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Los partidos de Serbia disuelven el Parlamento y convocan elecciones para diciembre

El régimen despótico del ex presidente Milosevic se desmorona a velocidad de vértigo en Serbia. Los partidos acordaron ayer disolver el Parlamento y convocar elecciones para diciembre. Además, dos de los más destacados secuaces de Milosevic dimitieron ayer de sus cargos. El primer ministro de Yugoslavia, Momir Bulatovic, del Partido Socialista Popular de Montenegro (SNP), renunció, y con él cesa todo el Gobierno federal. El ministro del Interior de Serbia, Vlajko Stojiljkovic, buscado como criminal de guerra, dimitió del puesto desde donde dirigía las tareas de represión del régimen.

Al mismo tiempo, los partidos políticos serbios, tras una reunión con el presidente de Serbia, Milan Milutinovic -otro presunto criminal de guerra-, acordaron que el Parlamento serbio se disolverá y se convocarán elecciones en la mayor de las repúblicas de Yugoslavia para el próximo 17 o 24 de diciembre.Tras el derribo de Milosevic, por gran mayoría de votos en las urnas y por las masas en las calles, sigue ahora el acoso al déspota caído, que pierde uno tras otro sus últimos bastiones de poder: dimiten sus compinches y se abre el camino a la democratización completa de Serbia. La dimisión de uno de sus fieles vasallos, el montenegrino Momir Bulatovic, tras una entrevista con el nuevo presidente, Vojislav Kostunica, deja las manos libres al nuevo mandatario para formar un Gobierno a su medida: de tecnócratas, para llevar adelante la transición, o de compromiso con los montenegrinos de uno u otro de los bandos enfrentados en la menor de las repúblicas de Yugoslavia e incluso uno minoritario de la Oposición Democrática de Serbia (DOS), vencedora en las pasadas elecciones.

Con Bulatovic desaparece del Gobierno de Yugoslavia la figura que provocó los mayores enfrentamientos entre Milosevic y el presidente de Montenegro, Milo Djukanovic. Cuando Bulatovic perdió en 1997 la elección presidencial en Montenegro contra Djukanovic, Milosevic le nombró primer ministro de Yugoslavia. A partir de ese nombramiento, las relaciones entre Belgrado y Podgorica no hicieron más que empeorar, hasta llegar ahora al borde de la secesión y la liquidación definitiva de la Yugoslavia nacida en 1992.

Ayer cayeron dos por el precio de uno. Además de Bulatovic, dimitió en el Gobierno de Serbia el ministro del Interior, Vlajko Stojiljkovic, uno de los personajes más siniestros del régimen en vías de desaparición. Stojiljkovic pertenece a la mafia de Pozarevac, ciudad natal de Milosevic y su esposa, Mira Markovic, y feudo de todo el clan. Allí hizo carrera Stojiljkovic como policía, hasta que le llamaron para tareas más importantes al frente del aparato represivo de Serbia. Ayer, el ex ministro, presunto criminal de guerra, según el Tribuna Internacional Penal de La Haya, justificó su dimisión por haber sido elegido diputado en el Parlamento Federal, y no porque lo exigiese el ultranacionalista Partido Radical de Serbia (SRS).

A Stojiljkovic le tenían ganas los radicales del SRS por el fraude en las pasadas elecciones y su incompetencia a la hora de resolver los asesinatos sin aclarar en Serbia. El Movimiento Serbio de Renovación (SPO), del veleidoso Vuk Draskovic, también estaba contra Stojiljkovic. Le reprochaban Draskovic y el SPO no haber aclarado nada del presunto atentado de hace un año, cuando en un extraño accidente de tráfico murieron cuatro de sus hombres, entre ellos su cuñado, y él resultó ileso de forma casi milagrosa.

La sesión del Parlamento de Serbia se abrió ayer cuando ya los dirigentes de los partidos habían acordado que esa Cámara tiene sus días contados. En reunión con el presidente de Serbia, Milutinovic, los partidos acordaron convocar elecciones para el Parlamento de Serbia en diciembre. El Parlamento continuará sus sesiones unos días para votar diversas reformas que garanticen la limpieza del voto mejor que en las elecciones federales del pasado 24 de septiembre. En la Presidencia, el Parlamento y el Gobierno de Serbia se concentran los últimos restos de poder del régimen de Milosevic. Desde esa plataforma serbia, Milosevic podría todavía haber intentado la reconquista del poder. Esto parece ya imposible, al desmoronarse el bastión de Serbia.

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La sesión del Parlamento de Serbia de ayer se celebró con un recibimiento caliente a algunos de los diputados. Unos cientos de manifestantes recibieron con abucheos a Draskovic, quien abandonó su refugio en Montenegro, donde permanecía desde un extraño atentado del pasado 15 de junio. Para el ultranacionalista Vojislav Seselj, los manifestantes tenían argumentos más contundentes que la música de viento y le lanzaron unos cuantos cantazos. Los matones del político ultranacionalista respondieron con disparos al aire.Mientras, el ministro de Defensa, teniente general Dragoljub Ojdanic, se despidió del cargo con una misiva a la nación en la que pone de manifiesto de qué pie cojea este militar, considerado como un fiel a la familia Milosevic. En un manifiesto titulado Serbios, entrad en razón, Ojdanic, también buscado como presunto criminal de guerra por La Haya, advierte de que las luchas por el poder "pueden beneficiar a nuestros tradicionales enemigos". Asegura Ojdanic que "la lucha por el poder nunca será más importante que el destino nacional", y "si seguimos así, no iremos demasiado lejos".

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