fuese a superar a los siete reactores atómicos en actividad en un mes de mayo marcado por los cielos nubosos y los chaparrones y con no tanta radiación directa. Las nucleares, sin embargo, también se han visto penalizadas por varios parones de actividad, tanto programadas (para recargar combustible) como inesperadas, por anomalías puntuales como la sucedida a mediados de mes en el reactor de Almaraz II (Cáceres).

“Es cierto que ha habido dos nucleares en recarga, pero también lo es que, a pesar de que la segunda parte de mayo ha estado bastante nublado, la fotovoltaica ha vuelto a batir un récord mensual de generación”, aquilata Xavier Cugat, project manager de este tipo de instalaciones y experto en energía. “Si no hay más paradas de mantenimiento o recarga de nucleares, no creo que la solar vaya a repetirse en lo que queda de año. Pero sí en los próximos”.

El de la eólica y la fotovoltaica como primera y segunda fuente de generación de electricidad no ha sido el único hito renovable en mayo. El pasado día 16, un martes laborable, España hizo realidad el sueño 100% renovable durante nueve horas, en las que —como adelantó este diario— la generación eólica, solar (fotovoltaica y térmica) e hidroeléctrica superó el consumo. Un patrón que se repetirá en los próximos meses, a pesar de la menor aportación de los saltos de agua, lastrados por la sequía.

La nuclear, aún por delante de la fotovoltaica en el acumulado

En el acumulado del año, sin embargo, la nuclear sigue siendo la segunda fuente de generación española, a una distancia todavía significativa de la fotovoltaica. Entre el 1 de enero y el 31 de mayo, la eólica aportó 29.169 GWh, la atómica sumó 23.097 GWh y la fotovoltaica se quedó en 14.618.

A la vista del ritmo de instalación previsto para los próximos años, con más de 1.400 proyectos de viento y —sobre todo— de sol en marcha, ambas tecnologías seguirán ganando peso en la matriz eléctrica española, frente a una nuclear estancada: no se abrirá ningún reactor más y, si se cumple el calendario actual —sujeto ahora al resultado electoral de finales de julio, con el PP y Vox mucho más favorables a esta tecnología— el goteo de cierres empezará en 2027 a razón de uno por año hasta 2030. El último reactor (Trillo, en Guadalajara) echaría definitivamente el cerrojo en 2035.

La demanda sigue a la baja

Un mes más, la demanda eléctrica nacional volvió a caer en mayo. El quinto mes del año terminó con un descenso del 4,6% en esta variable respecto al mismo mes del año anterior, una vez descontados los efectos de laboralidad y las temperaturas. En términos brutos, la caída fue del 6,3%. En el acumulado de los cinco primeros meses del año, la merma de la demanda sin corregir ronda el 4%, una cifra que se suaviza hasta el 3,6% si se ajusta por festivos y meteorología. Estos datos apuntalan una tendencia cada vez más evidente de desacoplamiento entre dos variables históricamente entrelazadas: el consumo de electricidad y el PIB.

En cuanto a los precios, mayo fue el mes más barato en el mercado eléctrico regulado (los clientes adheridos a la tarifa PVPC) desde enero, con un precio medio de 13 céntimos por kilovatio hora (KWh). Este nuevo descenso respecto a abril, aunque mínimo, responde a la mayor aportación de las renovables —mucho más económicas— y al abaratamiento del gas natural, el combustible con el que operan las centrales de cogeneración y los ciclos combinados, fundamentales para cubrir la demanda en las horas en las que las energías verdes y la nuclear no dan abasto por sí solas.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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