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Un preso de permiso mata a tiros a un policía en el atraco a un banco en Móstoles

El homicida y su compinche cumplían penas de más de 30 años en la cárcel de Navalcarnero

Entre ambos suman 70 años de condena, que cumplían en el penal de Navalcarnero. Los dos delincuentes intentaron escapar, pero fueron detenidos por otra patrulla con la que mantuvieron un intercambio de disparos. En el tiroteo, uno de los atracadores, el que había matado al agente, resultó herido grave al recibir un disparo en el abdomen.

Los dos reclusos salieron juntos el lunes de esta semana de la prisión de Navalcarnero. Miguel Alberto Fernández Hervias, de 39 años, nacido en Madrid, tenía tres días de permiso penintenciario. Hoy debía regresar al penal. Su compañero, Eduardo Camacho Chacón, de 44 años, nacido en Ceuta, contaba con tres días más fuera de la cárcel.

Los atracadores entraron a cara descubierta, sobre las 13.30, a la sucursal de La Caixa de la avenida de la Constitución, 21, de Móstoles. En la oficina había media docena de clientes, entre ellos una niña. Miguel Alberto, armado con una pistola negra, amenazó a los empleados de la oficinia bancaria y les exigió todo el dinero. Eduardo, que llevaba un revólver plateado en la cintura, bajo el pantalón, se encargó de vigilar a los clientes del banco.

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'Era un hombre valiente, con el que sus compañeros querían patrullar'

En ese momento entraron dos nuevos clientes. Mario Jiménez, empresario, y su socio iban a realizar un ingreso en una cuenta bancaria. 'Cuando entré, uno de los atracadores vino hacia mí, se abrió la camisa con una mano y me enseñó la culata de su revólver. Luego me dijo: 'Esto es un atraco, estate tranquilo, siéntate en esa silla y no te muevas. No nos mires a la cara. Mira al suelo'. Mario y su socio obedecieron. 'Los atracadores habían encerrado en dos despachos de la oficina a otros clientes para que no les molestaran. Uno de ellos nos vigilaba. El otro les pedía más dinero a los del banco, porque decía que las 100.000 que le habían dado le parecían poco', narró Jiménez.

Mientras los atracadores esperaban a que se abriera la caja fuerte -provista de un sistema de seguridad que retarda la apertura-, uno de los operarios del banco logró activar un sistema de alarma interna que no se detecta en la oficina pero que alerta a un centro de seguridad. Un coche patrulla acudió al aviso. El agente, Fernando Roncero Hernández, de 44 años, y su compañero miraron desde el exterior de la oficina y no vieron nada extraño, así que entraron en la sucursal sin siquiera desenfundar sus armas reglamentarias.

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Los atracadores les esperaban escondidos tras el mobiliario de la oficina. Martínez Herviás se lanzó sobre el agente Roncero y le descerrajó varios disparos a quemarropa. El policía recibió cuatro impactos de bala: uno en cada muslo, otro en el brazo izquierdo y uno mortal en la cabeza.En esos momentos llegó otra patrulla del Cuerpo Nacional de Policía, cuyos agentes iban de paisano. Al bajar del coche escucharon los disparos en el interior de la sucursal bancaria. Sacaron sus pistolas y esperaron a los atracadores. Éstos intentaron salir de la sucursal y se toparon con los agentes. Toda la escena se desarrolló ante la mirada atónita de los numerosos viandantes que pasaban en ese momento por la avenida de la Constitución, una zona muy comercial en pleno centro de Móstoles.

Comenzó entonces un intercambio de disparos. Jiménez, el cliente que había entrado con su socio, fue utilizado por uno de los atracadores como escudo humano. 'Todo ocurrió muy rápido. El atracador me cogió del cuello con un brazo, tiró de mí, pegó su pecho contra mi espalda y con la otra mano sacó su revólver y empezó a disparar', explicó Jiménez, a quien los fogonazos causaron varias quemaduras en el brazo.

'No sé cómo, creo que de un resbalón, logré zafarme del atracador y caí al suelo. Mi socio y un empleado del banco tiraron de mí y me metieron bajo una mesa, donde ellos estaban escondidos', añadió con la voz temblorosa. 'Ha sido horrible, pensé que me acribillaban'.

Uno de los policías disparó contra Miguel Alberto y le alcanzó de lleno. El proyectil le entró por el abdomen, le atravesó el estómago y le salió por la espalda. El atracador quedó tendido en la acera, a la puerta del banco, con la ropa manchada de sangre. Su compinche fue detenido cuando corría calle arriba tratando de huir. Fue esposado en la calle y trasladado a la comisaría de Móstoles en un coche policial. 'Cuando vio a su amigo en el suelo levantó las manos y dijo: 'Me rindo, me rindo', añadió un testigo.

Los policías avisaron al servicio de emergencias 061 del Insalud para tratar de salvar la vida al agente herido, pero éste había fallecido en el acto. Los servicios de emergencia sí pudieron practicar los primeros auxilios al atracador herido, que fue trasladado en ambulancia al hospital de Móstoles en estado grave. Allí permanecía anoche, bajo vigilancia policial, en estado grave. Los dos detenidos pasarán a disposición del titular del juzgado de Móstoles que se ha hecho cargo del caso.

Último día de permiso El historial delictivo de los dos atracadores es muy extenso. Miguel Alberto Herviás había sido condenado a una pena de 32 años, 26 meses y 24 días de cárcel por diversos delitos. Tenía nueve causas abiertas en distintos juzgados por los delitos de tenencia ilícita de armas, robo con violencia e intimidación, hurto y daños materiales, cometidos entre 1977 y 1989. La primera vez que ingresó en prisión fue en 1979, y la última, en mayo de 1981. Había cumplido las tres cuartas partes de su condena, según informó ayer una portavoz de Instituciones Penitenciarias.

Respecto al otro atracador, Eduardo Camacho Chacón, no es la primera vez que se ve implicado en un homicidio. La primera vez que ingresó en prisión fue en 1978, y la última, en agosto de 1986. Está condenado a 38 años, 30 meses y 22 días de cárcel por los delitos de asesinato, tenencia ilícita de armas y robo con intimidación. El asesinato lo cometió durante otro atraco a un banco; en esta ocasión, en una sucursal de la localidad alicantina de Torrevieja, según fuentes policiales.

Miguel Alberto Herviás había solicitado y conseguido 10 permisos penitenciarios a lo largo de su estancia en prisión. El procedimiento que siguen las solicitudes de esos permisos es, a grandes rasgos, el siguiente. El preso presenta la solicitud. La junta de mantenimiento de la cárcel elabora un informe en el que se muestra a favor o en contra de la salida del recluso. El juzgado de vigilancia penitenciaria determina, a la vista de la solicitud del recluso y el informe de la junta, si le deja salir o no. En caso negativo, el preso puede recurrir la decisión ante la Audiencia Provincial, que finalmente determinará si se le concede el permiso o no.

Las juntas de mantenimiento de las diferentes prisiones en las que ha estado Martínez Herviás informaron desfavorablemente sobre las ocho primeras solicitudes de permiso por entender que la salida del preso constituía un peligro para la sociedad. La autoridad judicial penitenciaria -encargada de otorgar o no los permisos de los internos- denegó asimismo las cinco primeras solicitudes. En todas las ocasiones, Martínez Herviás recurrió ante la Audiencia Provincial y ganó, obteniendo los permisos.

Las tres solicitudes siguientes fueron otorgadas por la autoridad judicial penitenciaria a pesar del informe contrario de la junta de mantenimiento de prisión, que ya ni informó en contra del preso en los dos últimos permisos penitenciarios que le concedieron.

Eduardo Camacho estaba en su segundo permiso carcelario cuando ayer participó supuestamente en el atraco al banco. El primero le fue otorgado por la Audiencia Provincial tras todo el trámite procesal pertinente. El segundo le fue otorgado por el juzgado de vigilancia penitenciaria. La junta de tratamiento del penal de Navalcarnero había informado en contra de la salida temporal del recluso en ambas ocasiones.

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