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LAS PRIMARIAS DEL PP
Columna
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Donde hay patrón no manda marinero

Aznar eclipsa la convención del PP y desplaza a Mayor Oreja y a Rajoy al papel de teloneros

"Es extraño ver hasta qué punto la vida pública tiene sed de acontecimientos, reales o fabricados, significativos o no. No estoy segura de que para la mayoría de los ciudadanos la manera en que un candidato anuncia su candidatura sea muy importante. Pero el teatro mediático exige una puesta en escena. A los políticos les toca imaginarla", escribió Sylviane Agacinski en su diario personal. Era febrero de 2002 y su esposo, Lionel Jospin, estaba por lanzarse al ruedo.

Esa sed de acontecimientos define la política, en París y en todas partes. En las últimas dos semanas, después de que el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, anunciara su disposición a suceder a José María Aznar como candidato a presidente del Gobierno en 2004, todas las expectativas estaban puestas en la convención nacional.

El general jefe aliado de la guerra del Golfo teme que otra guerra en Irak no sea un paseo

Si bien a finales de diciembre se hablaba de tres oradores -Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy y Rodrigo Rato-, a medida que se acercaba la fecha el formato parecía haber dejado fuera a Rato. El coordinador del programa de las elecciones municipales y autonómicas del 25 de mayo, Mayor Oreja, sería la figura estelar. Y Rajoy hablaría para abordar el tema del Prestige, cuenta habida de que el hundimiento del petrolero terminaría en el naufragio del Gobierno de Manuel Fraga.

Aún así, la idea de que Rato fuera el único de los tres vicesecretarios del partido sin papel en la convención parecía difícil de digerir. ¿No sería un castigo por saltar al ruedo de la sucesión antes de tiempo? Los responsables de organización del PP señalaban que no, que Rato podía, si lo deseaba, pronunciar un discurso.

La verdad resultó ser otra. Rato acudió ayer de oyente porque donde hay patrón no manda marinero. En esta convención, convocada por el último congreso del partido, el que mandaba era Aznar. En las últimas semanas tenía una carta en la manga. Por tanto, ni Mayor Oreja ni Rajoy iban a ser los protagonistas. Si el presidente del Gobierno ha recuperado la iniciativa en el teatro mediático de la ley y el orden, ayer dio un paso adelante, en honor, según se oyó decir, a su sangre bilbaína ancestral, postulando su candidatura en la lista del PP a la alcaldía de Bilbao. "Aunque sólo sea de una forma testimonial", dijo. Testimonial, no como la presencia de su esposa Ana Botella en la lista del PP en las municipales de Madrid, pero cuyo efecto mediático está garantizado.

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Precisamente, a comienzos de semana, el pulsómetro de la Cadena SER confirmó que Aznar iba por buen camino con su plan de ley y orden. El pasado 13 de enero, el sondeo dio cuenta del amplio apoyo popular a las iniciativas y confirmó que es una estrategia política rentable. Aznar no va por ello a poner una vela cada lunes a la espera del pulsómetro -Hegel decía que leer la prensa cada mañana era su plegaria matinal-, pero en La Moncloa se llega a admitir que es un servicio público a tener en cuenta.

La municipalización de los Aznar dará mucho que hablar, pero la sucesión sigue en primera fila. Es algo de lo que no hay que hablar, pero cuando uno pregunta, suscita siempre algún matiz.

El pasado 15 de enero, con la carta de su candidatura en la manga, Aznar ofreció una rueda de prensa. Cuando le preguntaron si había tenido conocimiento de que Rato iba a manifestar públicamente su disposición a sucederle, dijo:

-¿Y qué me parece, querrá usted también saber? Hablaré de eso en su momento. Respeto mucho lo que dicen los demás. Le diré, desde la normalidad total, que los procedimientos, los plazos, y los tiempos van a ser respetados. Eso es lo que yo haré.

Ése mismo día, Jaime Mayor Oreja concedía una entrevista al diario La Vanguardia, publicada el 16 de enero. Al referirse a la convención de este fin de semana,señaló:

-Rodrigo Rato nos va a escuchar a los demás, pero creo que sabe muy bien que en otras ocasiones él ha hablado y los demás hemos escuchado.

Aunque no ahorró elogios a Rato, al ser preguntado si oficializaría su candidatura a sucesor, Mayor Oreja apuntó:

-No hay carrera abierta por la sucesión, con lo cual no hay que ir a una ventanilla y matricularse en la actividad o en la profesión de sucesor de Aznar... Yo no oficializaré nunca ninguna candidatura... Al final se tomará una decisión...

Parece, pues, que Rato es el único en pasar por la ventanilla.

El pasado 15 de enero, Rato hizo un viaje muy presidenciable a Galicia. Pasó a velocidad de vértigo por Carballo, Muxía, Cee y Fisterra. Cuando las cámaras de televisión captaron a Rato con los voluntarios en la playa de Muxía, en la retina volvía aquella imagen del rey Juan Carlos en la misma playa.

Cuando el delfín Rato y los candidatos Rajoy y Mayor Oreja se relajan, salen a flote cosas de interés para los sabuesos. Véase la entrevista que el 16 de enero concedió Rajoy a Antena 3:

-Sería más cómodo si ya hubiera un candidato, si ya hubiera unas reglas de juego.

¡Ah, con que no hay reglas de juego! Aznar sí cree que las hay. Ha dicho que hay unos procedimientos.

Rajoy también se refirió a la importancia de la decisión y al número de candidatos.

-No es un asunto menor, ya que se trata de saber quién es el candidato del partido, que en este momento tiene posibilidades de seguir gobernando, y por tanto hablamos de la elección del presidente del Gobierno... Todavía está por ver que haya sólo tres.

Aquí parece que todo desemboca en las elecciones municipales y autonómicas como en flecha. Pero en el medio puede desencadenarse el último acto de la guerra contra Irak, el ataque mismo. Desde hace un par de años, hay un personaje que suele viajar a España para cazar. Mira por donde, es el general Norman Schwarzkopf, el hombre que dirigió al ejército estadounidense en la guerra de 1991 contra Sadam Husein. Antes de las pasadas Navidades, volvió a probar su puntería en una finca castellana. Según cree, la guerra no será un paseo. El riesgo de muchas bajas, Schwarzkopf dixit, es real.

Colin Powell, el secretario de Estado de EE UU, puede aportar algún matiz en la cumbre de Davos (Suiza) esta semana. Los organizadores invitaron, como otras veces, a Rato. Pero, según dicen, el vicepresidente lo está pensando. ¿A quién se le ocurriría que viajar a Davos por unas horas puede ser un plan de belleza?

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