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La ministra Ferrero dice que Haider no habla por Viena

La ministra austriaca de Asuntos Exteriores, la conservadora Benita Ferrero-Waldner, intentó ayer reducir importancia al extremista Jörg Haider, restándole representatividad institucional. "Sólo el presidente, el canciller y la ministra de Asuntos Exteriores representan a la República. Lo que diga Haider no tiene importancia", declaró en una rueda de prensa en Bruselas. Ferrero-Waldner echó la culpa a los medios de comunicación por magnificar las palabras de a quien definió como "el jefe de un Gobierno de provincias", cerrando los ojos a la evidencia de que Jörg Haider es, además de jefe del Gobierno regional de Carintia, el líder del partido más votado de los que forman la coalición de Gobierno en Austria. Ferrero admitió que en algunos casos las palabras de los líderes regionales sí tienen trascendencia política, al menos en España. "Jordi Pujol sí es importante", declaró a este diario.

Haider ha suspendido su asistencia a la reunión del Comité de las Regiones de la UE en Bruselas, donde había sido declarado persona non grata por el Ayuntamiento. "No le he recomendado nada" a Haider, matizó la ministra a este diario.

La ministra pidió la retirada de las medidas de presión de sus socios europeos y se comprometió a "proseguir el proceso de integración europea en el espíritu de los tratados". Aunque lanzó una velada advertencia: "Continuaremos cooperando con ustedes a través de las instituciones de la Unión Europea de forma constructiva, pero eso sólo se puede conseguir si Austria puede participar de forma plena, también en el futuro, con la 'normalidad habitual', de los asuntos de la UE, no sólo aquí en Bruselas, sino también en las capitales de nuestros socios de la Unión Europea".

Moderación de gestos

Los Catorce moderaron ayer sus gestos de hostilidad a Austria. Se limitaron a ausentarse durante los cinco minutos previos al Consejo en los que las cámaras de televisión pueden grabar los saludos de bienvenida que los ministros se dispensan unos a otros. Sólo estaban allí el portugués Jaime Gama, presidente en ejercicio; el italiano Lamberto Dini, y los embajadores. También la ministra Ferrero-Waldner prefirió esperar en la antecámara para que nadie filmara el feo de sus colegas.

Durante el almuerzo, la ministra defendió sus posiciones "con la declaración habitual", en descripción del presidente Gama. Le contestó en nombre de los Catorce el ministro belga, Louis Michel, en un tono nada rutinario. "Cuando un Estado toma un camino contrario a los principios y valores humanistas, decírselo no significa inmiscuirse en sus asuntos internos, porque esos asuntos, hoy en día, ya no son una cuestión puramente interna", le espetó.

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