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"La gente quiere comer"

Tras dos semanas de huelga general y de bloqueo, la primera preocupación en las calles de Katmandú no es la política, sino cómo conseguir la comida diaria. "Los problemas de seguridad sólo afectan a la gente de manera indirecta. Si no puedes salir a trabajar, no comes el día siguiente", explica Toni Aguilar, un informático español que dejó sus ordenadores en Barcelona para instalarse en la capital nepalesa, donde desde hace tres años se dedica a ayudar a los menos favorecidos a cubrir sus necesidades básicas.

Desde la asociación que creó para este fin, The Direct Help Foundation, Aguilar, de 54 años, expone por teléfono las consecuencias de los disturbios en la vida cotidiana. "Nepal no produce lo bastante como para dar de comer a toda su población. El bloqueo del país impide que lleguen las importaciones de alimentos de China y la India".

Después de describir lo que, según él, es la primera inquietud de los nepaleses, Aguilar añade que el rey está "muy alejado del pueblo". "Vive en su palacio, no está con la gente, no tiene absolutamente nada que ver con la imagen de los reyes que podemos tener en España", afirma el cooperante; ante esta situación, opina que "cualquier otra solución parece mejor".

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