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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los refugiados

ACNUR denuncia que el régimen de Belgrado acelera la expulsión sistemática de kosovares

Yolanda Monge

Barrio por barrio y casa por casa. De forma "sistemática y organizada", el régimen de Belgrado estaría acelerando la limpieza étnica y expulsando a los últimos albanokosovares que todavía permanecen en la región, según manifestó ayer el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Skopje. La última oleada de deportados, que ha arrojado sobre Macedonia en los últimos tres días a más de 22.000 personas, supondría un intento final por parte de Slobodan Milosevic de completar el mayor éxodo humano registrado en Europa desde la IIGuerra Mundial. Todavía en territorio kosovar, miles de refugiados esperaban ansiosos a última hora de la tarde de ayer a que las autoridades serbias les franqueasen el paso. Una barrera bajada hacía suponer, no sin cierta ironía, que Belgrado había decidido cerrar sus fronteras.

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"La gente que llega a la frontera de Blace [norte de Skopje] es de una amplia zona del este de Kosovo y esto sólo lo puede explicar una expulsión perfectamente organizada y planificada", afirmó el portavoz de ACNUR, Ron Redmond. "No puede obedecer a ninguna otra razón", prosiguió el portavoz, "porque al fin y al cabo la gente llega en autobuses y trenes facilitados por las autoridades de Belgrado". En Pristina, para poder ocupar una plaza con destino a Macedonia en uno de esos autobuses, especialmente fletados para los deportados y que hay días que han sobrepasado la docena, los albanokosovares son obligados a pagar entre 10 y 25 dólares (1.500 y 4.000 pesetas). Ante tales evidencias, Redmond añadió que "cualquiera podría darse cuenta de que eso es una operación comercial que necesita cierta planificación"."Al mirar a las personas que alcanzan la frontera se comprueba desde hace varios días que han tenido que ser expulsados a la fuerza porque de otra manera no hubieran abandonado jamás sus casas", continuó el portavoz de la organización de la ONU. "Minuto a minuto, durante los días pasados, estamos viendo llegar a ancianos en lamentables condiciones físicas y de salud y a mujeres en avanzado estado de gestación que nunca se hubieran arriesgado a tal viaje", puntualizó. "Las fuerzas serbias están limpiando barrios enteros en todo el este de la región. Hombres, mujeres, niños, hasta los más viejos, huyen despavoridos incluso antes de que los paramilitares toquen a su puerta. Saben que tarde o temprano vendrán a por ellos porque han visto arder las casas en el barrio de al lado", relató Redmond. Avalancha sobre Macedonia

Esos 23.000 deportados, fruto de la política en Kosovo del presidente Milosevic, han elevado hasta casi el cuarto de millón el número de refugiados en la diminuta República de Macedonia. De esa cifra, más de 96.000 personas se aglomeran en los campos de deportados. Ante tal avalancha humana, que roza las oleadas de albanokosovares que alcanzaron la frontera macedonia a principios de mes, ACNUR volvió ayer a dar la voz de alarma aun a riesgo de parecer repetitivo: "No queda más espacio, si el flujo continúa y, como preveemos, recibimos entre 8.000 y 10.000 personas cada día, nos enfrentaremos a una grave crisis debido a la saturación de los campos de acogida", manifestó el portavoz.

El hacinamiento y las precarias condiciones de vida que acarrearían la sobresaturación harían, "sin duda alguna", que creciese la tensión dentro de los campos de deportados. "Tenemos que acelerar la evacuación a terceros países", reclamó Redmond, a la vez que se mostró decepcionado por la escasísima acogida que ha despertado entre los refugiados la lista para partir a la vecina Albania.

Una única persona ocupaba todo un autobús el lunes. Siguiendo su ejemplo, menos de 300 albanokosovares se han sentido atraídos por ese destino y han abandonado la saturada pero segura Macedonia. "Nos han contado que en Albania trasladan a los refugiados de un lugar a otro porque hay bombas", dijo Bedrije Tairi, una mujer que aseguró que sólo quería poder dormir sin escuchar bombardeos. Y es que de guerra saben ya bastante.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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