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Hallazgo de una nueva zona de células madre en el cerebro

La reserva da lugar a nuevas neuronas sólo en laboratorio

El cerebro humano contiene una zona rica en células madre que no se ha encontrado en el de otros vertebrados, según un equipo de científicos dirigido por el mexicano Arturo Álvarez Buylla. El hallazgo refuerza la hipótesis de que el cerebro humano, salvo en una zona, rechaza la producción de neuronas nuevas, a pesar de disponer del material necesario, para preservar la información acumulada a lo largo de la vida.

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Además de dar nueva información sobre lo que diferencia a los seres humanos de sus parientes más próximos evolutivamente, el hallazgo de una zona germinal permite pensar en aplicaciones, aunque lejanas, en medicina. Se trata de una banda de astrocitos (células cerebrales) que en laboratorio se comportan como células madre pero que en el cerebro no tienen función conocida, ya que no migran ni dan lugar a otras células. Para las aplicaciones médicas habría que encontrar el mecanismo de control de la proliferación de células madre que existe en casi todo el cerebro y que impide que se diferencien y den lugar a neuronas y otras células cerebrales.

Además, el descubrimiento subraya las diferencias existentes entre el cerebro del ratón, especie en la que se están realizando numerosos experimentos con células madre, con el objetivo final de tratar enfermedades o traumas en el cerebro, y el del ser humano.

Álvarez Buylla, que trabaja en la Universidad de California en San Francisco, es uno de los investigadores pioneros en el estudio de células madre en el cerebro. Esta vez ha estudiado, junto al español José Manuel García Verdugo, de la Universidad de Valencia, y miembros de su equipo, porciones cerebrales -concretamente la pared de los ventrículos laterales- procedentes de 65 operaciones quirúrgicas y de 45 autopsias, realizadas en España y Estados Unidos.

Los investigadores publican en la revista Nature que han encontrado una franja que, según dijo García Verdugo ayer, mide unos 10 centímetros por 500 micras, en la que los astrocitos tienen un espesor de 15 micras, informa Jaime Prats. Estas células mostraron en determinadas condiciones de cultivo en laboratorio un "tremendo potencial de desarrollo y de diferenciación" hasta el punto de que en un 70% de los casos proliferaron y dieron lugar a dos tipos de células diferenciadas: unas con marcadores neuronales y otras gliales, subdivididas a su vez en dos tipos, oligodendrocitos y astrocitos, como las originales.

García Verdugo añadió que sospechan que en vivo y en condiciones normales estas células no dan lugar a neuronas, pero quizás sí cuando hay alteraciones cerebrales. "Parece que su actividad está relacionada con la presencia de tumores, por lo que quizás sean las responsables de procesos cancerígenos en el cerebro".

En un comentario publicado en la misma revista, el prestigioso especialista Pasko Rakic, subraya que los investigadores no han encontrado en el cerebro humano el conducto por el cual llegan neuronas nuevas, procedentes precisamente de la zona subventricular, al bulbo olfatorio de otros mamíferos con olfato más desarrollado, por lo que su trabajo es una confirmación de que en el cerebro humano sólo existe neurogénesis (producción de neuronas nuevas) en el hipocampo. Rakic cree que la reserva de células madre descubiertas sirve para reponer las células que no son neuronas e indica que existe un formidable mecanismo de supresión de nuevas neuronas, generado a lo largo de la evolución para preservar la experiencia acumulada en las neuronas.

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