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'No cuento con el milagro de ganar'

Javier Bardem agota la víspera de los 'oscars' con muchos nervios y pocas esperanzas

Elsa Fernández-Santos

'Cuando vuelva a España volveré a ser el chico mezquino, avaro y nada brillante de siempre. Ahora estoy interpretando un personaje que no soy yo'. Javier Bardem, moreno 'y evidentemente nervioso', caminará hoy sobre la legendaria alfombra roja que conduce al Shrine Auditorium de Los Ángeles.

Será el último acto que interpretará ese personaje que no es él. Lo hará acompañado de su novia, de algunos amigos y de su familia. Lo hará con los honores de una estrella, vestido de Armani y con miles de cámaras enfocándole. 'Dicen que el ruido al pasar por la alfombra roja es insoportable', comenta el actor, 'que con los gritos de la gente y los helicópteros te quedas sordo'. '¿Que qué me ha dicho mi madre de todo esto? Que es un circo y que nosotros somos unos freaks'.

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Aproximadamente a las seis de la mañana del lunes, hora española, la actriz Hillary Swank leerá el nombre del ganador del Oscar al mejor actor de este año. 'Me he preparado para este momento. A nadie le gusta poner cara de perdedor', asegura -'con orgullo'- el primer español que alcanza una candidatura al Oscar al mejor actor.

Bardem esquivó hasta el último momento a los periodistas españoles acreditados para la 73ª ceremonia de los oscars. Finalmente, una cita de media hora en el hotel Four Seasons, un monumental edificio ostentoso y barroco donde se concentran estos días las grandes estrellas, permitió conocer las últimas impresiones del actor, de 32 años. 'Nadie se imagina la violencia que me crea estar siempre hablando de mí mismo', dijo ante la veintena de periodistas que le esperaban en un salón de techos, paredes y suelo rosas. 'Aunque intento mantener la calma, los demás no me dejan y me ponen nervioso'.

El actor llegó a Los Ángeles desde Cancún (México), donde ha descansado unos días después de una campaña de promoción que asegura no repetiría jamás. 'Aquí se pierde la perspectiva, tienen demasiado claro el concepto de perdedor y ganador'. Extremadamente celoso con la prensa española de su intimidad ('no sé si he estado en México, creo que no me he movido de la piscina del hotel'), el actor asegura que no le importa que su opinión sobre Hollywood le pueda perjudicar. 'Me da igual, tengo la suerte de no vivir aquí'.

Hollywood no le gusta, pero el actor español no se ha mantenido al margen de las leyes militares del valle californiano. Escudado por su agente norteamericana, que anunció que el actor hablaría media hora y nada más, y que, al puro estilo de Hollywood, cronometró los 30 minutos de audiencia, Bardem intentó justificar sus contradicciones ante un espectáculo que le incomoda, pero del que no reniega. Ante la pregunta de por qué no se planteó, como lo han hecho en otras ocasiones sus admirados Sean Penn, Marlon Brando o Woody Allen, no entrar en el juego de Hollywood, el actor contestó: 'Estoy aquí porque quiero estar y estoy aquí porque quiero ganar. La decisión de venir la tomé en Madrid, aunque me he arrepentido más de una vez de haberla tomado. Además, ellos son Marlon Brando y Sean Penn; se pueden permitir cualquier cosa. Yo, no'.

Bardem, según la disposición de asientos realizada en los ensayos de la gala, estará sentado en la tercera fila de la parte derecha del auditorio. En el mismo bloque, pero en la primera fila, estará su compañera de Jamón jamón, Penélope Cruz, que presentará el Oscar al mejor vestuario. Cerca de ellos estarán, entre otros, Samuel L. Jackson, Ed Harris, Joan Allen y Jeff Bridges.

'Es importante ir con una buena resaca para que el ritmo vital sea más lento y reposado', dice el protagonista de Antes que anochezca. 'Sé que hay un bar cerca de la salida de butacas para fumar y beber durante los descansos. Jack Nicholson es un asiduo de ese rincón. Yo le acompañaré'.

'Que vean el final'

Para el actor, el peor momento de la noche llegará casi al final de la gala. 'Calculo que serán las seis de la mañana en España; a mis amigos les he dicho que total para llevarse una decepción no merece que pasen la noche en vela. Que se levanten una hora antes de ir al trabajo y vean el final'.

Bardem recordaba hace poco en Madrid cómo él, sus hermanos y su madre solían ver cada año en la televisión la ceremonia de los oscars. 'En mi casa siempre nos han gustado las tertulias nocturnas, y los oscars son una buena ocasión para estar juntos y hablar por la noche. Siempre nos ha gustado verlos con mi madre'. Pilar Bardem estará junto a su hijo esta noche en Los Ángeles. 'Mi madre simplemente me quiere, y eso está muy bien', dice el actor.

Los amigos de Bardem que han viajado a California y que no tienen entrada para la ceremonia la verán juntos en una limusina con televisión. 'Darán vueltas al auditorio hasta que termine la gala'. Una idea puesta en práctica hace años por el equipo de Belle époque y que ahora repetirán los amigos del actor español.

'Creo que el Oscar se decidirá entre Russell Crowe y Tom Hanks', afirma Bardem, 'aunque me gustaría que ganara Ed Harris'. 'Pienso mucho en la cara que pondré. No me creo que nadie celebre la victoria del otro. Pero, claro, cuando las cámaras te enfocan, te comes tu orgullo'. 'La idea de la derrota', continúa el actor español, 'la tengo desde que supe que era candidato. Ganar sería un milagro, y no cuento con ese milagro. Ahora pienso en pasarlo bien. Pierda o gane, habrá fiesta, un poco más larga si gano y un poco más corta si pierdo'.

Javier Bardem, delande del cartel de <i>Antes que anochezca</i>.
Javier Bardem, delande del cartel de Antes que anochezca.GORKA LEJARCEGI

Fiesta mexicana con Goya Toledo

La fiesta española en Los Ángeles será una fiesta mexicana. Javier Bardem; el productor Andrés Vicente Gómez -distribuidor en España de Antes que anochezca y productor de las tres películas de Bigas Luna que lanzaron al actor: Las edades de Lulú, Jamón jamón y Huevos de oro-; Penélope Cruz y su hermana Mónica serán, entre otros, los invitados del equipo de Amores perros, la película mexicana candidata al Oscar a la mejor película en habla no inglesa, que celebrará en un local del West Hollywood el final de los Oscars de 2001.

La canaria Goya Toledo, una de las actrices de la película de Alejandro González Iñarritu, será la anfitriona de la noche.

La actriz ha viajado a Los Ángeles para presentar una película que ha tenido un enorme éxito de crítica en Estados Unidos. Pero la ópera prima de Iñarritu, una devastadora y a la vez tierna visión del hombre y su naturaleza, competirá esta noche con la película de Taiwan Tigre y dragón, la máxima favorita entre las extranjeras, que ha recaudado ya 100 millones de dólares (unos 18.000 millones de pesetas) en las salas estadounidenses y que, con 10 candidaturas, podría ser la primera película no americana que logra el Oscar a la mejor película.

Aunque las esperanzas del equipo mexicano son mínimas, el tequila está garantizado, y Goya Toledo ha declarado que se llevará a casa 'un recuerdo muy bonito' gane o pierda Amores perros, que ha sido la primera gran oportunidad cara al mercado norteamericano de esta amiga íntima de Penélope Cruz.

Junto a estas dos cintas compiten también por el Oscar a la mejor película de habla no inglesa el filme checo Divided we fall, el belga Everybody famous y el francés Para todos los gustos.

El equipo de la película francesa se ha planteado hasta el último momento asistir o no a la gala de esta noche. Sus productores se han quejado a la Academia de Hollywood por el ninguneo al que se somete aquí a las películas que no van respaldadas por la maquinaria de promoción de las grandes distribuidoras.

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Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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