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Militares italianos participarán en la investigación de EE UU sobre la muerte del agente Calipari

Enric González

Silvio Berlusconi rebajó ayer el tono de las discrepancias con EE UU acerca de la muerte del agente secreto Nicola Calipari. El presidente del Gobierno anunció ante el Senado que militares italianos participarán en la comisión investigadora abierta por Washington, lo que demostraba, dijo, la "amistad leal" existente entre ambos países. También sugirió que, en adelante, Italia se sumaría a la política de firmeza propugnada por estadounidenses y británicos, y dejaría de pagar rescates por sus ciudadanos secuestrados en Irak.

La noticia de la comisión mixta EE UU-Italia tuvo un efecto balsámico, después de cinco días de polémicas y de declaraciones antiamericanas por parte de dirigentes de los partidos de izquierda. Berlusconi calificó la inclusión de representantes italianos en la comisión investigadora como "hecho sin precedentes".

El tiroteo del coche en el que viajaba la periodista Giuliana Sgrena, liberada el viernes por sus secuestradores previo pago de al menos seis millones de euros, seguía teniendo dos versiones: Berlusconi insistió, como el ministro de Exteriores Gianfranco Fini el día antes, en que el automóvil de los agentes que negociaron el rescate viajaba con las luces encendidas (incluidas las interiores), a unos cuarenta kilómetros por hora y con todas las cautelas, y no recibió advertencia previa de la patrulla estadounidense. Un foco se encendió en la cuneta derecha, el vehículo frenó y empezaron los disparos.

Berlusconi abordó la cuestión del pago de rescates de forma oblicua. Los desembolsos de fondos reservados efectuados por la liberación de tres guardaespaldas, las cooperantes Simona Parri y Simona Torretta y Sgrena, nunca habían sido reconocidos de forma oficial. Todo parecía indicar que, a cambio de la participación italiana en la investigación, Bush había conseguido de Berlusconi el compromiso de no volver a utilizar la vía de la negociación (el eufemismo con que se encubren los desembolsos a las bandas iraquíes) en ningún caso. Berlusconi recordó que desde enero de 2004 habían sido cometidos en Irak "más de 150 secuestros" y dijo que los italianos no estaban "más expuestos que otros" a ese peligro. Pero acto seguido hizo un llamamiento a los civiles italianos en el país (periodistas en su mayoría) para que lo abandonaran de inmediato. La frase debía interpretarse como una confirmación de un cambio de política anticipado ya extraoficialmente el martes por la noche: en adelante, no habría más "vía de la negociación". Si los rehenes no podían ser liberados por la fuerza (el escondite de Sgrena llegó a ser descubierto, al parecer, por el espionaje estadounidense, que ofreció la opción de un asalto), serían abandonados a su suerte. Anoche, Fini confirmó que no se pagarán rescates.

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