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GENTE

MONTESINOS VISTE AL BALLET DE CUBA

Alguien podría suponer que para un modista de nivel diseñar el vestuario completo de un ballet no es un reto tan especial. Sin embargo, si se tiene en cuenta que el ballet en cuestión transcurre en la Edad Media, que sus personajes son campesinos, cisnes, príncipes y hechiceros, que esto implica elaborar 250 trajes con sus capas, tocados, zapatos y otros accesorios, que hay que hacerlo en las condiciones de Cuba y siendo El lago de los cisnes una de las obras mimadas de Alicia Alonso, se comprende la magnitud de la empresa que acaba de realizar Francis Montesinos. La aventura cubana del diseñador valenciano comenzó hace dos años, en plena pasarela Cibeles, cuando la consejera de Cultura de la Generalitat valenciana, Consuelo Ciscar, se le acercó para hacerle una propuesta: el vestuario de El lago de los cisnes con que trabajaba el Ballet Nacional de Cuba (BNC) tenía más de veinte años, le dijo, y la Generalitat iba a financiar su renovación... ¿se atrevía? "Yo era un aficionado normal, no un experto en ballet, pero desde ese momento me tragué todos los lagos del mundo", dice Montesinos. Su única experiencia parecida era el trabajo que había hecho con el bailarín Antonio Canales, pero de ahí a crear el vestuario de un ballet de época, y con la dificultad añadida de que el espíritu Montesinos no debía chirriar con el carácter clásico de la obra, había un trecho. "El primer reto fue llegar al casamiento Alonso- Montesinos", cuenta el modista. "Alicia quería algo más clásico, un Lago que fuese para siempre. Encontrar un equilibrio entre este deseo y que el nuevo vestuario no dejase de ser un producto Montesinos llevó trabajo". Al principio Alicia no veía claro la propuesta de Francis de combinar el punto a mano con los cortes clásicos en la confección de los trajes. Nunca se había hecho en el BNC, pero la novedad fue aceptada, al igual que otros elementos Montesinos como las trenzas o los estampados de pétalos. Durante meses Montesinos y el reconocido diseñador cubano Ricardo Reymena, autor de la nueva escenografía del Lago, trabajaron juntos a caballo entre Valencia y Cuba. Pero fue este verano, cuando el diseñador español Rafael Sánchez, colaborador de Francis, se instaló en La Habana, cuando empezó la verdadera locura. Todas las telas y accesorios se compraron en España -por unos 30 millones de pesetas- y si fue difícil meterlas en un solo contenedor no lo fue menos sacarlas a tiempo de la aduana debido a la burocracia. Tampoco fue sencillo trabajar a 30 grados a la sombra, ni suplir las carencias materiales de los talleres cubanos, ni conjugar los retrasos con las movilizaciones patrióticas, pero al final todo salió bien. "Ha sido impresionante trabajar con ellos. Son verdaderos artesanos", afirma Montesinos (pone el ejemplo de la costurera Jacinta Manduley, que cuando en el pasado apretó la escasez salvó los tutús de la compañía sustituyendo aros de metal por varas de junquillo). Bajo los árboles de la plaza de Armas de La Habana, anoche, Montesinos hizo desfilar su colección de moda El lago del siglo XXI, inspirada en el trabajo que ha hecho para el ballet. Pero la puesta de largo de los nuevos trajes y de la nueva escenografía tendrá lugar mañana en el teatro Nacional en el marco del XVII Festival Internacional de Ballet de La Habana, que comienza hoy. Después, a partir de noviembre, el BNC realizará una gira por España con la obra en su repertorio y desde ese momento Montesinos unirá su nombre para siempre al del ballet Nacional de Cuba y al de El lago de los cisnes.-

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