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LA CRÓNICA
Columna
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El hombre que seguía escribiendo canciones

Hace muchos años, en nuestra pequeña ciudad, cuando el colmo del underground musical eran personajes como Sisa y Pau Riba, había alguien que se movía en un subsuelo situado a varios metros por debajo del de sus ilustres colegas. Se llamaba Jaume Quadreny y fabricaba unas canciones tan extrañas como fascinantes que nunca encontraban su público. A sus escasos conciertos acudíamos siempre los mismos, 30 o 40 fieles que cada vez lamentábamos que nuestro héroe siguiera sin conseguir reunir una banda en condiciones y se tuviera que conformar con el apoyo de su amigo del alma, el bajista Jordi Riba.

Quadreny grabó un disco sencillo en 1981, al frente de un grupo efímero llamado Liquid Car, formado por músicos procedentes de otras bandas (destaquemos a Jordi Mustieles, de Los Psicópatas del Norte, cuyo líder era mi compadre de los escolapios Carlos Merseburger, muerto de sobredosis hace ya varios años). Y nunca más fue visto en un estudio de grabación. Yo le perdí la pista durante años, hasta que hace unos días recibí una llamada telefónica de su esposa, Maite, echadora de cartas que trabaja con el alias de Maga Anaraida, quien se interesó por mi salud y me dijo que a Jaume le apetecía verme, pero como es tan tímido le había endilgado a ella la gestión. Tuve entonces una visión: centro de instrucción de reclutas número 14, Son Dureta, Palma de Mallorca; yo vestido de verde dirigiéndome a una verja tras la cual me sonríen las dos únicas personas que han tenido el detalle de visitarme durante mi costroso servicio militar: los Quadreny. Estaban de vacaciones en la isla y se acercaron a saludar a aquel periodista que siempre había hablado bien del artista más incomprendido de toda la historia catalana del rock and roll.

'Underground' de la época de Sisa y Pau Riba, Jaume Quadreny, autor de un solo disco, sigue escribiendo canciones para los amigos

Ese encuentro tenía lugar el mismo año en que Quadreny grababa su único disco, cuya cara A, Com ho faràs?, intentaba ser comercial y sólo lograba ser muy poco representativa de la manera de hacer de nuestro héroe. Cuatro lustros después me presentaba en el domicilio del músico y la maga y los encontraba más o menos igual que siempre. Puede que Jaume hubiera ganado unos kilos, pero su mirada taladradora seguía siendo la de costumbre. Bueno, Quadreny, ¿qué ha sido de ti durante todos estos años?

'Me retiré poco después de grabar mi único single. Mi matrimonio iba fatal y acudí a la Maga Anaraida para que me echara las cartas. Nos enamoramos a primera vista y ya llevamos juntos 21 años. Tenemos dos hijas gemelas de 19. Les gusta la música y las únicas novedades que escucho son las que ellas ponen: así descubrí a Manu Chao. Me costó, pero conseguí hacer las paces con el hijo de mi primera mujer: también se dedica a la música y toca en el mismo grupo que una de mis hijas. Sigo trabajando en Vicens Vives, donde han tenido siempre mucha paciencia conmigo, incluso cuando me deprimí en 1997 y pasé una temporada espantosa... Me sentó muy mal la muerte de mi madre, aunque no entiendo por qué, ya que nunca estuvimos excesivamente unidos. Fue horrible: un principio de psicosis... No le veía sentido a nada y me pasaba los días tirado en el sofá. Solo me animaban un poco Los Simpson, cosa que puedes comprender fácilmente, y la sintonía del miniespacio de la Loto 6-49 que dan en TV-3, cosa que no hay quien entienda... Lo superé. Y he vuelto a escribir canciones, aunque no sé por qué lo hago, como tampoco sé por qué escribo poemas. No sé a quién recurrir para grabar un disco porque mi vida social es nula y la industria musical me repugna. Pero sigo escribiendo... ¿Tú crees que hago bien?'.

'Supongo que sí', le dije. 'También yo escribo novelas que se venden poco. Uno no puede evitar hacer lo único con lo que disfruta mínimamente. Después de un montón de horas en el trabajo, necesitas escribir canciones para saber que sigues siendo tú mismo, Jaume. Aunque nadie las escuche'.

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Mientras Maite nos daba de comer y de beber, mi amigo Quadreny iba poniendo sus nuevas canciones en un radiocasete portátil. Grabaciones caseras hechas en el garaje de Jordi Riba, quien nada más saber que su socio había quedado con un periodista había dimitido como bajista y temblaba ante la posibilidad de que su viejo amigo lo volviera a arrastrar a algún club a tocar para nadie.

'No creo que sea exactamente miedo', me dijo Quadreny, 'sino muy pocas ganas de volver a un pasado precario. Lo comprendo perfectamente. Los excesos de antaño. Los muertos por sobredosis o sida que llevamos a cuestas. La sensación de no ir a ninguna parte... Si no fuera por Maite me habría vuelto loco. Tal vez por eso he elegido esta vida protegida y no dejo la medicación. Hasta veo los partidos del Barça, porque en el trabajo la gente sólo habla de fútbol. O hablas de fútbol o no hablas de nada. No querrás que les cuente que escribo canciones: bastante fama de excéntrico tengo ya. Lamenté que se jubilara Jesús Lizano, un poeta excelente que trabajaba de corrector de estilo, pero aún le veo de vez en cuando. Deberías hablar con él, es un tipo de mi estilo, de esos a los que nunca se ha hecho el menor caso'.

Artista inclasificable cargado de talento busca lo que siempre buscó: una banda, un productor, un público. Mientras tanto, compone para sí mismo, su mujer y sus cuatro amigos.

Jaume Quadreny.
Jaume Quadreny.TEJEDERAS

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