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El obispo José Sánchez reconoce en Roma que "los valores cristianos han perdido vigor en España"

La cultura que se desarrolla en la Europa de este fin de milenio "no corresponde a las raíces cristianas de este continente" y se palpa de forma igualmente aguda en países como España y Portugal, de profunda tradición católica. El síntoma de lo que el obispo de Sigüenza, José Sánchez, llamó ayer en Roma la "pérdida de vigor de los valores cristianos" es la caída de las vocaciones, un problema capital para la Iglesia porque "el papel de los laicos comprometidos es muy importante, pero no basta. Es necesario que estas personas sean formadas por los sacerdotes".José Sánchez, ex portavoz de la Conferencia Episcopal Española, resumió ayer ante representantes de la prensa española los aspectos esenciales del trabajo que desarrolla el grupo de obispos españoles y portugueses que participan en el Sínodo de obispos para Europa, en el Vaticano. Son 21 los padres sinodales, expertos y prelados agregados que integran este grupo lingüístico y, aunque coinciden en el diagnóstico, son menos unánimes en el tratamiento de esta "enfermedad europea" del cristianismo.

Sánchez reconoce que los males agudos de Europa, que ha dejado de creer en Jesucristo para alabar al dios dinero, males ya descritos por el relator del Sínodo, el cardenal Rouco Varela, afectan también a España. "Las fiestas religiosas se viven si cabe con más entusiasmo, pero ese interés no impregna la fe ni la vida social", dijo.

En la actual fase del Sínodo, que se clausurará el 23 de octubre, los diferentes grupos lingüísticos proceden al análisis de cada una de las 17 preguntas que dejó planteadas el cardenal Rouco, al hacer su exposición general. Son preguntas que encierran un desafío para la Iglesia de fin de milenio, asentada en América, en plena expansión en África y Asia, pero en fase de decadencia en Europa. "La pregunta esencial es cuál debe ser la aportación que la Iglesia puede hacer a esta Europa de hoy y a la del futuro", resumió el obispo de Sigüenza. La respuesta es simple: "Ofrecemos a Jesucristo. Pero eso ¿cómo se concreta?", se respondió en voz alta el obispo. Por supuesto, subrayó José Sánchez, "la Iglesia no se plantea esta cuestión esencial desde un plano superior. Antes que maestra es discípula".

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