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El ministro de Defensa da la cara por Putin

El ministro de Defensa ruso, Ígor Serguéyev, dio ayer la cara por el presidente Vladímir Putin y aseguró, en una amplia entrevista concedida al primer canal de la televisión, que no le informó hasta las siete de la mañana del 13 de agosto de que el Kursk había desaparecido el día anterior. Aún habían de pasar más de 11 horas hasta que el sumergible fue localizado en el fondo del mar de Barents. Serguéyev, que está en la cuerda floja, añadió que el líder del Kremlin le preguntó si su presencia junto a la flota del Norte era necesaria, pero que él le contestó que no.

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Serguéyev le dijo que ya se estaba haciendo lo posible para localizar el sumergible y, llegado el caso, efectuar el rescate de su tripulación. Putin ha sido objeto de agrias críticas, dentro y fuera de Rusia, por haberse marchado de vacaciones a Sochi (en la costa del mar Negro) tan sólo horas antes del accidente del Kursk. Él mismo dijo que estuvo informado desde el primer momento, pero que prefirió no viajar al Norte para no estorbar. Ese primer momento no se sitúa ahora el día 12, sino el 13.Según Serguéyev, la misión del Kursk en las maniobras de la flota del Norte consistía en lanzar un misil y en buscar, encontrar y destruir a un eventual enemigo. Su hora límite para lograrlo eran las 18 horas del 12 de agosto, cuando debía comunicarse con el Estado Mayor. No lo hizo, y la búsqueda se inició de inmediato. El ministro de Defensa manifestó que no fue informado por el jefe de la flota hasta las 0.30 horas del 13 de agosto. A las 18.40 de ese mismo día, se le comunicó la localización del Kursk, así como de "otro objeto".

Serguéyev hizo todo lo posible por mostrar su convencimiento de que ese otro objeto, con el que supuestamente colisionó el submarino ruso, era una nave similar extranjera. Aseguró que se vieron en el mar varias boyas como las que salen a flote cuando naufraga un submarino (no dijo el color, lo que habría facilitado su identificación) y que se dio orden de recogerlas, lo que no fue posible por la oscuridad de la noche y las malas condiciones del mar, cercanas a las de una tormenta.

El ministro señaló también que se preguntó a la OTAN si tenía algún submarino navegando por esas aguas internacionales. La respuesta fue negativa pero, según Serguéyev, el representante ruso en la Alianza recibió además este ambiguo añadido: "Si el Kursk hubiese chocado con un submarino nuestro nunca lo admitiríamos". Según el máximo responsable de las Fuerzas Armadas Rusas, las dos explosiones detectadas en la zona por los noruegos la mañana del día 12 también lo fueron por varios barcos rusos, además de otra posterior. Un guiño más para la hipótesis de que hubo una agresión (por muy involuntaria que fuese) por parte de una nave de un país de la Alianza.

En el Kursk hubo supervivientes hasta el día 14, fecha en la que dejaron de oírse golpes en el casco que, por el código morse, transmitieron este mensaje de socorro: "SOS Agua". ¿Por qué se tardó tanto en solicitar ayuda exterior? Ahí, Serguéyev casi se indignó, y dijo que ninguna oferta llegó antes del día 16, cuando ya no había vida en el submarino. ¿Quién tomó la decisión de aceptar la ayuda? El mismo Serguéyev, que informó después a Putin, quien le respaldó sin reservas. ¿Cómo es posible que Rusia no tenga submarinistas y equipos como los noruegos capaces de trabajar a más de 100 metros de profundidad? Los tiene, indicó, pero no en la Flota del Norte, sino en las otras tres (Pacífico, Báltico y mar Negro). ¿Por qué no se enviaron inmediatamente? Porque el estado del material es pésimo. ¿Por qué? Porque el saqueo del país durante los últimos años ha llevado a la Marina, y a las Fuerzas Armadas, a su actual estado desastroso. Sin duda, ha sido el más crudo reconocimiento oficial jamás hecho en los 10 años de la nueva Rusia del caos asociado al tránsito del comunismo al capitalismo. Cuesta creer que Serguéyev conserve su puesto mucho tiempo después de tal arranque de sinceridad.

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