_
_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El cambio necesario

Cada provincia española tiene su propio Colegio de Médicos y muchas han celebrado su primer siglo. Así pues han pasado 100 años desde su fundación. Ni la medicina ni la sociedad española son los mismos, pero los Colegios apenas han cambiado. La colegiación sigue siendo obligatoria para ejercer la profesión, y para la inmensa mayoría de los médicos los Colegios, tal como están, no nos aportan nada útil a la profesión ni a la sociedad.

Sin embargo, todas las sociedades avanzadas consideran necesario que los médicos y los miembros de otras profesiones -entendiendo por tales aquellas a las que la sociedad otorga legalmente el monopolio de ejercicio de una actividad que exige garantía de conocimientos altamente especializados- pertenecezcan obligadamente a su organización correspondiente, en beneficio de la sociedad y de los propios profesionales. Es la esencia de el 'contrato social' de las distintas profesiones: monopolio de ejercicio a cambio de seguridades y garantías para la sociedad, ofrecidas por la correspondiente organización 'colegial' de cada 'profesión'.

Todo esto es la teoría, lo que funciona, más o menos bien (para la sociedad y los médicos) en los países más avanzados. Sin embargo, en España hace muchas décadas que los Colegios de Médicos han perdido la noción de por qué fueron creados. No sirven ni a los médicos ni a la sociedad. No se han adaptado a los cambios en el ejercicio de la medicina ni a los cambios sociales, de modo que no es exagerado decir que subsisten únicamente porque la colegiación es legalmente obligatoria.

Desde hace veinte o treinta años, casi todos los médicos españoles, para mantenernos al día, para compartir nuestra experiencia profesional y los avances científicos, nos asociamos, voluntariamente, en la Sociedad Científica de nuestra especialidad. Con ello, respondemos a una necesidad imprescindible de socialización científica-profesional, descuidada clamorosamente por unos Colegios que han vivido al margen del gran cambio que ha experimentado la medicina y la sanidad en las últimas décadas. Estas sociedades científico-médicas de cada especialidad son una de las muestras más interesantes del dinamismo y vitalidad de la medicina española

Por otro lado, la mayoría de los médicos somos profesionales al servicio del sector público, empleados. Por eso, muchos están afiliados sindicalmente, ya que corresponde a los sindicatos -no a los Colegios- defender sus derechos laborales y son los sindicatos los que, según las leyes, representan a los trabajadores. Esto es un hecho, por más que el marco de su representación laboral-sindical en España esté de tal modo distorsionado que somos (quizás) el único país del mundo donde los médicos no pueden negociar directamente con la administración sanitaria sus condiciones de trabajo ya que en el conjunto de los trabajadores sanitarios con la actual legislación nunca tendrán el peso de una representación adecuada.

Resumiendo: los Colegios se han quedado obsoletos, pero sigue siendo obligatoria la afiliación para el ejercicio profesional; las Sociedades Científicas de especialidad, voluntarias, han venido a llenar el vació de lugares de encuentro profesionales constituyendo una realidad pujante, con implantación entre los profesionales, y los sindicatos tienen un papel claro e insustituible en nuestra profesión, como sucede en otros países desarrollados.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

De esta sucinta reflexión sobre el escenario en el que se enmarca el debate sobre los Colegios de Médicos, surge la conveniencia de plantearse la conveniencia de renovar a fondo el papel actual de los Colegios médicos, aprendiendo de nuestra propia realidad y de las mejores experiencias de otros países. Con todos sus defectos los Colegios actuales son herederos de una historia ya centenaria, que más que destruir y arrinconar hay que poner al día. Hoy se precisa un Colegio de Médicos que se transforme en una nueva organización científico-profesional, colegial (es decir: democrática). Útil, para la profesión médica y la sociedad a la que los médicos servimos. Por eso, queremos un nuevo Colegio, legitimado social y profesionalmente, que contribuya a un mayor prestigio de nuestra profesión.

Un nuevo Colegio, centrado en los temas profesionales, científicos y éticos, que propicie un mayor impacto de la opinión de los médicos en las decisiones que nos afectan. Nos permita expresar colectivamente, con la mayor autoridad profesional y rigor, nuestra opinión sobre todos los temas sanitarios y sobre todo aquello que interese a la salud de la población de la que nos sentimos profesionalmente responsables. Un nuevo Colegio que tenga el prestigio y la fuerza para hablar con autoridad en los temas de ordenación de las profesiones sanitarias, de la demografía médica; para reformar, fortaleciéndolo, el sistema MIR de formación de especialistas, haciendo posible de una vez en Valencia la planificación adecuada de la demografía médica.

Queremos un Colegio de Médicos que tenga una nueva presencia social, asumiendo mayor responsabilidad en relación con la protección de la salud pública, con la promoción de la salud y la educación sanitaria. Un Colegio que prestigie a la profesión médica y proteja con eficacia sus intereses legítimos.

Deseamos un Colegio de Médicos abierto a la sociedad contribuyendo a su bienestar con participación activa en todos los debates sociales en los que nuestros conocimientos profesionales y los valores de la medicina tengan algo que aportar a la defensa de los intereses sanitarios de la población y a la equidad en el acceso a los servicios sanitarios.

Un escenario al que se deberá llegar tras un profundo debate profesional, aunque no sólo médico. Un escenario en el que las actuales Sociedades Científicas de especialidad se integrarán en el Colegio, constituyéndose como el embrión de la nueva estructura de colegiación médica, fundiéndose en los actuales Colegios y revitalizándolos. Es necesaria la modernización de la organización colegial de la medicina. Para lograrlo será preciso promover un debate riguroso y profesional de los médicos que de lugar a una reforma democrática y participativa de los actuales Estatutos del Colegio, pero también, y sobre todo, de nuestra cultura profesional y de la responsabilidad social de la medicina.

Mañana se celebraran elecciones para elegir una nueva Junta Directiva del Colegio de Medicos de Valencia, es imperioso optar por el cambio. La Junta actual representa: la obsolescencia, el inmovilismo, la carencia de ideas, la connivencia con el poder político, y como gestores lo máximo que pueden ofrecer es que son una mediocre agencia de viajes.

J. Mayans Ferrer y J. M. Freire son médicos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_