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Crítica:POP - CALAVERAS Y DIABLITOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Maratón mestizo

Extenuante resultó este maratón de grupos, que llevan el mestizaje como bandera y cuyo nivel se manifestó bien distinto. Abrieron, a la temprana hora de las siete y media de la tarde, los recién llegados Guerrilla Gorila. Son madrileños, veteranos de otras formaciones y practican un reggae/ska que está a punto de verse plasmado en su primer compacto. Enérgicos y con un cantante carismático, pueden dar bastante de sí si les dan a sus temas un formato algo más electrónico.En segundo lugar, los cordobeses El Hombre Gancho demostraron que aún nadan en varias aguas, presos de la indefinición de un estilo que ya tiene representantes de reconocida solvencia. Ese sitio ya está ocupado, vaya; así que conviene ir pensando en algo distinto.

Gira Calaveras y Diablitos

Los Fabulosos Cadillacs, Hechos Contra el Decoro, El Hombre Gancho y Guerrilla Gorila. Sala La Riviera. 2.700. Madrid, miércoles 12 de abril.

Hechos contra el Decoro fraguaron el primer directo consistente e interesante de la noche. A punto de ver la luz su tercer álbum, La línea de fuga, este numeroso combo en el que conviven españoles, argentinos e italianos exhibió madurez musical y combatitividad a partes iguales. A excepción de una versión del soulero Free, en la que la voz femenina desafinó como posesa, el resto del repertorio sonó potente y rebelde. A destacar su pequeño clásico Rabia Raggamuffin y un tema nuevo: Coge el sentido.

Los Fabulosos Cadillacs irrumpieron en escena en medio de un ambiente de público convenientemente calentado y en el que se veían numerosas camisetas de fútbol del Boca Juniors y la selección argentina. El viento soplaba a favor, pero los Cadillacs fraguaron una de las mejores actuaciones que hayan dado nunca por estos pagos, si bien se vio algo empañada por un sonido final algo embarullado y por un repertorio tal vez demasiado largo; los temas de los Cadillas necesitan desarrollos largos y en un concierto de algo más de hora y media está dicho todo y se deja a la audiencia con ganas de más.

Guiados por la especialísima voz de Vicentico, su cantante, y el bajo musculoso de Flavio Cianciarullo, el grupo de 10 componentes hizo un repaso a los temas de su último disco, el amargo La marcha del golazo solitario, aunque no olvidaron lo mejor de su discografía. De entre todo lo interpretado por el grupo hay que destacar el cruce sensual que han establecido con Rubén Blades en Vos sabés, el dramatismo de Desaparición y Condenaditos, y la recuperación de un viejo tema argentino de tintes ecologistas: La casa de los diez pinos. Pero lo mejor, sin lugar a dudas, estuvo en ese Matador, su máximo acierto y tema que ya ha pasado a la historia, y la preciosa Vasos vacíos, en la que, a falta de Celia Cruz, estuvo el público de Madrid para acompañar con su canto a Vicentico.

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