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VISTO / OÍDO
Columna
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El desarme

El final de las armas del IRA se ve en la España pública a través del velo de ETA, que por sí misma ponía un petardo avisado -insistentemente- en Ávila. Y aún se destaca que de los dos sacerdotes que fueron testigos del desarme, uno protestante y otro católico, este último tiene relaciones con Batasuna. No se aclara bien cuáles, pero se supone que tendrá alma de mediador. El ejército irlandés aceptó la tregua hace ocho años: ha recorrido un largo camino, ha cedido algo, ha recibido también algo: libertades de presos, promesa de gobierno. Aquí los más empecinados dicen que son dos casos distintos. Claro que lo son. El pueblo irlandés lleva siglos colonizado, pobre y católico bajo el mando de duros protestantes: no quiere la independencia para ser más rico, sino para ser menos pobre. La isla irlandesa es ya independiente desde hace años, y pasó de la pobreza a una situación envidiable dentro de Europa, pero queda este fragmento, este Ulster, que es el que se va a pacificar, aunque todavía haya algún estallido que otro. Esa comparación no existe. Pero hay otra real: ETA lleva treinta años de acciones violentas, llamadas o no terrorismo, y puede seguir así mucho tiempo por mucha represión que se produzca. Sus últimos petardos han desmentido que estuviese desmantelada, como decía Aznar y aún lo proclama, y significa que hubiera podido colocar verdaderas bombas en lugares poblados, o perpetrar asesinatos. Entiendo ese lenguaje como la advertencia de que no es cierto que su poder de destrucción o de muerte se hayan acabado, sino que su política cambia de lo militar a lo civil, y que cualquier negociación que se emprenda ha de comprender ese hecho: no es una capitulación, no es una rendición, sino un acuerdo. Palabra maléfica: se entiende y se dice a gritos que no pueden considerarse las partes contratantes como iguales entre sí, y lo que haría una de las dos es rendirse. No es, claro, cierto.

El grito de Aznar en la FAES, en lo que él considera como el ágora del pensamiento de su partido, según el cual España va a cambiar de régimen, es una provocación más de las suyas. Lo que él pronostica es que Cataluña con su estatuto, y el País Vasco asimilando lo que él llama independencia catalana, van a convertir este país en un sistema federal. Puede ser: no sería tan grave, pero por ahora no es así.

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