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Las compañías anulan el 90% de los vuelos internos de Argentina

Argentina está prácticamente sin tráfico aéreo interno desde primera hora de la mañana de ayer, tras la decisión de las siete mayores compañías de suspender todos sus vuelos programados con salida y llegada en Buenos Aires. La medida afecta al 90% del tráfico -20.000 personas no podrán volar este fin de semana- y es un intento de las compañías de presionar para lograr la reapertura del aeropuerto de vuelos domésticos aeroparque Jorge Newbery, cerrado desde el martes por la noche tras el accidente de un Boeing 737 de la compañía LAPA, que causó más de 70 muertos. El juez encargado del caso, Gustavo Literas, mantiene su decisión de cerrar las instalaciones del aeroparque para no destruir las pruebas que pudieran ayudar a esclarecer las causas de la catástrofe y ha acusado a la Fuerza Aérea argentina de no colaborar con la justicia. A las presiones de empresarios y sindicatos se oponen quienes consideran que el aeropuerto de vuelos domésticos no reúne las condiciones de seguridad requeridas, habida cuenta de la proximidad de núcleos habitados y rutas viales. El propio presidente, Carlos Menem, ha advertido de los riesgos que entraña el aeroparque. El problema es que a corto plazo no hay alternativa posible.

El aeropuerto internacional de Ezeiza, al que se han derivado buena parte de los vuelos domésticos, no tiene capacidad para engullir todo el tráfico aéreo de Argentina mientras no se proceda a su ampliación. Desde el martes, Ezeiza es un auténtico caos por la multiplicación de vuelos. Las colas de pasajeros duran horas y las escenas de nerviosismo se suceden ante los retrasos de horas y cancelaciones de vuelos.

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