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La drogadicción escolar se dispara ante el desconcierto de los expertos

El Observatorio Europeo avisa de una oleada de adictos de 13 años

ENVIADO ESPECIALEl donut, la cartera y una pastilla de droga de diseño. Los expertos están desconcertados. ¿Cómo luchar contra la drogadicción en chavales de 13 y 14 años, estudiantes que después de alucinar en colores durante el fin de semana vuelven a los deberes de lunes a viernes? Georges Estievenart, director del Observatorio Europeo de las Drogas, acaba de admitir -durante la presentación en Viena de su informe anual- el desconcierto general ante "un peligro de magnitud incalculable".

La misión del Observatorio no consiste en luchar contra las redes del narcotráfico -que para eso está la policía- ni en descubrir nuevos remedios contra la adicción y sus secuelas -labor de los científicos-, pero sí en confeccionar un retrato anual, lo más exacto posible, de realidades y tendencias. El objetivo: que los dirigentes europeos puedan decidir sus políticas antidroga según una base cierta, actualizada.Al margen de los datos más evidentes -se frenan las muertes por el sida, aumentan los destrozos de la hepatitis C y se dispara la producción europea de drogas sintéticas-, el tercer informe del Observatorio se detiene en la cada vez más temprana incorporación de los adolescentes a las drogas.

Por un lado, una nueva generación de jóvenes fumadores de heroína viene a suceder a los antiguos yonquis de jeringuilla compartida, exterminados por el sida y las sobredosis. Y por otro, y aquí viene el nuevo peligro del que habla el director del Observatorio, las drogas de diseño están entrando en la escuela a un ritmo alarmante, disfrazadas bajo la aventura que prometen las pastillas de colores.

"Y eso", explica el francés Estievenart, "trastoca todos nuestros planes anteriores: ahora no le estamos hablando a drogadictos adultos, normalmente separados por clases sociales -heroinómanos marginados, yuppies adictos a la cocaína-, sino a niños que pueden estar acercándose al mundo sórdido de las drogas como si fuera un juego más, espoleados por otros compañeros, y combinándolo con un consumo excesivo de alcohol".

Un rastro, además, que es mucho más difícil de seguir que el de las rutas habituales de la droga. Ni existen cárteles internacionales -las drogas de diseño pueden fabricarse en cualquier sitio, en la cocina de un domicilio particular- ni por ahora "clanes mafiosos y violentos" se han apoderado del negocio, según explica Georges Estievenart. Otro peligro añadido es el de la propia composición de las pastillas. "Ni sabemos en muchos casos lo que guardan dentro; veneno puro", agrega.

El informe, de 102 páginas, está cuajado de datos. Y entre todos, uno, el que se refiere a la cocaína y sus secuelas, le parece "muy misterioso" al experto Estievenart. "Cada año", explica, "se producen más aprehensiones de cocaína, lo que -junto a otros datos- nos hace pensar que su consumo, lejos de disminuir o estabilizarse, aumenta. Sin embargo, y aquí viene lo misterioso, son poquísimos los adictos que se reconocen como tales y piden ayuda profesional para salir del problema". "¿Será?", se pregunta el director del Observatorio con un deje de frustración, "¿porque estamos fracasando con nuestras campañas y la cocaína sigue estando bien vista?".

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