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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los bombardeos

"Muchos cuerpos han sido volados a pedazos"

Testigos de la matanza y médicos del hospital relatan la pesadilla de Korisa.

Los cuerpos carbonizados yacen junto a tractores y carretas destripadas. El espectáculo en Korisa, un pueblecito cercano a Prizren, en el sur de Kosovo, es dantesco. Las autoridades serbias sostienen que éstas son las víctimas de un nuevo error de los aviones de la OTAN que, en la noche del jueves, bombardearon a un grupo de 700 refugiados causando la muerte de más de 100. Eran dos columnas de civiles kosovares de origen albanés que acababan de emerger de los bosques cercanos tras 10 días de andar escondidos. Optaron por hacer noche en Korisa, junto a la carretera, para dormir en sus carricoches y aguardar al alba para marchar hacia el puesto fronterizo de Morina, en el norte de Albania. Estaban a menos de 40 kilómetros de su meta. "Decidimos pasar aquí la noche. Cerca de media noche, ellos nos bombardearon desde sus aviones por tres veces. Fue un horror", asegura Dostan Rexhaj, de 49 años, vecino de Lodje Zekaj, una zona que pertenece a la aldea de Korisa. "Mucha gente comenzó a arder en seguida. Cuando corrió la noticia de que habíamos sido bombardeados, la policía [especial serbia] apareció y se llevó a los heridos al hospital de Prizren", dice. "Aún no hemos podido recoger todos los cuerpos. Están diseminados por todo este lugar, en los campos, en las granjas. Han sido volados en pedazos. Estoy convencido de que más de 150 personas han muerto".Las mantas siguen colocadas sobre los tractores que escaparon al ataque. Nueve cuerpos están tirados en el lugar de la matanza. Aún despiden un hilo de humo. Otros 48 yacen en el depósito de cadáveres de Prizren. Muchos están destrozados. El suegro de Rexhaj, Hasan Ahmetaj, cree que en el ataque se emplearon seis misiles y que los muertos serán al final más de 200. "Muchos niños se quemaron vivos. No sé qué ha sucedido con mis dos hijos y con sus familias. Son siete nietos. El más joven sólo tiene un año y el mayor cumplirá 10 el próximo otoño. Me he quedado solo, como un águila de montaña, condenado a pasar aquí el resto de mis días".

Algunas de las 100 mujeres y niños y algunos de los más ancianos encontraron refugio en el sótano de una casa no muy alejada del lugar del bombardeo. Los niños gritan y lloran de hambre. Están petrificados por el miedo al escuchar el sonido de los aviones que surcan los cielos de Kosovo. Es viernes y mediodía. Apenas 12 horas después de la tragedia.

Spresa Rexhaj, de 21 años, musita entre sollozos que su marido y su hijito de siete meses han muerto. "Me que quedado sola en este mundo porque las bombas también acabaron con la vida de mis hermanos y de sus familias, igual que con la de mi padre, de 61 años". El doctor Dragan Softic, del hospital de Prizren, afirma que aquellos que se encuentran en el depósito de cadáveres fallecieron a la llegada. "No hemos podido aún recuperar los restos de los que perecieron en el acto. No hemos tenido tiempo de atenderles. Muchos de los supervivientes han recogido algunos de los cuerpos de sus familiares. Por eso soy incapaz de darles el número exacto de víctimas de esta matanza", dijo el médico ayer ante un grupo de periodistas.

"Todos los 61 que han sido ingresados aquí tienen heridas graves producidas por explosiones: fracturas en sus extreminades o en su espina dorsal, así como quemaduras de diversos grados en el cuerpo", asegura. "Más de 20 pacientes han sido operados, de los cuales siete han sufrido amputaciones de sus extremidades. Otros cinco se encuentran en estado crítico".

Ramadan Haziri y su nieto Valdon están fuera. "Mis cuatro hijos, sus mujeres e hijos han muerto en la pasada noche. Este chico, yo mismo y mi nuera, que ha resultado gravemente herida, hemos sobrevivido. Pero esto ya no es , así los doctores me acaban de comunicar que ella, Minira, ha fallecido hace unos minutos". Haziri prosigue con voz cansina: "Soy viejo y no sé quién dará de comer a este chico".

El Centro de Información serbio de Kosovo, con sede en Pristina, informó en la mañana de ayer que más de 100 personas habían muerto y que otras 50 habían sido heridas, pero advierten que la cifra final será mayor. Dostan Rexhaj sostiene que el grupo, dividido en dos columnas, estaba compuesto por 689 personas.

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Un policía de Prizren dijo a los periodistas que las tres bombas cayeron a las doce menos diez de la noche del jueves. Varias casas de la aldea de Korisa tienen los tejados dañados por la onda expansiva. Este área del sur de Kosovo, entre Prizren y Suva Reka, es una en las que los aviones de la OTAN han estado más activos. El pasado 14 de abril, en esa misma zona, entre las localidades de Djakova y Prizren, un avión A-10 de la OTAN confundió un convoy militar con una caravana de refugiados. La OTAN prometió una investigación y las autoridades serbias mostraron el lugar de la matanza a los periodistas acreditados en Belgrado. Aquel error, admitido después por la Alianza, costó la vida 75 kosovares. Pero Korisa es aún peor.

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