Qué hacer ante el VIH-sida
En Toronto están reunidas 25.000 personas de todo el mundo; las convocó una pandemia, la del VIH-sida. Hace 25 años que se detectaron los primeros casos. Nada indica que dispongamos de una vacuna en los próximos años y la gran mayoría de los infectados no reciben los tratamientos adecuados. El virus, a todo esto, sigue infectando a millones de personas.
¿Qué hacer? La prevención es posible, y atender a los enfermos no sólo un deber: es conveniente. El uso del condón debería ser considerado un problema de Estado, como cuando se queman los bosques. El no uso del condón está quemando a mucha gente; en España, por lo menos, se infectan todos los años 3.000 personas. Las iglesias, en nombre de prejuicios y dogmas, prefieren la muerte de millones de personas. Condones en casa, en la escuela, en el trabajo, en los bares, en el metro: se trata de una emergencia. Vacunar a los niños debe ser obligatorio, ¿o no?
Los tratamientos: millones de enfermos no los reciben. El África subsahariana sufre brutalmente la pandemia, se trata ya de una crisis demográfica: sus precarias economías se desploman, las comunidades se desorganizan, la sucesión generacional se altera. Las personas más productivas de la comunidad son las más afectadas.
A 25 años de la detección de los primeros casos de sida... Si hace 50 años se hubiera detectado el VIH en África, y eso pudo ser posible, el virus no estaría hoy en todo el planeta. La solidaridad es un deber, y tan rentable...
Toronto: se trata de un seguimiento de una catástrofe, se volverá a decir que no estamos haciendo lo debido. Dar pasos adelante depende de decisiones políticas nada fáciles. Lo de contabilizar cuántas personas se infectarán y morirán en 2007 resulta ya rutinario.