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Alberto Corazón lleva el diseño a la Academia de Bellas Artes

El diseñador, pintor y escultor Alberto Corazón (Madrid, 1942) ingresó ayer en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la primera plaza que se dedica al diseño, dentro de la sección de nuevas artes de la imagen. Contestó el discurso en torno a la tipografía clásica y urbana el pintor Joaquín Vaquero Turcios, que junto al fotógrafo Alberto Schommer y el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón presentaron su candidatura.

"En esta sociedad abierta y libre tenemos que manejar los textos y las imágenes también de forma abierta y libre, que es esencial en estos momentos", declaró el nuevo académico antes de pronunciar su discurso titulado Palabra e icono: signos, que en su versión de libro más amplia está ilustrada con refererencias históricas de las artes gráficas, desde el alfabeto griego arcaico a las letras y cuerpos de Manuzio, Garamond, Fournier, Baskerville, Bodoni y Blake.

La entrada del diseño en la Academia como disciplina de creación es, para Alberto Corazón, "un reconocimiento como un apartado propio del siglo XX y especialmente del XXI, en los nuevos territorios de la creación visual y herramienta imprescindible para mejorar nuestra relación con los objetos y símbolos que nos rodean en la sociedad moderna, al formar parte de las estrategias de la cotidianidad".

"El origen del diseño está en la revolución industrial y en la recuperación del humanismo como eje de nuestro pensamiento. En esta línea he escrito el discurso sobre el diseño en una primera aproximación a partir del siglo XVI". Corazón se refirió a tres momentos fundamentales: la creación del alfabeto, la invención de la imprenta en el siglo XV, con el apoyo tecnológico y conceptual, y la aparición de la fotografía.

Sobre la presencia del diseño en Bellas Artes, el nuevo académico dice que se ha sorprendido de la buena acogida e interés por parte de sus compañeros. De la Academia destaca el museo, "que necesita un empujón", la colección de vaciados, "que se expondrá en breve", y la Calcografía Nacional, "un espacio propio de esa estrategia de creación". En el discurso no faltó el recuerdo a su abuelo, que tuvo una imprenta en Madrid, y a sus comienzos en el diseño gráfico y editorial con la creación de Ciencia Nueva, "un nombre mitad deseo, mitad súplica, ante el desierto cultural y la implacable censura de la España franquista". Y alusiones a su faceta de pintor y escultor. "Pintar es pulsión, energía que te arroja hacia dentro; el diseño es también algo que te arroja hacia fuera y que provoca una más intensa visibilidad".

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