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Soberbia tradición depurada

Balanchine, además de asumir la tradición, era la tradición. Su formación venía de Petipa -es decir, del Ballet Imperial de San Petersburgo, y, por tanto, de clásicos como Didelot y Cecchetti- y de sus años en el fundamental Real Ballet de Dinamarca. Lo que hace es partir de esa tradición y depurarla desde el convencimiento de que en ella descansa cualquier idea de cambio. La libertad le viene del conocimiento.Por eso Peter Martín, el actual director del NYCB y antiguo bailarín de la compañía, aprendió a sufrir en ella bajo la dictatorial ternura de un maestro que, aficionado a las comparaciones religiosas, decía: "Así como el Papa representa a Cristo en la Tierra, yo represento a Terpsícore, la diosa de la danza".

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LA SOMBRA DE BALANCHINE PASEA POR EDIMBURGO

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