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De Jorge Borrow al pastor Monroy

Al famosísimo Jorge Borrow lo metieron en la cárcel de Madrid en 1838 por publicar y vender la Biblia en España sin notas a pie de página, y al actual presidente de la federación que representa a los 350.000 protestantes españoles, el pastor Juan Antonio Monroy, le pusieron una pistola en la frente por negarse a hincar sus rodillas en el suelo durante la misa y jura de bandera, todo en el mismo acto, a la que asistía como forzado militar del Ejército franquista. "Te arrodillas, Monroy, o te mato", le gritaba el sargento. El soldado Monroy no se arrodilló. Una y otra barbaridad son ya historia en la España democrática, pero los protestantes, los judíos y los islamicos (únicas religiones que tienen reconocido su carácter de "notorio arraigo" en España), y las otras creencias minoritarias insisten en el largo camino que hay que recorrer para que se pueda proclamar con verdad que en España se respeta el mandato constitucional de la libertad religiosa y de culto.

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"La transición ha podido llevarse a cabo gracias al pluralismo en el orden político y social, pero esa etapa no se puede dar por concluida mientras quede pendiente la asignatura importante de la transición religiosa", advierte Mariano Blázquez Burgo, representante de la federación que agrupa a los protestantes. El rosario de agravios es interminable, pero lo recita en positivo. Blázquez reconoce la hegemonía católica (menor de la que se presume: él mismo, protestante notorio, engruesa las listas de católicos por haber sido bautizado de recién nacido), y sus correligionarios no están dispuestos a aceptar que de la misma se deriven situaciones de prepotencia. En definitiva, exigen del Estado lo que el Estado prometió en la Constitución: igualdad de oportunidades, trato semejante, que se remuevan los obstáculos evidentes que dificultan la práctica de una religión minoritaria y que se termine con las terminologías inadecuadas en los medios de comunicación públicos, que les confunden muchas veces con sectas o proselitismos sospechosos. Los ejemplos que ponen sobre la mesa son evidentes y aterradores, o esperpénticos, pero los dirigentes protestantes ni siquiera han logrado que el director general de RTVE, Pío Cabanillas, (ni antes su predecesor) conteste a las peticiones de entrevista o acoja sus rectificaciones legales.

"Aunque suene a cosa rara, España no es un país fanático", escribió Jorge Borrow en el célebre libro La Biblia en España. Sus muchas tribulaciones pastorales muestran, a pesar de todo, excelentes historias de tolerancia, no en las leyes, sino en el espíritu de los españoles. Hoy la tolerancia es total en las leyes, pero los datos indican que deja mucho que desear en las costumbres y usos de algunas personas e instituciones.

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