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Crisis mundial

El sector auxiliar del automóvil también tendrá ayudas europeas

El comisario de Industria defiende que se salve a Opel

El plan de ayudas europeas para que la industria del automóvil pueda sortear mejor la drástica caída de las matriculaciones, cuyo contenido y montante la Comisión Europea (CE) tiene previsto anunciar la próxima semana, se extenderá también a las empresas proveedoras. Las compañías automovilísticas europeas han solicitado 40.000 millones de euros.

Así lo anunció ayer el ministro de Industria, Miguel Sebastián, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, al señalar que el vicepresidente de la CE y comisario europeo de Industria, Günter Verheugen, se lo comunicó "oficialmente" el pasado martes.

"Es una buena noticia para el sector español", dijo ayer el ministro. La industria de componentes da empleo a más de 245.000 trabajadores en España y en 2007 facturó casi 33.000 millones de euros. Se enfrenta a un goteo constante de expedientes por la caída de la producción de los fabricantes. Los sindicatos estiman que por cada puesto de trabajo que se pierde en una planta de autos, se dan de baja tres entre sus suministradores.

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Pero es muy probable que no todas las empresas puedan beneficiarse del plan europeo: sólo aquellas que investiguen. Los constructores de automóviles temen que el plan se basará en créditos blandos para proyectos de I+D+i, que se canalizarán a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Y en España no hay plantas que incluyan I+D, salvo Seat. Anfac, la patronal española de los fabricantes, pide al Gobierno que España haga valer su papel como quinto accionista del BEI.

Pero Bruselas está dividida al respecto. La comisaria de Competencia, Neelie Kroes dijo el martes que la automoción no podía recibir el mismo trato que el sector financiero. Ayer, en cambio, Verheugen, alemán, abrió la puerta a las ayudas directas, al respaldar "medidas extraordinarias" para salvar a Opel. Considera que los problemas que atraviesa no son culpa suya, sino de su matriz, General Motors.

La desesperación de los gigantes de Detroit se hizo escuchar ayer en el Capitolio. Para convencer a los congresistas de que necesitan con urgencia una inyección de dinero público, los ejecutivos de GM, Ford y Chrysler recurrieron al catastrofismo, al afirmar que si una se declara en bancarrota arrastrará el resto y colapsará la economía.

"El tiempo es un lujo que no podemos permitirnos", dijo el consejero delegado de GM, Rick Wagoner, que habló de 2,5 millones de empleos en riesgo. A su lado, el de Chrysler, Robert Nardelli, advertía de que los consumidores no compran coches de marcas que pueden desaparecer. El crédito puente de 25.000 millones de dólares que solicitan podría tardar en llegar porque el Congreso lo condiciona a planes de futuro.

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