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Cuatro presos mueren en Brasil durante un motín

Cuatro presos fueron asesinados y otros dos sufrieron graves heridas durante una rebelión ocurrida en el penal de Carumbé, el mayor del estado brasileño de Mato Grosso, informó ayer la policía. El motín estalló casi al mismo tiempo que otro ocurrido en una cárcel del estado de Sao Paulo, en el que doce presos resultaron heridos. Ambos fueron controlados rápidamente por las autoridades.

En Carumbé, la rebelión se desató a raíz de una pelea de bandas rivales por el control del tráfico de drogas en el penal, ubicado en la ciudad de Cuiabá, capital de Mato Grosso.

El portavoz de la Policía Militar en Mato Grosso, el teniente coronel Evando Medeiros, descartó que la rebelión haya sido ordenada por la banda de presos Primer Comando de la Capital (PCC), que organizó la semana pasada 32 motines en el estado de Sao Paulo.

Esta misma opinión sostienen las autoridades de la Penitenciaría Dos de la ciudad brasileña de Baurú, cuyo motín terminó ayer con un saldo de al menos doce presos heridos, informaron fuentes de la policía.

Amenazas del PCC

De los ocho fundadores del PCC que domina las cárceles del gran estado brasileño de São Paulo, cinco murieron violentamente y dos han desaparecido. Queda sólo uno de ellos dentro de las cárceles que es quien ha reorganizado la cúpula de la institución. Y acaba de anunciar, sirviéndose del prestigioso diario Folha de São Paulo, que los planos del PCC se están orientando "hacia el terrorismo", para obligar al Gobierno a mejorar las condiciones de los presos del eje: Rio-São Paulo.

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La noticia ha alarmado porque Brasil es un país con un gran índice de violencia debido al narcotráfico, pero que nunca ha conocido el terrorismo. Según cuenta este miembro de los fundadores del PCC, que no da su nombre, el movimiento nació en 1993 cuando en una de las prisiones de São Paulo, dice, "se vivía como en un campo de concentración y surgió la idea de que los presos se ayudaran entre sí".

Para organizar el PCC se sirvieron de la hora de baño de sol a la que asistían los presos en grupo de diez. "Fue como sembrar una semilla en el asfalto, regada con sangre y con dolor", dice, y añade: "Nuestra revolución está apenas comenzando. Estamos preparados, psicológica, espiritual y materialmente para dar nuestra propia vida en pro de la causa". Confiesa que los fondos para la organización llegan de los asaltos y del tráfico de drogas y que en la caja en este momnento tienen unos 30 millones de dólares.

El PCC ha hecho público su estatuto, que cuenta con 16 puntos y que calca el lenguaje de los clásicos manifiestos revolucionarios marxistas con tintes de ética y moral como cuando dice: "El partido no admite mentiras, traiciones, envidias, calumnias, egoísmo o intereses personales". Sobre ese estatuto se hace el juramento de fidelidad de sus socios para recibir el bautismo de sangre.

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