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Euskadi suma ya 3.900 testamentos vitales

El País

Un total de 3.928 ciudadanos ya han presentado un documento en el Registro Vasco de Voluntades Anticipadas con las instrucciones que el médico que les atienda en un futuro debe tener en cuenta si ellos o un familiar no pueden expresar personalmente su voluntad. La cifra de testamentos vitales fue proporcionada ayer por el consejero de Sanidad, Gabriel Inclán, en la conferencia inaugural de la jornada Cuidados Paliativos: un derecho, a la que asistieron en Bilbao unos 600 profesionales entre médicos, enfermeros, psicólogos y trabajadores sociales.

Inclán instó al personal sanitario que atiende a los enfermos terminales a que intensifiquen la difusión y el uso de este registro, al considerarlo "un derecho de la ciudadanía, especialmente en la fase final de la vida". El consejero definió los cuidados paliativos como "un derecho humano, con el que se pretende mejorar la calidad de vida del paciente terminal y de su familia, atendiendo a sus necesidades físicas y psicológicas".

El consejero recordó que el Plan de Cuidados Paliativos 2006-2009 elaborado por Osakidetza busca precisamente ofrecer un soporte emocional al paciente y a sus familiares. A mediados del año entrante, los cuidados paliativos cubrirán en los hospitales públicos vascos al 95% de la población de la comunidad autónoma, la mayor tasa de España. Inclán recordó que los mayores de 65 años, susceptibles de sufrir el mayor porcentaje de enfermedades crónicas, constituirán casi el 21% de la población en 2010.

Uno de los ponentes de la jornada, el coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Joan March-Gesma, de Palma de Mallorca, Enric Benito, habló de las necesidades espirituales y existenciales al final de la vida. Explicó que el personal sanitario puede ayudar al paciente a través del "acompañamiento compresivo y con empatía, porque al final de la vida es importante contribuir al proceso de reconciliación con la propia historia".

Benito añadió que los "aspectos sagrados" de la fase terminal son "la dignidad de la persona, su autonomía, un entorno cálido y el control de los síntomas físicos, para que la persona se sienta respetada y atendida, y así pueda afrontar sus miedos e, incluso, hacer pedagogía de la muerte para los que quedan".

Respecto a la información suministrada al paciente, Benito recordó: "Hay una fuente de información muy importante que todos tenemos y que es la propia intuición: nadie se muere sin saber que se está muriendo".

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