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ASTROFÍSICA - RADIACIONES DE ALTA ENERGÍA

El telescopio gigante VLT fotografía una erupción de rayos gamma

Misteriosas erupciones de rayos gamma se han detectado por millares en el cielo, algunas incluso se han podido localizar con precisión y observar inmediatamente después de registrarse. Pero uno de estos estallidos, que se produjo el pasado 10 de mayo en el cielo del hemisferio Sur, contó con un elemento nuevo: uno de los telescopios gigantes VLT (el Antu), recién estrenado por los científicos, ha podido captar la luz remanente sólo 14 horas después de registrarse el estallido.Este gran instrumento de observación instalado en Chile, con su espejo principal de 8,2 metros de diámetro, ha permitido no sólo obtener fotografías de gran calidad del fenómeno, sino también analizar la luz residual de la erupción -una de las más energéticas registradas hasta la fecha- y determinar que se produjo a una distancia de 7.000 millones de años luz.

La alerta del estallido de rayos gamma, llamado GRB990510, y su localización exacta en el cielo vino de los satélites Copmton y BeppoSAX, especializados en esta tarea. Después entró en funcionamento la red internacional de astrónomos lista para seguir estos fenómenos y apuntar cuanto antes hacia ellos los telescopios ópticos, con el fin de observar la luz remanente, que decae rápidamente. Nadie sabe qué procesos desencadenan estos fenómenos, y se proponen diferentes hipótesis, como la presentada ayer, en un simposio del Instituto Cientifico del Telescopio Espacial (en Baltimore, EEUU), por un astrofísico que sugirió que un estallido de rayos gamma podría preceder a la formación de un agujero negro.

El estallido del 10 de mayo duró menos de 100 segundos y debió emitir tanta energía como la emisión óptica de toda la Vía Láctea en 30 años, suponiendo que estos estallidos radien uniformemente en todas las direcciones y no en un haz, como creen algunos científicos. La hipótesis del haz tiene la ventaja de que los estallidos no serían tan inimaginablemente energéticos.

El holandés Paul Vreeswijk fue el primero en anunciar que había identificado, con un telescopio sudafricano, una fuente luminosa en el cielo asociada a GRB990510, en la constelación del Camaleón, a diez grados del polo Sur celeste. Habían pasado menos de nueve horas desde que se registró el estallido de rayos gamma. Los astrónomos apuntaron varios telescopios del hemisferio austral, entre ellos el gigante Antu, que empezó a tomar datos de la fuente luminosa asociada al estallido 14 horas después de registrarse. En apenas dos días, el brillo del objeto óptico asociado empezó a decrecer rápidamente.

Con el Antu, los astrofísicos han logrado medir, por primera vez, la polarización de la luz en el resplandor óptico de un estallido de rayos gamma, lo que indica que al menos parte de la luz es emitida por electrones que giran en espiral a lo largo de fuertes campos magnéticos, según ha informado el Observatorio Europeo Austral (ESO), organización a la que pertenecen los VLT, en el observatorio de Cerro Paranal.

Con la cámara óptica de Antu, se han hecho también espectros detallados de luz, lo que permite calcular su distancia. La estimación de 7.000 millones de años luz supone que GRB990510 corresponde al universo cuando tenía la mitad de edad que ahora, según el modelo estándar del Big Bang. Los especialistas están analizando la ingente cantidad de datos tomados de GRB990510 y su evolución.

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