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Seco rescata el lenguaje al cabo de la calle

El 'Diccionario fraseológico documentado del español actual' es el más ambicioso en su campo

Jesús Ruiz Mantilla

Una aventura, "un deporte de riesgo", algo así como hacer puenting, "pero sin cuerda". Así define Manuel Seco, ese buscador constante y apasionado de las palabras, su última incursión en la lexicografía con el Diccionario fraseológico documentado del español actual (Aguilar), que presentó ayer en Madrid con sus colaboradores, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, a quienes acompañaron Emilio Lledó, Juan Luis Cebrián y Juan Cruz. Juntos, rastreando el español más vivo, el que salta de la calle al papel impreso como una chispa, han reunido 16.000 expresiones en un trabajo que definen como "hijo" de su Diccionario del español actual. Con el nuevo trabajo han certificado la viveza del idioma: "Conserva una imaginación viva y expresiva", apunta Seco.

"El español conserva una imaginación viva y expresiva", asegura Manuel Seco
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Su trabajo está pegado al lenguaje de todos los días. Pero tampoco les vale cualquier cosa. "No basta lo que oímos por ahí para que concedamos valor a lo que incluimos en el Diccionario fraseológico... debe existir testimonio escrito", aseguró Manuel Seco ayer en el Círculo de Bellas Artes. Así que los autores han rastreado continuamente novelas, ensayos, artículos de prensa para hallar pruebas contundentes. Existen expresiones muy recientes, citadas ayer por Seco, como "Un poquito de por favor" o "Punto pelota", casi recién sacadas del horno, que no tienen todavía cabida en este tomo. Son expresiones muy jóvenes. Más que "Pasarse tres pueblos", que encuentran en 1999, o "Pillar cacho", de 2003, y la razón por la que Seco no las incluye es muy clara: "¿Llegarán a cuajar?", se pregunta.

La fraseología es un campo en alza. "En este Diccionario pueden ustedes encontrar puntualizaciones suficientes para no perderse (o para perderse) por este pequeño museo fraseológico", anima el profesor Seco. ¿De dónde viene el nombre? "De su propósito de informar de un sector del léxico que son unidades fraseológicas distintas de las unidades léxicas. Unas son palabras y las otras son combinaciones de palabras", explica Seco.

La necesidad de acometerlo surge después de acabar la elaboración del "padre", el Diccionario del español actual, publicado en 1999 tras 30 años de trabajo. "La fraseología es un elemento presente en todos los niveles del idioma, hasta en el científico, es como la sal de los alimentos que tomamos", afirma. Una sal que cada uno condimenta con mayor o menor acierto, pero que es muy útil para su explotación literaria. Hay escritores campeones de la fraseología. Según Olimpia Andrés, "los más citados son Cela, Torrente, Martín Gaite, Delibes, Pérez-Reverte o Elvira Lindo". A esta última la examinan con lupa. "Leo todos los domingos su artículo en EL PAÍS con el Diccionario al lado, a ver si utiliza alguna expresión que no hemos incluido", asegura Andrés.

En principio, el Diccionario fraseológico va dirigido, dice Seco, "a todo aquel que sepa el abecedario". Pero a algunos más que a otros. "Es muy útil para los profesores de español y los alumnos avanzados que lo aprenden", afirma. Aunque caerá en manos de todo aquel que quiera pasar un buen rato a costa del empleo juguetón del lenguaje, como les ha ocurrido a dos académicos como Emilio Lledó y Juan Luis Cebrián.

Cuando Lledó, un apasionado de los secretos de las palabras, supo que Seco y su equipo llevaban 30 años trabajando con el lenguaje sintió sana envidia. "¡Qué suerte!, me dije. ¡Qué maravilla!". Luego ha ido analizando con calma y placer este nuevo trabajo dirigido por el que fuera su compañero de estudios y siempre desde una perspectiva sabia, que se remonta a los griegos y continúa en sus trayectos diarios en metro. Lo ha hecho desde el punto de vista de los sentidos. "La palabra mano, que, como decía Aristóteles, es la frontera que separa lo otro de lo mismo, es la que más entradas tiene, pero también ojos, nariz, boca, corazón", decía Lledó. También los elementos cuentan con buen número de páginas: "Los dichos que tienen que ver con agua, aire y fuego", aseguraba el profesor de Filosofía.

Cebrián se pegó más a la realidad inmediata para hacer su lectura de la obra presentada ayer. "Yo me he fijado en buscar si estaban recogidas expresiones que han utilizado algunos políticos últimamente, como Rodríguez Ibarra cuando le dice al Gobierno que se meta el indulto a Vera 'por donde le quepa', que sí viene. O el 'manda huevos' de Trillo, que también".

Para Cebrián, el nuevo Diccionario fraseológico... "es un libro que se lee con un gusto y un placer extraordinarios, una delicia que es una especie de Google de los dichos". Su reacción al analizarlo con detalle tiene cabida dentro del texto. "Miré, por aquello de Manuel Seco, qué definición empleaban para 'quedarse seco' y no era otra que estupefacto y anonadado. Así me he quedado yo con este trabajo".

Gabino Ramos, Emilio Lledó, Manuel Seco, Juan Luis Cebrián y Olimpia Andrés (de izquierda a derecha).
Gabino Ramos, Emilio Lledó, Manuel Seco, Juan Luis Cebrián y Olimpia Andrés (de izquierda a derecha).ULY MARTÍN
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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