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Celorio novela las ideas de un borracho en las cantinas mexicanas

El escritor sitúa la capital federal como un personaje de la obra

Amelia Castilla

Gonzalo Celorio (Ciudad de México, 1948) es de los que creen que conocer los bajos fondos de una ciudad supone adentrarse en "las potencias oscuras del alma". Sostiene Celorio que lo más profundo de las urbes "está menos expuesto a la censura y los hombres son más espontáneos". Y retiemble en sus centros la tierra (Tusquets), su nueva novela, narra "el vía crucis alcohólico" de un catedrático de Literatura por las cantinas de México DF.

La degradación del centro histórico de la capital y la del protagonista de la novela, cuyo título reproduce una estrofa del himno mexicano, caminan juntas. "Hay una relación muy estrecha entre el personaje y la ciudad por la que transcurre", asegura el escritor. "Todo el hedonismo del personaje, amante de la arquitectura, de la literatura y de la buena mesa regada con mejores vinos, se corresponde con una ciudad que se presenta magnificada con sus calles opulentas y edificios espléndidos hasta que la ingesta alcohólica excesiva le lleva a introducirse en calles cada vez más atroces y la ciudad que se presenta está tan degradada como el personaje".No es la primera vez que Celorio escribe sobre su ciudad, pero, como novedad narrativa respecto a otros trabajos, en esta ocasión la capital mexicana se convierte en personaje: "Tan protagonista es Juan Manuel Barrientos como las calles por donde camina, hasta que llegan a fusionarse en un sólo personaje".

La novela ha tenido una estupenda acogida por parte de la crítica de su país. Y retiemble en sus centros la tierra ha sido comparada -"ésa es una comparación hiperbólica"- con Bajo el volcán, pero Celorio comenta que en ningún momento, durante el proceso de escritura de la novela, se sintió presionado por la sombra de Malcolm Lowry. "Bajo el volcán está redactada en primera persona bajo los efectos del alcohol y se hace comprensible para un lector sobrio. Para mi novela he utilizado un recurso narrativo que es la alternancia entre la segunda y la tercera personas, en las que se combinan la embriaguez y la conciencia sobria", aclara Celorio.

El autor de Amor propio ha aprovechado su paso por Madrid y Barcelona -para la promoción de la novela- para visitar algunos de los locales más emblemáticos de las dos ciudades. Le gusta, sobre todo, la capacidad de los españoles para cambiar de bar, frente a la costumbre mexicana de permanecer horas y horas en el mismo local. Tiene aspecto de profesor de literatura.

Su atuendo, chaqueta azul sobre pantalón gris y corbata, y el pelo completamente encanecido, contribuye en buena medida a potenciar su imagen. Los alumnos de Celorio en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital mexicana han bautizado ya como "la ruta celoriana" el paso por algunas de las estaciones identificables del vía crucis alcohólico del protagonista de la novela. Se trata, confirma el propio autor entre risas, de hacer la ruta para ver hasta dónde aguantan.

Celorio compagina la docencia y la literatura con su trabajo como miembro de la Real Academia Mexicana. Antes de pertenecer a esa institución de tanta tradición, Celorio sostenía que mantenía una relación de amante con la lengua, pero desde que está en la Academia confiesa que ha convertido su relación en matrimonio. "El escritor y la Academia están en los extremos de la movilidad lingüística. "Pertenecer a una institución que tiene una función conservadora no tiene nada que ver con el hecho que uno se dedique a renovar el lenguaje".

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