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Reportaje:

El falso correo del zar

El líder liberal ruso Yavlinski induce a un diario alemán a publicar sus propuestas sobre desarme como si hubieran sido formuladas por el presidente Putin a Bush

Pilar Bonet

Para provocar a la nueva administración estadounidense y a los vecinos europeos a debatir sobre la defensa antimisiles, al imaginativo político liberal ruso, Grigori Yavlinski, líder del grupo Yabloko, no se le ocurrió nada mejor que redactar una carta abierta al presidente George W. Bush y atribuirle el texto al presidente Vladimir Putin. La misiva parece haber sido más una interpretación que una falsificación.

El viernes, después de cenar (sentado junto a José María Aznar) en el Reichstag (sede del parlamento federal alemán), Yavlinski se encerró en su hotel y, según contó él mismo a esta corresponsal, redactó la carta que repartió al día siguiente en el foro sobre Una Europa sin Fronteras organizado por la fundación Bertelsmann. El texto, en forma de carta a George W. Bush, expresaba las ideas que expuso Yavlinski en su intervención, pero se presentaba como 'una carta desde Moscú', de carácter 'estrictamente confidencial' atribuida al presidente de Rusia, Vladímir Putin.

Una broma

Aunque el estilo de Yavlinski era perceptible en el mensaje (en inglés), algunos creyeron que Putin había utilizado a Yavlinski de mensajero y a Berlín de escenario para incrementar el efecto de su mensaje. Yavlinski aclaraba la situación a quien le preguntaba. 'Es un texto que he escrito yo, una broma para llamar la atención sobre el problema de los arsenales nucleares y la necesidad de que Rusia y Europa cooperen en el terreno de la defensa antimisiles', señaló, interpelado el sábado por esta corresponsal. El político insistía en que 'nadie iba a ser tan ingenuo' de creer que se trataba de una verdadera carta de Putin y los organizadores, entre sonrisas, depositaron copias de la 'carta de Moscú' en el Centro de Prensa. Ayer, se vio que las explicaciones extras no hubieran sido superfluas, pero también que la carta podría haber tenido la función de un globo-sonda del Kremlin. 'Putin propone una defensa de misiles ruso-europea', 'Carta confidencial a Bush', era el titular con el cual el diario Frankfurter Allgemeine presentaba el martes en primera plana la misiva, sin cuestionar su autenticidad. 'El presidente de Rusia, Putin, ha efectuado al nuevo presidente norteamericano, Bush, un conjunto de extensas propuestas sobre política de seguridad, que entre otras cosas pueden quitar hierro a la discusión sobre los planes norteamericanos para construir una defensa nacional antimisiles (NMD)', señalaba el periódico.

Al materializarse como producto periodístico, la broma adquiría un nuevo carácter. Michael Steiner, el asesor internacional del canciller Gerhard Schröder, había escuchado sin emociones particulares el sábado a Yavlinski en Berlín, pero ayer hasta Schröder quería hablar con él. Medios militares alemanes, a su vez, constataban un gran coincidencia entre la 'carta de Moscú' y los mensajes que trasmiten los altos cargos militares rusos. Eso sí, la 'carta de Moscú' exponía de un modo más ordenado los argumentos del Kremlin, señalaban los medios.

Broma o no, Yavlinski había logrado su objetivo de llamar la atención, tal como confesaba Él mismo en conversación telefónica desde Copenhague. 'El texto lo escribí yo por mi propia iniciativa. Putin no me hizo ningún encargo, pero creo que si el presidente describiera sus ideas sobre seguridad y defensa lo haría más o menos como yo lo he hecho', explicaba. 'Creo que he expresado la posición rusa, en su variante óptima, basándome en las muchas conversaciones que he tenido con Putin sobre el NMD', afirmaba el político, que dijo haber hablado por última vez a fines del año pasado con el presidente sobre los temas de la carta.

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Sus palabras hacían pensar en el ex ministro de Exteriores ruso, Andrei Kósirev, que en 1992, en Estocolmo, trazó un inquietante panorama para el caso de que las fuerzas antirreformistas obtuvieran el poder en Rusia. Kózirev también dijo entonces que era una broma, pero en sus palabras había algo de verdad. La 'carta de Moscú' es por lo menos un documento de reflexión en el que Yavlinski, entre otras cosas, propone crear un sistema ruso-europeo de defensa antimisiles (REMD) y afirma que el territorio ruso es imprescindible para crear una sombrilla antinuclear segura para Europa.

El político propone una mejora del tratado ABM (Tratado contra misiles antibalísticos), el acuerdo soviético norteamericano de 1972, que se haría extensivo al Reino Unido y Francia, y también China, en la fórmula '4 más 1'. Refiriéndose al equilibrio estratégico, el líder de Yabloko invita a Bush a 'reducir el número de nuestras cabezas nucleares a 1.500' y es partidario de que el REMD dé un impulso a la modernización de la industria militar rusa.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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