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Reportaje:AIRE LIBRE

Por el corazón del Alto Tajo

De Peralejos de las Truchas al puente de San Pedro, siguiendo el río

El agua del Tajo hincha la barriga y afloja el badajo". El pescador de caña, que bebe en el cuenco de la mano un agua de cristal para refrescarse de los calores estivales, se vuelve y ve al pastor que acaba de darle el consejo. Mientras el viejo ganadero ha bajado a la ribera en busca de conversación, sus perros controlan el rebaño de ovejas, cabras y hasta alguna vaca morucha.

Entre la laguna de Taravilla y la cascada del Hoyo de la Parra, el Alto Tajo discurre por el señorío alcarreño de Molina, entre farallones de rocas rojas sobre los que vuelan los buitres, con sus aguas de color verde esmeralda sombreadas por sauces, mimbreras, bojes, alisos y pinos silvestres. Por fin, en el año 2000 fue declarado parque natural. Tiene 105.721 hectáreas y comprende 36 municipios del sureste de Guadalajara y dos del noreste de Cuenca.

Si los paisajes del Tajo son impresionantes, lo son más los paisanos que habitan sus riberas. Los de la cabecera del río, hombres y mujeres acostumbrados a sobrevivir sin claudicar en medio de una naturaleza hostil y dura a la vez que maravillosa. Les gustan los refranes y las sentencias. Pueden contar historias de gancheros (personajes que conocían todos los vericuetos del río, ya que bajaban las maderadas, los troncos cortados en los bosques de la cabecera, por el agua, hasta Aranjuez) o de maquis luchadores de la serranía, a la par que saben de truchas, colmenas, cangrejos y ganados.

Del Tajo podría escribirse mucho, pero hoy vamos a centrarnos en el trayecto que va, siguiendo sus frescas aguas claras, entre Peralejos de las Truchas y el puente de San Pedro. Son unos 50 kilómetros en los que se desciende de los 1.200 a los 900 metros de altitud por el corazón del parque natural del Alto Tajo.

Zona de acampada

La mejor época para perderse en estas montañas y volver a sentir el contacto directo con la naturaleza es desde mayo a septiembre. A medida que la primavera deja paso al verano, los días suelen ser aquí muy calurosos, pese a la altitud, y cada uno resolverá la búsqueda de su temperatura óptima, aprovechando amaneceres y ocasos para andar, guareciéndose en las abundantes sombras al mediodía o atreviéndose a un baño de agua helada en el Tajo. Por las noches, ni siquiera en agosto, pueden olvidarse las mantas.

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En Peralejos, pueblo de 170 vecinos, multiplicados en verano, hay cuatro fondas, varios establecimientos modernos de turismo rural, tiendas, teléfono y una zona de acampada. Es uno de los mejores sitios para asentar la base, a pie de río, igual que las áreas recreativas en los términos de Poveda de la Sierra, Peñalén o Zaorejas.

Los más cómodos pueden partir de Molina de Aragón, la capital de la comarca, o de la vecina Albarracín, donde los hoteles ofrecen más sofisticaciones, aunque luego hay largos trayectos hasta el Tajo. Al pasar por Molina no hay que olvidar el paseo por sus calles medievales, con la silueta de sus gigantescas murallas árabes, y acercarse a la hoz que el río Gallo forma muy cerca de la villa.

Para los caminantes, que es la mejor forma de hacer esta ruta, la guía indicada es el mapa del sendero de gran recorrido G-10 (Peralejos-Valtablado del Río), editado por el Club Alcarreño de Montaña y la Diputación de Guadalajara. Otra forma de recorrer estos parajes es en bicicleta de montaña o en todoterreno. También puede pasarse en coche, y sufrir un poco en los tramos difíciles. Después de lluvias o tormentas no es recomendable la pista para vehículos normales.La pista de tierra discurre por la derecha del río desde el puente del Martinete, aguas abajo de Peralejos, hasta tierras de Poveda y Peñalén.

Afluentes, arroyos y cascadas

Pasada la bella laguna de Taravilla, la senda para caminantes sigue el río Cabrillas hasta su desembocadura en el Tajo, que se cruza por el esbelto puente de Peñalén. Los motorizados deben llegar por la pista hasta la carretera Taravilla-Poveda y girar a la izquierda, dirección Poveda. Tras cruzar el puente de Poveda sobre el Tajo, hay que tomar la pista de tierra que baja por la orilla izquierda del río. Siguiéndola se llega al Puente de San Pedro, dejando a la izquierda, en los altos, los caseríos enlomados de Peñalén y Zaorejas.

A escasos metros del puente de San Pedro, el Gallo une su fuerza al Tajo, robustecido en el trayecto por otros ríos y arroyos, como el Cabrillas y el de La Hoz de Poveda. Algunos arroyos alcanzan el río cayendo en fastuosas cascadas, como la que el Ciño Negro forma en La Escaleruela, a unos tres kilómetros del puente de San Pedro.

Estas cascadas alcanzan su momento de esplendor en las crecidas ocasionadas por las lluvias primaverales, que se llaman aquí marzadas. Se aprovechaban para echar al agua los troncos cortados y llevarlos así hasta Aranjuez, antes de la construcción de las presas, aguas abajo. "Marzo y sus marzadas se llevan las maderadas". La novela El río que nos lleva, de José Luis Sampedro, adaptada después al cine, describe la arriesgada vida de los gancheros.

El excursionista puede disfrutar en estos parajes de un paisaje de primera categoría. El río hace honor a su nombre y durante muchos kilómetros es como si la espada del Cid, que frecuentó estas tierras al igual que las vecinas de Albarracín, hubiera hecho un corte en el mapa, lo que hace recordar que el Tajo fue frontera entre cristianos y moros durante los siglos XII y XIII, en plena Reconquista. El encajonamiento del río, que ha imposibilitado su utilización como arteria navegable y ha limitado su potencial de riego sólo a escasas vegas, hace que en su tramo alto el chorro de su abundante caudal forme pozas que, curiosamente, son de color esmeralda, y discurra entre cortados de calizas y farallones de roca roja, salpicados de verdura. Una belleza.

Buitres, cangrejos y fósiles

Los amantes de la naturaleza pueden pasarse horas viendo el lento y alto vuelo de los buitres que anidan en los farallones, así como sorprender a una nutria pescando truchas en alguna poza. Todavía sobrevive en este entorno natural el cangrejo de río autóctono español, cada vez más escaso frente a la invasión del cangrejo rojo americano, más resistente a la contaminación y a la sequía. Su pesca está prohibida, y la de la trucha, muy regulada, con tramos de pesca sin muerte en Peralejos y el cebo natural prohibido desde el puente de San Pedro hasta el nacimiento del río. Las mejores capturas suelen lograrse al amanecer o al ocaso. En verano, en las horas centrales del día, todos los peces se esconden en este río de agua muy clara.

La zona brinda también muchas posibilidades a los aficionados a la fotografía, a la ornitología, a la entomología, a la botánica (los cambios de altitud, la abundancia de agua y el resguardo de los vientos en la entajadura del río posibilitan jardines naturales, como el de los alrededores de Ocentejo, aguas abajo del puente de San Pedro) y la geología (abundan las cuevas, grutas y formaciones calizas, y los fósiles, que no son difíciles de encontrar).

El parque natural del Alto Tajo abarca 105.721 hectáreas en un entorno de enormes rocas, pinos y buitres junto al curso del río en Guadalajara y Cuenca.
El parque natural del Alto Tajo abarca 105.721 hectáreas en un entorno de enormes rocas, pinos y buitres junto al curso del río en Guadalajara y Cuenca.JORDI LONGÁS

GUÍA PRÁCTICA

Dormir y comer en Peralejos- Casa Pura (949 83 70 08). Calle Real. Es una de las fondas clásicas y más antiguas, frecuentada por pescadores de caña. Su cocina es espléndida por sólo 9,50 euros, comida o cena. Desayuno, dos euros. Habitación doble con baño y televisión, 28 euros. Sus mismos dueños tienen una casa rural, El Pajar del Abuelo, desde 42 euros la doble. Se puede dormir aquí e ir a comer a la fonda.- Hostal del Tajo (949 83 70 34). Calle del Hotel, 7. Habitaciones dobles por 50 euros.Rutas por el parqueLa Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha edita un folleto con 11 rutas señalizadas para caminantes, cicloturistas y vehículos a motor por el interior del espacio protegido, de las cuales sólo se ha visto afectada por el incendio la que discurre por el valle de los Milagros. Los itinerarios tienen una longitud entre cinco y más de 100 kilómetros, y recorren lugares como el arroyo del Enebral, los miradores y veguillas del Tajo, el salto de Poveda, los barrancos de la Virgen de la Hoz y del Horcajo y la laguna de Salobreja. Varios tramos del sendero de gran recorrido GR-10 permiten visitar casi todo el parque.

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