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El gigante del comercio online Alibaba se dispara en Bolsa pese a ganar un 59% menos

Los problemas de distribución y la ofensiva de Pekín a las tecnológicas pasa factura a la compañía, aunque logra respirar gracias a las compras en línea por los confinamientos

Una mujer delante de la oficina de Alibaba el pasado diciembre.
Una mujer delante de la oficina de Alibaba el pasado diciembre.Andy Wong (AP)

El grupo chino Alibaba ralentizó su ritmo de crecimiento y ganó un 59% menos en su último año fiscal, que terminó el pasado 31 de marzo, según consta en el informe de cuentas presentado este jueves. Las restricciones gubernamentales para frenar la covid-19 y la ofensiva lanzada por las autoridades chinas hace más de un año contra las grandes tecnológicas han tenido un efecto adverso sobre este gigante de las ventas en línea. Sin embargo, algunas de esas limitaciones han jugado a favor de la firma, que ha superado las previsiones del mercado con un aumento de sus ingresos del 9%. Si bien los cuellos de botella en la distribución han frenado su actividad, los cierres decretados por las autoridades chinas en los tres primeros meses del año han favorecido el comercio online.

Los negocios no terminan de marchar viento en popa para Alibaba. La compañía obtuvo un beneficio neto de 61.959 millones de yuanes (8.597 millones de euros) en su último año fiscal, lo que supone una caída interanual del 59%, un descenso que achaca “a las pérdidas provocadas por la disminución de los precios” de sus inversiones de capital. Las acciones de la empresa, que han perdido cerca de un tercio de su valor en lo que va de año y un 74% respecto a su máximo histórico –de 310 dólares en octubre de 2020–, se han disparado más de un 14% en Wall Street debido al optimismo que se respira del informe.

“A pesar de los desafíos generados por el entorno macroeconómico, este trimestre hemos obtenido unos resultados prósperos, con un crecimiento de los ingresos del 9% interanual (204.052 millones de yuanes, unos 28.310 millones de euros), mientras que los beneficios totales del año fiscal aumentaron un 19% interanual (853.062 millones de yuanes, unos 118.370 millones de euros)”, informó Toby Xu, director financiero del Grupo Alibaba. El director y jefe ejecutivo de la empresa añade que se ha logrado un hito histórico al superar los 1.000 de usuarios activos dentro de China y los 305 millones en el extranjero en el último trimestre.

Estos resultados no reflejan los efectos del parón derivado del confinamiento de Shanghái, iniciado a finales de marzo y que se extenderá, según el gobierno local, hasta principios de junio. El cierre de la capital financiera de China, donde también se ubica el mayor puerto de mercancías del mundo, así como la adversa coyuntura por la que atraviesan otras importantes ciudades del país, inevitablemente terminarán lastrando el rendimiento del trimestre en curso y tendrá un lógico impacto negativo al cierre del próximo año fiscal.

De hecho, si bien desde Alibaba suelen ofrecer orientación financiera, esta vez se han mostrado cautelosos, alegando dificultades para realizar previsiones en medio de tanta incertidumbre. El presente brote de ómicron ha provocado que la actividad económica china registrase en abril su mayor contracción en dos años y medio, debido a la inflexibilidad de las autoridades a la hora de aplicar su estricta política de covid cero, que implica confinamientos, pruebas masivas y cuarentenas centralizadas.

Las interrupciones de la cadena logística y la disminución del gasto de los consumidores provocaron que el mayor rival local de Alibaba, JD.com, registrase pérdidas de 416 millones de euros en el primer trimestre y que el gigante chino de los videojuegos y de las redes sociales, Tencent Holdings, informase de su peor resultado de ventas trimestrales desde que salió a bolsa en 2004.

Pero no solo la pandemia ha mermado la confianza de los inversores. Las autoridades chinas llevan dieciocho meses poniendo la lupa sobre las grandes tecnológicas, y una de las más afectadas ha sido la firma fundada por el carismático Jack Ma en 1999. Después de que Ant Group (el brazo financiero de Alibaba) viese frustrada su salida a la Bolsa de Hong Kong en noviembre de 2020 –que iba a ser la oferta pública inicial más grande de la que se tenga constancia–, en abril de 2021, Alibaba fue sancionado con una multa récord por violación de las leyes antimonopolio (2.600 millones de euros al cambio actual).

A pesar de que aquella suma de dinero no hizo mucha mella en la fortuna la compañía (solo en los tres últimos meses de 2020, la empresa había generado más de 11.000 millones de euros en beneficios), después de eso, la campaña de los reguladores para frenar el crecimiento desbocado de los poderosos sectores de la tecnología y de Internet en el gigante asiático no ha dejado de endurecerse. El pasado verano, Pekín inició una investigación sobre Didi Chuxing, la principal plataforma de transporte compartido de la nación, por presunto uso indebido de los datos de los usuarios, que terminó provocando su salida del mercado de valores estadounidense. La Administración del Ciberespacio de China, el regulador de Internet del país, que hasta ese momento no tenía ni voz ni voto en asuntos financieros, ha exigido desde entonces a todas las tecnológicas con más de un millón de usuarios que realicen una revisión de ciberseguridad antes de cotizar en el extranjero.

A raíz del caso de Didi, Estados Unidos endureció los requisitos para las empresas chinas que quieran lanzar una oferta pública inicial en la Bolsa de Nueva York y exige a las firmas de esta nación asiática aclarar de manera explícita si cuentan con el permiso del Gobierno chino para cotizar en el mercado bursátil estadounidense. Además, Washington reclama un acceso completo a los libros de cuentas de estas empresas y ha amenazado con retirarlas de la lista de no poder revisarlos, un requerimiento al que Pekín se opone por tratarse de inspección extranjera.

La cruzada de las autoridades chinas contra las tecnológicas, sin embargo, podría estar a punto de experimentar un giro de 180º. La semana pasada, el primer ministro Li Keqiang animó a las empresas del sector a cotizar en los mercados domésticos e internacionales, un paso que los analistas consideran ha dado para contrarrestar las crecientes pérdidas económicas provocadas por la pandemia. Aunque Li aseguró que el Gobierno crearía un entorno regulatorio y empresarial estable, transparente y justo para las tecnológicas y la economía digital, los expertos opinan que su discurso no devolverá la confianza de los inversores, ya que expone la falta de un enfoque a largo plazo, pues las restricciones podrían implementarse y levantarse sin previo aviso, según los antojos de Pekín.

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