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Fini deja que Berlusconi siga en el poder al prometerle su voto de confianza

El antiguo aliado del primer ministro reclama un nuevo pacto de legislatura

En su mejor versión, un Gianfranco Fini brillante, punzante y hábil devolvió ayer la perdida dignidad a la política italiana y anunció en Mirabello (norte de Italia), el pueblo donde nació su madre, su definitiva ruptura con el Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi. Fue un discurso largo, apasionado y muy institucional a la vez, lleno de retos y dardos a su ex aliado que tendrán serias consecuencias políticas.

"El PDL ya no existe, pertenece al pasado", proclamó Fini ante las aclamaciones de unos 5.000 seguidores, "el partido murió el 29 de julio [el día en que fue expulsado del partido] y ahora solo queda una Forza Italia ampliada con algunos coroneles traidores. No podemos volver a una cosa que no existe. Seguimos adelante, y no nos intimidarán con campañas infames. Nosotros somos el verdadero espíritu de ese partido".

"El Pueblo de la Libertad ya no existe", proclama el líder conservador
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A la vez que demolía el cuerpo místico del berlusconismo, criticando la "mala política de la propaganda y la campaña electoral permanente", sus "pretensiones de impunidad absoluta", y su aversión a la democracia interna -llegó a llamarle "estalinista" por haberle purgado del PDL-, Fini dejó en manos del primer ministro el futuro de la legislatura al afirmar que su grupo apoyará lealmente en el Parlamento los cinco puntos del programa-ultimátum que presentará Berlusconi, incluido "un escudo judicial que no dañe a la colectividad".

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Sus diputados y senadores apoyarán, prometió Fini, la aprobación de "un escudo judicial" para Berlusconi siempre que éste no sea retroactivo y no dañe al resto de los ciudadanos. "Creemos que Berlusconi es víctima de una persecución judicial y que es justo que pueda gobernar. Pero no aceptaremos una ley ad personam que haga saltar por los aires miles de procesos y lesione los derechos de la gente que espera justicia", dijo Fini.

El discurso, que duró 85 minutos, dejó calculadamente en el aire la proclama más esperada, la del anuncio de la fundación del nuevo partido Futuro y Libertad. Fini no citó ni una vez la palabra partido, cediendo a Berlusconi la responsabilidad de la ruptura una vez más, pero a la vez se concedió a sí mismo la alternativa como nuevo líder al llamar a los ciudadanos a apoyar a "un centro-derecha nacional, liberal, social y verdaderamente europeo".

Fini habló sin papeles ni errores, combinando la serenidad con la garra y una oratoria brillante. Al final, estaba tan agotado que le temblaban las manos y casi se desvanece. Durante muchos pasajes, sus palabras devolvieron a los italianos la vieja emoción de la política bien elaborada y capaz de implicar y de emocionar a la gente.

En el mismo escenario donde el viejo líder del Movimiento Social Italiano, Giorgio Almirante, le designó hace casi 40 años como sucesor al frente del partido fascista, Fini presentó una apuesta de modernidad y moderación para Italia, un regreso "a la política con pe mayúscula". Dejó reflexiones generales marcadas por el sentido común y varias apuestas concretas para mejorar la integración de los inmigrantes, recuperar el crecimiento de la economía (un pacto social y otro generacional, ayudas a las familias y a las pymes) y resolver los problemas de justicia (procesos de duración razonable respetando la autonomía de la magistratura). Además, reclamó un federalismo solidario y exigió una nueva ley electoral más democrática.

Pero fueron el tembleque final y el tono inequívoco y constante de su "yo acuso" contra Silvio Berlusconi, al que atacó con ironía y fiereza y sin ahorrarse diversos epítetos (príncipe, autoritario, antiliberal, represión brutal de la libertad interna...) las señales más evidentes de que el discurso era realmente histórico y abrirá una nueva era para el centro derecha italiano y para quien parecía destinado a ser el eterno segundón de Il Cavaliere.

El PDL ha durado apenas un año y medio, y su cofundador se independiza para siempre con 34 diputados y 10 senadores. Así se lo confirmó a este diario el portavoz de Futuro y Libertad para Italia (FLI), Italo Bocchino, quien subrayó que los finianos están preparados para constituir el nuevo partido antes de que acabe el año.

"Está decidido. No podemos seguir dentro del PDL porque Berlusconi no respeta la disidencia", explicó el diputado. "En esas condiciones, es inevitable la escisión". "Por responsabilidad, no debe haber elecciones anticipadas", concluyó Fini, ofreciendo a Berlusconi un pacto para terminar la legislatura en coalición con la Liga del Norte y el PDL.

No será fácil que Berlusconi acepte someterse al control de Fini. Anoche, sus colaboradores más cercanos reaccionaron al discurso pidiendo la inmediata dimisión como presidente de la Cámara de Diputados del antiguo aliado de Il Cavaliere.

Gianfranco Fini, durante el discurso pronunciado en Mirabello.
Gianfranco Fini, durante el discurso pronunciado en Mirabello.AFP

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