_
_
_
_
_
Reportaje:

Recuperar el tiempo perdido

Francia fue el primer país en intuir la importancia de la vestimenta. Para cuando estalló la Revolución Francesa (1789) ya habían acuñado el término "ir a la moda", como expresión de lo externo, también para diferenciarse de los usos y costumbres en el vestir de la nación que hasta entonces había sido la potencia, y por derivación el espejo donde se miraba el mundo, hablamos de España. Después, los italianos se pusieron las pilas. No por nada Italia ostenta el liderazgo en la gestión de la industria textil, en el terreno empresarial y del merchandising. Pero también son los grandes estudiosos del lenguaje y de la semiótica del vestido. Y llegaron los anglosajones y abarcaron todos los campos.

De todo lo contado se deriva que en cualquiera de estos países existe una amplia y rigurosa bibliografía sobre cualquier asunto relacionado con el apabullante mundo de la moda. Si quieren ejemplos ahí están El hábito hace al monje (2005), de Umberto Eco, o la ya clásica

Historia del traje (1967), de François Boucher. ¿Y qué fue de España? Pues que aunque nos duela sigue en su particular travesía del desierto. Esperemos que por poco tiempo. De momento, la editorial Gustavo Gili ha puesto una pica y se ha lanzado a publicar libros de lo que nos ocupa, muy cuidados como es habitual en esa casa. Claro que de momento lo que hace es traducir libros editados en otros países.

Inmaculada Urrea, profesora de historia de la indumentaria, sociología y comunicación de la moda en el Instituto Europeo de Diseño, entre otros centros, y colaboradora en diversas revistas, es la directora de esta nueva colección que se estrenó en 2005 con tres libros. Y este año acaba de lanzar otros tres: 50 respuestas sobre la moda, de Frédéric Monneyron; La moda del siglo XIX en detalle, de Lucy Johnston, y La belleza del siglo (Los cánones femeninos en el siglo XX), de Dorothy Schefer.

Urrea achaca la gran ausencia de libros especializados en el vestir al divorcio entre los diseñadores y la industria. Habría que añadir que un país cuanto más pobre, menos culto. Pero ella insiste en que lo fácil es ser creativo y hacer locuras. Vamos, que lo que hay que hacer es ser comercial, algo que los italianos lo llevan incorporado en sus genes.

En 50 respuestas sobre la moda trata esta disciplina desde todos los puntos de vista, económico, histórico, sociológico... incluso desde el psicoanálisis que se centró sobre todo en el fetichismo. Y se plantea también cuestiones que hoy están en plena vigencia: hasta qué punto la adopción de una prenda puede modificar un comportamiento o determinar una personalidad. Inevitablemente nos acordamos de los conflictos sobre llevar o no velo, burka

..., pero también hasta qué punto el estado de ánimo nos dispone a llevar una u otra prenda.

El libro La belleza del siglo nos lleva al terreno opuesto. Por qué no decir al de la frivolidad en el sentido lúdico, no en el consabido peyorativo. Es un placer pasar sus 400 páginas con grandes fotografías en blanco y negro y en color. Sus imágenes y textos (más bien cortos) entran de lleno en todas las caras de la moda: desde la publicidad, los iconos de diversas épocas, los diseños de los envases de perfumes; y la moda en las princesas, divas, fashion victims, estrellas del rock..., que ilustran la fascinación de todos los tiempos por la belleza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_