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Reportaje:

Una cruz en peligro

Los técnicos retirarán y restaurarán el famoso símbolo de Gaudí de la casa Bellesguard por peligro de derrumbe

Àngels Piñol

Las puertas de acceso a la casa Bellesguard, de Gaudí, estaban ayer, como siempre, abiertas y muchos curiosos, algunos con cámara en mano, entraron en los jardines para ver cómo una impresionante grúa de varios metros de altura sostiene la famosa cruz gaudiniana. El pináculo presenta unas alarmantes grietas y el viento de los últimos días ha agravado su inestabilidad. Los técnicos municipales querían retirar ayer la cruz pero, dada la debilidad de su base, han preferido esperar para garantizar al máximo la seguridad. La idea es instalar primero un andamio para operar mejor y retirar la cruz con una cesta o saco. El andamiaje permitirá, a su vez, restaurar la torre, que presenta una grieta vertical.

"Es como si un enfermo entra en urgencias y vamos cambiando el diagnóstico. Pero cada vez lo conocemos mejor. El miedo es que caiga la cruz porque la pared de abajo está muy débil", dijo Jordi Rogent, responsable del Patrimonio Histórico del Ayuntamiento. Construida a principios de siglo XX por Gaudí sobre los vestigios y restos de la antigua residencia de verano del rey Martí l'Humà, del siglo XV, la casa Bellesguard sorprende por su aspecto de espigado castillo medieval. La casa, que da nombre al campus de la Universidad Abad Oliva, está situada al pie de Collserola, con fantásticas vistas sobre Barcelona.

El edificio fue adquirido en la década de 1950 por el doctor Lluís Guilera, cuyos descendientes la siguen ocupando y cumpliendo el deseo de su antecesor: que las puertas de la casa estén abiertas para quienes deseen visitarla. Marcel Gago, uno de los habitantes, observaba ayer al mediodía como se iban los últimos técnicos que analizaron el monumento. "Si se puede restaurar todo en un mes, mejor que en dos", explicó insinuando que los propietarios deben ser quienes costeen los trabajos al tratarse de una propiedad privada. Pero la casa está catalogada como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y Rogent apuntó que el Ayuntamiento también financiará parte de la restauración. El responsable de Patrimonio vio de cerca la cruz, de entre tres y cuatro toneladas, al encaramarse a la grúa y comprobó como el trencadís está agrietado: "Pero lo importante es que hemos parado la inclinación. Cuando quitemos la cruz, tendremos menos problemas". Ahora, se aprovechará para repararla de la misma forma que otros restauradores hicieron lo propio con la salamandra del parque Güell. Pese a tener un siglo y una estructura "atrevida, muchas ventanas y paredes finas", la casa, según Rogent, no corre peligro alguno porque ha sido bien conservada. Tras agilizar los trámites con la Generalitat y de común acuerdo con los arquitectos de la familia Guilera, el Ayuntamiento quiere ir con paso firme: "Sin prisas, pero sin pausa. No nos queremos equivocar con las decisiones, aunque el enfermo está más débil de lo que pensábamos".

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