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La juez no halla la menor prueba de que Diana fuese asesinada

Al Fayed no podrá citar ante un jurado al príncipe Carlos ni a su padre si no presenta más evidencias

La juez encargada de instruir la investigación de la muerte de Diana de Gales en 1997 afirmó ayer que aún no ha visto "ni una pizca de prueba" de que la princesa fuera asesinada. Elizabeth Butler-Sloss, que la semana pasada sufrió un revolcón al obligarla el Tribunal Superior a que el caso sea decidido por un jurado, se amparó en ese argumento para impedir, si no se presentan pruebas contra ellos, que comparezcan ante el jurado el ex marido y el ex suegro de Diana, Carlos de Gales y Felipe de Edimburgo, respectivamente.

Mohamed al Fayed, padre de Dodi, el novio de Diana que también falleció, junto al chófer de ambos, Henri Paul, en el túnel del Alma de París el 31 de agosto de 1997, ganó la semana pasada su pulso jurídico contra la juez. Pero ésta, en realidad una juez ya retirada que actúa aquí en calidad de coroner -una figura judicial que examina las muertes sospechosas-, se tomó ayer cumplida venganza propinando tres revolcones a los representantes legales del multimillonario egipcio.

Butler-Sloss no sólo dio por sentado que no había pruebas de conspiración y que en esas condiciones no comparecerían los príncipes, sino que se negó a trasladar el juicio -que empezará en mayo y durará entre seis y ocho meses- a un lugar más amplio y se negó a retrasarlo seis meses, como le había pedido Al Fayed con el apoyo de los abogados de la familia de Henri Paul.

Paradójicamente, la juez alegó que el retraso "sería muy duro" para las familias, a pesar de que eran las familias de dos de los tres muertos de aquella noche los que le pedían más tiempo para preparar el caso.

La juez Elizabeth Butler-Sloss tomó esas decisiones en la vista preliminar del juicio, en el Tribunal 73 de las Reales Cortes de Justicia, celebrado ayer. Entre los asistentes estaban Mohamed al Fayed (padre de Dodi), lady Sarah McCorquodale (hermana de Diana) y el comandante Jamie Lowther-Pinkerton (secretario privado de los príncipes Guillermo y Enrique, los hijos de Diana y Carlos de Gales).

"Sería de una gran ayuda para mí si el equipo del señor Mohamed al Fayed me hiciera llegar alguna prueba en apoyo de las alegaciones que están haciendo, porque hasta el momento no he visto ni una pizca de prueba sobre ninguna de las acusaciones y para que yo pueda explorarlas, y en particular para que las pueda presentar ante el jurado, necesito alguna prueba", ironizó la juez durante la audiencia, cuando Michael Mansfield, el abogado de Al Fayed, le pidió que incluyera al príncipe Carlos y al duque de Edimburgo, esposo de la reina Isabel de Inglaterra, entre los testigos.

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Conspiración

El abogado insistió en la importancia de que declararan el ex marido y, en especial, el ex suegro de Diana, al que la princesa había acusado al menos una vez de conspirar contra ella, y la juez respondió que si había alguna prueba de la conspiración denunciada por Al Fayed, el jurado podría examinarlas, y añadió: "Si no hay pruebas que lo apoyen, mi deber es que no sea presentado ante el jurado".

"Hay evidencias", respondió Mansfield. "Me gustaría verlas", contestó la juez. "Ya las tiene", insistió el abogado. "¡Ah!", ironizó Butler-Sloss. El diálogo entre juez y abogado dejó claro que Mohamed al Fayed va a tener muchas dificultades para probar su tesis de la conspiración.

Tras la audiencia de ayer, su portavoz se quejó de la negativa de la juez a posponer el juicio. "Seis meses no es nada cuando llevamos ya casi 10 años esperando", se quejó el portavoz de Al Fayed.

Su equipo legal argumenta que nunca ha tenido acceso a todas las pruebas y material manejado por la policía. Y puso como ejemplo que no han podido acceder a la declaración completa presentada en su día por el príncipe Carlos, de la que sólo han leído un resumen.

El príncipe Carlos (izquierda) y el duque de Edimburgo, en 2002.
El príncipe Carlos (izquierda) y el duque de Edimburgo, en 2002.REUTERS

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